Los electores jóvenes están hartos de sus líderes (mucho) mayores

Kyle Holcoomb se ha quejado amargamente de Donald Trump, pero votará por él si es necesario. (Zack Wittman/The New York Times)
Kyle Holcoomb se ha quejado amargamente de Donald Trump, pero votará por él si es necesario. (Zack Wittman/The New York Times)

Alexandra Chadwick fue a las urnas en 2020 con el único objetivo de expulsar a Donald Trump. A sus 22 años, en su primera experiencia como votante, esta chica vio a Joe Biden más como salvaguardia que como una figura política inspiradora, como a alguien capaz de contener las acciones que amenazaban el acceso al aborto, el control de armas y la política climática.

Dos años después, la Corte Suprema ha erosionado las protecciones federales en estos tres temas, y la conclusión de Chadwick es que a Biden y a otros líderes demócratas les faltan la imaginación y la voluntad necesarias para contraatacar. El problema es la brecha generacional, que no le pareció tan importante en otro momento, pero que ahora le parece abismal.

“¿Cómo puedes dirigir con precisión a tu país si tu mente está atascada en una época que ya pasó hace 50, 60 o 70 años?”, cuestionó Chadwick, quien trabaja en servicios al cliente en Rialto, California, en referencia al gran número de líderes septuagenarios que dirigen su partido. “No es lo mismo, y las personas no son iguales, así que tus ideas antiguas ya no van a funcionar”.

Si bien hay electores de todas las edades que cuestionan el liderazgo político del país, el descontento de pocos grupos se percibe tan unánime como el de los jóvenes.

Una encuesta de The New York Times y Siena College reveló que solo el uno por ciento de los jóvenes entre 18 y 29 años aprueba decididamente la forma en que Biden hace su trabajo. No solo eso, sino que el 94 por ciento de los demócratas menores de 30 años afirman que quieren que otro candidato se postule dentro de dos años. De todos los grupos de edad, una mayor proporción de electores jóvenes dijo que no votarían por Biden ni por Trump en el supuesto de que se enfrentaran de nuevo en 2024.

Los números son una advertencia clara para los demócratas, que batallan para evitar una paliza en las elecciones intermedias de noviembre. Los jóvenes, que desde hace tiempo han sido la facción menos segura de la coalición del partido, marcharon a favor del control de armas, se congregaron para expresarse en contra de Trump y ayudaron a impulsar una oleada demócrata en las elecciones intermedias de 2018. Esos jóvenes todavía apoyan a los demócratas en temas que no dejan de ganar importancia.

Pero cuatro años después, muchos se perciben indiferentes y desanimados; solo un 32 por ciento de ellos afirma que está “casi seguro” de votar en noviembre, según la encuesta. Casi la mitad cree que su voto no marcó ninguna diferencia.

Ivan Chavez planea votar en noviembre, pero no sabe con certeza a quién apoyará. (Ramsay de Give/The New York Times)
Ivan Chavez planea votar en noviembre, pero no sabe con certeza a quién apoyará. (Ramsay de Give/The New York Times)

Algunas entrevistas con estos jóvenes revelan que las tensiones generacionales les causan frustración. Son electores que han alcanzado la edad adulta en un ambiente de enfrentamientos raciales, conflictos políticos, inflación elevada y una pandemia, y han tenido que recurrir a políticos que les triplican la edad en busca de ayuda.

Esos dirigentes mayores con frecuencia hablan de la defensa de las instituciones y la recuperación de normas, mientras que los electores jóvenes dicen estar más interesados en los resultados. Muchos comentaron que desean más cambios extensos, como un tercer partido viable y una nueva generación de líderes jóvenes. Señalan que ansían la implementación de medidas innovadoras para resolver los problemas que heredarán, en vez de volver a lo que funcionó en el pasado.

“Los miembros del Congreso, todos ellos, sin duda, han atravesado épocas muy traumáticas en su vida y de caos en el país”, explicó John Della Volpe, quien estudia las opiniones de los jóvenes en su calidad de director de encuestas en el Instituto de Política de la Escuela Harvard Kennedy. “Pero los miembros del Congreso también han visto a Estados Unidos en sus mejores épocas. En esos momentos nos unimos. Eso es algo que la generación Z no ha tenido”.

