Elecciones históricas en El Salvador. Bukele piensa que se consolida la democracia, otros ven el inicio de una dictadura
En un baño de masas, Nayib Bukele celebró con el pueblo salvadoreño, en la plaza frente a la Catedral de San Salvador, el triunfo en las elecciones presidenciales a las que se presentó este domingo violando la prohibición constitucional al postularse de forma consecutiva. El presidente hizo el anuncio de su victoria en las redes sociales, pese a que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) apenas comenzaba el conteo de los votos.
Hasta la medianoche, el sitio web del organismo rector de las elecciones estaba fuera de servicio. Los datos que los medios de comunicación habían compartido era el reporte de poco después de las 9 pm (hora salvadoreña), en donde se indicaba que se había procesado el 13.8% de las actas. En ese momento, Bukele contaba con 794,999 votos (82.88%), el partido de izquierda FMLN tenía 69,723 (7.27%) y la derechista Arena acumulaba 58,223 (6%).
Sin embargo, el mandatario se había proclamado ganador desde dos horas antes en la red social X, en donde convocó a sus seguidores a congregarse en la plaza central de la ciudad capital.
"De acuerdo a nuestros números, hemos ganado la elección presidencial con más del 85% de los votos y un mínimo de 58 de 60 diputados de la Asamblea", dijo Bukele en un mensaje en redes sociales. "El récord en toda la historia democrática del mundo", agregó.
En la atiborrada plaza, los seguidores de Bukele y militantes de Nuevas Ideas, partido fundado por el presidente, portaban camisetas con la imagen del mandatario. En medio de luces y fuegos artificiales, el jefe de Estado celebró su triunfo en unas elecciones históricas, las cuales quedarán en los registros como un evento en el que Bukele mancilló la Constitución y concentró el poder de todas las instituciones del Estado en sus manos, como afirman expertos.
Pero a juicio del mandatario, ahora es cuando surge una democracia plena en El Salvador.
"Claro que se pudo. 58 de 60 [diputados] como mínimo es posible que sea más. Sería la primera vez que en un país exista un partido único en un sistema plenamente democrático. Toda la oposición, junta, quedó pulverizada. El Salvador, este día, ha vuelto a hacer historia”, señaló Bukele en su mensaje desde el Palacio Nacional.
Mientras la gente celebraba en El Salvador, los seguidores de Bukele en Estados Unidos comenzaban a compartir fotos y videos de la reelección presidencial. De igual manera, los mensajes de felicitación se divulgaban desde diferentes lugares. Entre ellos, uno de los primeros fue el presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, al igual que el gobierno de México y el presidente del Congreso de Honduras, entre otros.
En toda la jornada, a pesar de la lluvia en el sur de California se contó con una enorme afluencia de electores en los tres centros de votación en Los Ángeles. Fue reportado que algunos "youtubers" en LA River Studio estaban intimidando a las personas para que votaran por el oficialismo. Entretanto, en Long Island (New York) se informó que los votantes que estaban en línea cuando cerró el centro no pudieron ejercer su derecho al voto.
Esos señalamientos recaen en el raquítico papel que ha desempeñado el TSE en este evento electoral. Pasada una hora después de la medianoche, en diferentes centros de votación de El Salvador habían miembros de las juntas receptoras de votos que tenían problemas para transmitir los resultados.
"Tengo mensajes de jefes de centro en todas partes que reportan que el sistema altera las cantidades [de votos] al llenar las actas", publicó en la red X Ramiro Navas, director de organización del partido Nuestro Tiempo.
A juicio de Ruth Eleonora López, consultora electoral y profesora de derecho electoral en la Universidad Centroamericana (UCA), en San Salvador, estos problemas se pudieron haber evitado.
López observó que en todo el proceso el TSE se mostró sumiso en su accionar. La experta cuestiona que ese organismo no pidió reformas a los proyectos de voto en el exterior ni a la reducción de diputados y alcaldías. Es decir que el árbitro de este evento electoral aceptó el cambio de reglas sin mostrar su independencia, y se sometió a todo lo que emanó de Casa Presidencial.
Los salvadoreños en Estados Unidos votaron por tercera vez en una elección presidencial. En el 2014 y 2019 el voto fue postal, en donde triunfaron Salvador Sánchez Cerén y Nayib Bukele, respectivamente. En los comicios de este domingo se implementó el voto electrónico y presencial. Asimismo, los electores votaron por primera vez por los miembros del Congreso.
En estas elecciones, a iniciativa de Bukele los votantes eligieron a 60 diputados, una reducción significativa ya que en los comicios del 2021 se votó por última vez por 84 parlamentarios. Asimismo, los salvadoreños en el exterior eligieron a los diputados de San Salvador, aunque hayan nacido en otro departamento. Una medida que, de acuerdo a López, buscaba golpear a la oposición e imponer un partido único o hegemónico.
"Hay una vulneración del proceso y una clara violación a la Constitución, y esto afecta directamente el resultado en cuanto a su credibilidad, porque debemos recordar que han modificado las reglas electorales", dijo la académica. “Cuando uno ve toda esa manipulación para producir un resultado, uno se cuestiona si realmente Bukele tiene todo el apoyo que dice tener”, razonó López.
