Elecciones en Turquía: golpeado por el resultado, el rival de Erdogan promete “luchar hasta el final” en el ballottage

Kemal Kilicdaroglu, el líder de 74 años del Partido Popular Republicano (CHP) de centroizquierda y pro-laico, habla en la sede del partido en Ankara, Turquía, el domingo 14 de mayo de 2023
Kemal Kilicdaroglu, el líder de 74 años del Partido Popular Republicano (CHP) de centroizquierda y pro-laico, habla en la sede del partido en Ankara, Turquía, el domingo 14 de mayo de 2023

ESTAMBUL.- La oposición turca tuvo este lunes un duro despertar tras conocer el resultado de unas elecciones que se presentaban como las más favorables para poner fin a más de dos décadas de hegemonía del presidente Recep Tayyip Erdogan. La Junta Electoral certificó que habrá una segunda vuelta el próximo 28 de mayo entre Erdogan, que recibió el 49.5% de los votos, y Kemal Kiliçdaroglu, líder de la coalición opositora, con casi el 45%. Además, el organismo también confirmó que el partido gobernante, el islamista AKP, junto con sus aliados del partido ultranacionalista MHP, tendrán la mayoría absoluta en el Parlamento.

El desasosiego era profundo entre los votantes de Kiliçdaroglu. “Estoy furiosa y deprimida. Formo parte de una minoría en este país”, confesó Gonul, una estudiante de doctorado de ideología laica.

Su estado de ánimo era parecido al que reinaba ayer en el búnker de la coalición opositora, a la que las encuestas habían augurado una victoria. Incrédulos y escépticos, varios líderes opositores, incluido el propio Kiliçdaroglu, comparecieron ante los medios el domingo por la noche para asegurar que los datos que ofrecía la agencia oficial de prensa estaban manipulados. Sin embargo, horas después, terminaron aceptando los resultados.

Por la tarde, Kiliçdaroglu difundió un video corto de unos diez segundos en el que intentaba infundir ánimos a sus alicaídos seguidores. “Yo estoy aquí. Ustedes están aquí. ¡Voy a luchar hasta el final!”, decía mientras golpeaba la mesa en tres ocasiones en un gesto algo impostado. Y es que Kiliçdaroglu dedicó su campaña a transmitir una imagen de hombre tranquilo y templado, en las antípodas del energético y bravucón Erdogan.

Entre los lamentos por la ocasión perdida, algunos activistas opositores se preguntaban si los resultados hubieran sido diferentes si el candidato hubiera sido el carismático alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, en lugar del veterano y gris Kiliçdaroglu. “Yo fui uno de los que dijo que él era el candidato erróneo porque no podía ganar”, escribió en su cuenta de Twitter el analista Can Okar. Imamoglu fue condenado el año pasado a dos años de cárcel por insultar a un juez en un proceso visto como motivado políticamente. El proceso está pendiente de la resolución de su apelación.

En cambio, el ambiente era de evidente satisfacción en el cuartel general en Ankara del partido gobernante, el islamista AKP. Ya en la madrugada del lunes, Erdogan salió al balcón y se dirigió a miles de simpatizantes que abarrotaban la calle con banderas turcas y del partido. “Si nuestra nación dice que haya segunda vuelta, con toda seguridad ganaremos en la segunda vuelta”, proclamó un Erdogan victorioso, que acusó a la oposición de haber intentado “manipular” a la nación con sus alegaciones de fraude.

El tercero

Uno de los ganadores de la noche electoral fue el ultranacionalista Sinan Ogan, el tercer candidato de las presidenciales y que obtuvo un valioso 5% de los votos. Si el exdiputado de 55 años, expresara públicamente su apoyo a Kiliçdaroglu, la oposición podría soñar con una remontada en la segunda vuelta. No obstante, no parece que este vaya a ser el caso.

Ogan ya le ha exigido públicamente a Kiliçdaroglu unas condiciones difícilmente aceptables a cambio de su respaldo: que rompa su alianza con el nacionalismo kurdo y expulse a los cuatro millones de refugiados sirios. Ambas cuestiones, el conflicto kurdo y la organización de un posible retorno forzado de los refugiados sirios, han sido dos temas centrales en la campaña, lo que ha dado alas a Ogan en las presidenciales y a las formaciones ultranacionalistas en las legislativas.

“Una de las sorpresas de la noche fue el buen resultado de los candidatos y partidos ultranacionalistas. Está claro que Turquía no es una excepción de una ola global que aupó a Trump y Bolsonaro”, sostiene el politólogo Berdihan Erdem. Además de Ogan, este fue el caso de la formación ultranacionalista MHP, estrecho aliado con Erdogan desde hace un lustro, que podría arrebatar la condición de tercera fuerza en el Parlamento a la coalición entre el HDP, el principal partido kurdo y varias pequeñas fuerzas de izquierda.

“Los resultados validaron la estrategia de Erdogan de utilizar cuestiones identitarias para retener a los votantes insatisfechos con la situación económica”, añade Erem. Mientras la oposición insistía en criticar la política económica de Erdogan, recordando que la inflación supera el 50%, el presidente prefería apelar al orgullo nacional inaugurando el primer auto eléctrico turco, o los avances de la industria militar del país.

Su final de campaña condensó en una acción el estilo que ha caracterizado toda la carrera de Erdogan. Cargado de simbolismo, se fue a rezar a la antigua catedral de Santa Sofía, convertida de nuevo en mezquita en 2020, un gesto que recordaba al que hacían los sultanes antes de una gran batalla. La oposición deberá diseñar apresuradamente una nueva estrategia de combate, ya que en la primera vuelta, la de Erdogan se reveló como la ganadora, siempre con la inestimable ayuda de un panorama mediático bajo su control.