A sus 79 años, Biden es el presidente más viejo en la historia de Estados Unidos y uno de los muchos dirigentes del Partido Demócrata que rondan los ochenta años o ya son octogenarios. Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, tiene 82 años. El líder de la mayoría en la Cámara de Representantes, Steny Hoyer, tiene 83 años. Chuck Schumer, el líder de la mayoría en el Senado, de 71 años, es el bebé de la camada. Trump tiene 76 años.

En una repetición de las elecciones de 2020, Biden obtendría una delantera del 38 al 30 por ciento entre los jóvenes, pero el 22 por ciento de los electores de entre 18 y 29 años afirmaron que no votarían si esos candidatos fueran las opciones, por mucho la mayor proporción de entre los diferentes rangos de edad.

Denange Sanchez, estudiante de 20 años en el Eastern Florida State College, de Palm Bay, Florida, opina que Biden es “insulso” en sus promesas.

La madre de Sanchez es propietaria de una empresa de servicios domésticos de limpieza y se encarga de la mayor parte del trabajo de limpieza, con ayuda de Denange en lo posible. Toda su familia (incluida su madre, que padece una enfermedad del corazón y tiene un marcapasos) ha batallado con brotes de COVID-19 sin seguro médico. Incluso cuando estaba enferma, su madre estaba despierta a todas horas preparando remedios caseros, relató Sanchez.

“Todos decían que íbamos a acabar con este virus. Biden hizo esas promesas. Pero ahora ya nadie toma en serio la pandemia, aunque todavía nos está rondando. Es de lo más frustrante”, se quejó. Sanchez, que estudia medicina, también incluyó la eliminación de la deuda estudiantil en la lista de promesas que Biden no ha cumplido.

En contraste con los electores maduros, que en general identificaron a la economía como uno de sus principales intereses, para los votantes jóvenes solo es un tema más, relacionado en cierta medida con el aborto, el estado de la democracia estadounidense y las políticas aplicables a las armas.

Eso pone en un dilema a los candidatos demócratas de distritos contendidos, muchos de los cuales creen que su mensaje para las elecciones debería concentrarse casi por completo en la economía, pero eso podría costarles el grupo vigorizante de los jóvenes.

Tate Sutter, de 21 años, siente esa total falta de conexión. Originario de Auburn, California, e inscrito en el Middlebury College en Vermont, Sutter relató que cuando vio los fuegos artificiales del Cuatro de Julio sintió escalofríos por todo el cuerpo, pues pronto iniciará la temporada de incendios y el plan enérgico del gobierno federal para combatir el calentamiento global sigue estancado en el Congreso. Contó que no tenía ninguna duda de que podía ver un incendio incipiente en las colinas del sur.

“El clima es un tema muy importante en mi perspectiva política”, comentó, consternado porque los demócratas no hablan mucho del tema. “Es muy frustrante”.

Después de años de sentir que los políticos no se dirigen a personas como él, Juan Flores, de 23 años, dijo que ha decidido concentrar su atención en iniciativas locales sometidas a votación relacionadas con problemas como la indigencia o la falta de vivienda, pues considera que es más probable que tengan cierto impacto en su vida. Flores cursó estudios de análisis de datos, pero conduce un camión de entregas para Amazon en San José, California. En esa zona, el precio promedio de las casas supera el millón de dólares, por lo que es muy difícil (prácticamente imposible) que los residentes sobrevivan con un solo ingreso.

“Me parece que muchos políticos vienen de familias acomodadas”, mencionó. “La mayoría de ellos no comprende en realidad todo lo que vivimos la mayoría de los ciudadanos estadounidenses”.

La encuesta Times/Siena College descubrió que el 46 por ciento de los electores jóvenes prefieren que los demócratas controlen el Congreso, mientras que el 28 por ciento quiere que los republicanos lo hagan. Más de uno de cada cuatro jóvenes, el 26 por ciento, no sabe o no quiere decir qué partido prefiere que controle el Congreso.

Ivan Chavez, de 25 años y originario de Bernalillo, Nuevo México, externó que se identifica como independiente en parte porque ninguno de los partidos ha presentado argumentos convincentes para las personas de su edad. Le preocupan los asesinatos masivos, la crisis de salud mental que viven los jóvenes y el cambio climático.

Le gustaría que los candidatos del tercer partido recibieran más atención. Planea votar en noviembre, pero no sabe con certeza a quién apoyará.

“Creo que los demócratas tienen miedo de los republicanos en este momento, y los republicanos les tienen miedo a los demócratas”, aseveró. “No saben para dónde ir”.

© 2022 The New York Times Company