Entre la oposición, las voces más críticas consideran que desde el 2021 este país centroamericano camina hacia una dictadura, poniendo como punto de partida la destitución ilegal de los magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia y el fiscal general, quienes fueron sustituidos por funcionarios afines al régimen de Bukele.
Sidney Blanco, exmagistrado de la Sala de lo Constitucional en el periodo 2009-2018, plantea que la reelección de Bukele es ilegal porque los magistrados que emitieron el fallo, en septiembre de 2021, en donde avalaron que el presidente podía postularse al cargo de forma consecutiva son “usurpadores de la función pública” porque en el nombramiento de ellos fue violada la Constitución.
“Ni su candidatura, ni su reelección, está respaldada por la Constitución. Vamos a estar gobernados por un presidente que ha violado la Constitución”, aseguró Blanco, quien fue juez durante 25 años hasta su retiro obligatorio en el 2021, detallando que en el 2014 un fallo de la Sala de lo Constitucional estableció que un expresidente debe esperar dos mandatos para la reelección, es decir 10 años, apegados al principio de alternabilidad. Al permitirse la reelección consecutiva se genera una alteración al sistema democrático, apuntó el jurista.
En cambio, el abogado y vicepresidente de El Salvador, Félix Ulloa, ha defendido hasta la saciedad que Bukele está apegado a la ley para lanzarse por un segundo mandato consecutivo. Y a su criterio, en declaraciones brindadas al New York Times, el actual gobierno no está desmantelando la democracia, sino que "la estamos sustituyendo por algo nuevo".
Al mismo tiempo, en entrevista con Univision, el vicemandatario fue cuestionado si éste sería el último mandato de Bukele como presidente.
"Tal como está la Constitución actualmente, sí", respondió.
Pero en la repregunta que hizo el periodista, Ulloa dejó abierto el escenario para que Bukele aspire a un tercer mandato. "En política no hay nada escrito en piedra. Todo es posible, siempre y cuando esté dentro de los parámetros de la Constitución y dentro de los lineamientos y principios democráticos", abundó el vicepresidente.
La última vez que un presidente fue reelecto en El Salvador ocurrió hace 85 años. Se trata del general Maximiliano Hernández Martínez, quien llegó al poder como vicepresidente el 1 de marzo de 1931, junto al presidente Arturo Araujo. Producto de un golpe de Estado, Hernández Martínez se convirtió en presidente en diciembre de 1931 y se quedó como mandatario hasta el 9 de mayo de 1944.
En 1935 se postuló a la presidencia y ganó las elecciones. Utilizando una Asamblea Constituyente fue reelecto en 1939 y 1944.
Héctor Lindo, profesor emérito de historia y estudios latinoamericanos en Fordham University (New York), afirma que Bukele está evocando el espíritu de Hernández Martínez y plantea que ambos tienen en común que han utilizado el control del poder legislativo para reelegirse. Asimismo, considera que los dos han elaborado el concepto del enemigo interno, en la década de 1930 fue la "amenaza comunista" y en la actualidad son las pandillas. Y el otro paralelo es el uso de las comunicaciones y la propaganda con mucha astucia.
"Se está regresando al patrón de las dictaduras personalistas del pasado que pensábamos habíamos superado; y al hablar de nuevas ideas no tiene sentido cuando lo que se está haciendo es evocar los principales elementos de estas dictaduras", valoró el académico salvadoreño. "En ese sentido el gobierno de Bukele ha sacado la delantera con un aparato propagandístico mucho más audaz, más ambicioso", agregó Lindo.
Desde que se convirtió en presidente, el 1 de junio de 2019, Bukele ha avanzado progresivamente en colocar a funcionarios de su confianza en las diferentes instituciones del Estado. Luego de estos comicios su partido asumirá casi todos los escaños en el Congreso y ampliará el control territorial con un mayor número de alcaldías.
"Antes de esta elección ya habíamos llegado a un Estado autoritario, lo que estamos viendo ahora es el último paso para consolidar la disminución del pluralismo político", indicó Raúl Moreno Campos, profesor de ciencias políticas de California State University Channel Islands.
"Para un país pequeño como El Salvador, la reducción del número de diputados y alcaldes significa una concentración más grande del poder", subrayó Moreno Campos.
Lo que preocupa ahora es qué hará Bukele con todo el poder, cuestionó Carolina Jiménez Sandoval, presidenta de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), advirtiendo que en El Salvador actualmente no hay contrapesos, tampoco hay vigilancia de la fiscalía de lo que hace el poder Ejecutivo y como prueba están las violaciones a los derechos humanos en las detenciones arbitrarias durante el Régimen de Excepción.
"El presidente Bukele sienta un mal precedente, no solo para Centroamérica, sino para toda la región", indicó Jiménez Sandoval. "La comunidad internacional no puede simplemente aceptar un líder por su popularidad, porque la popularidad no es un cheque en blanco para destruir los principios democráticos de ningún país".
Hasta las 8:20 am del lunes (hora de El Salvador), el TSE habia procesado el 70.25% de las actas. El partido Nuevas Ideas de Bukele acumulaba 1,662,313 votos, mientras que el izquierdista FMLN 139,025 y el derechista Arena 122,926.
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Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.