Elecciones en Estados Unidos: una pelea voto a voto por el control del Congreso mantiene en vilo al país

Elecciones en EE.UU. ; Ron DeSantis; Abigail Spanberger; mundo
Los partidarios del candidato republicano a gobernador de Florida, Ron DeSantis, aplauden mientras ven los resultados en vivo durante una fiesta de la noche de las elecciones en el Centro de Convenciones de Tampa, Florida, el 8 de noviembre de 2022 - Créditos: @GIORGIO VIERA

WASHINGTON.- Al final, no hubo “ola roja”. En una de las elecciones legislativas más reñidas de las últimas décadas en Estados Unidos, el Partido Republicano se encaminaba a recuperar la Cámara de Representantes del Congreso, pero sin lograr una victoria arrasadora sobre el Partido Demócrata, y el Senado quedaba partido en dos, a la espera de una segunda vuelta, en el estado de Georgia, que definiera qué partido conseguía la mayoría, tal como ocurrió hace dos años.

Dividido, y envuelto en una fuerte crispación política, Estados Unidos siguió minuto a minuto el cierre de un tenso y lento escrutinio luego de unas elecciones de medio término en las que se definía el control del Congreso y el rumbo del país, pero también se comenzaba a trazar el camino hacia la próxima disputa por la Casa Blanca, en 2024, que promete consumir al país durante los próximos dos años.

Más de 114 millones de estadounidenses votaron en todo el país, una tasa de participación cercana al 48%, que quedó apenas por debajo de la elección legislativa de 2018, según cifras de US Elections Project. El presidente, Joe Biden, había dicho que esta elección era “la más importante de nuestras vidas”. Ayer, Biden terminó celebrando una derrota con sabor a victoria. Con el avance del escrutinio, que mostró un resultado un resultado mucho mejor al que esperaban todos para los demócratas –el equipo de Biden, todo el arco político, los medios y los expertos–, Biden ofreció una conferencia de prensa en la Casa Blanca, la primera desde principios de año. Se mostró relajado, reafirmó el rumbo, dijo que tiene intenciones de buscar la presidencia –aunque prometió revelar su decisión el año próximo– y dijo que los demócratas habían tenido una “noche sólida”.

“Ayer tuvimos elecciones. Creo que fue un buen día para la democracia. Y creo que fue un buen día para Estados Unidos”, arrancó Biden, parado detrás del atril frente a un malón de periodistas y camarógrafos “Aunque la prensa y los expertos predijeron una ola roja gigante, no sucedió”, dijo.

Los demócratas, alarmados por la omnipresencia de Donald Trump en la campaña, la nueva camada de candidatos que cuestionaron las elecciones y el giro conservador de la Corte Suprema, que revocó la protección constitucional al derecho al aborto, se movieron para retener el control del Congreso, pese a que se enfrentaban a una marcada cuesta arriba por el deterioro de la economía y la inflación más alta de las últimas cuatro décadas. Más energizados, los republicanos fueron en busca de una “ola roja” que brindara un contundente rechazo a la gestión de Biden, y les permitiera recuperar la Cámara de Representantes y el Senado, además de alzarse con un puñado de gobernaciones en estados claves para las elecciones presidenciales.

Pero con el correr de las horas el sueño del Partido Republicano de una “ola roja” que le asestara una dura derrota al oficialismo y brindara un claro mandato del electorado en contra de la gestión de Biden comenzó a esfumarse. Aliviados, Biden y los demócratas terminaron celebrando con un puño cerrado una derrota ajustada, aun cuando todo indica que perderán poder.

“Nunca subestimen cuánto se subestima al equipo Biden”, tuiteó este miércoles por la mañana el jefe de Gabinete de Biden, Ron Klain, en una muestra del clima de alivio en el que amaneció la Casa Blanca.

Los republicanos confiaban en que el deterioro de la economía, la inflación, que se encuentra en un pico para los últimos 40 años, y la baja popularidad de Biden les brindarían el impulso necesario para conseguir un triunfo histórico. Biden y los demócratas habían ofrecido un mensaje errático durante la campaña, enfocado, primero, en la lucha por la legalización del aborto, y luego en las advertencias por la salud de la democracia. La presencia de una nueva camada de candidatos “negacionistas” impulsados por Trump –quien no parecía haber tenido una buena noche– que desparramaron críticas al sistema electoral y pusieron en duda el triunfo de Biden hace dos años terminó beneficiando al oficialismo, al dañar a los republicanos en algunas carreras claves.

“Si bien en cierto modo las elecciones de ayer fueron algo decepcionantes, desde mi punto de vista personal fue una gran victoria”, reconoció Trump en su red social, Truth Social.

Demoras en el escrutinio

La tensión que caracterizó a la campaña seguía durante el recuento final de votos. Tal como ocurrió en 2020, el escrutinio en todo el país demandaba más tiempo del habitual y Estados Unidos todavía esperaba esta mañana una definición sobre el Congreso. La demora prolongaba la tensión y la expectativa, pero también dejaba terreno fértil para las lecturas políticas y la proliferación de desinformación, quejas y reclamos, y denuncias infundadas y teorías conspirativas sobre fraudes masivos, que han proliferado desde el Partido Republicano bajo el liderazgo de Trump. En Estados Unidos, el sistema electoral está descentralizado. Cada estado regula sus elecciones, y el gobierno federal no anuncia el resultado, como ocurre en otras naciones. Ante esa realidad, los medios proyectan ganadores antes mientras avanza el escrutinio.

Elecciones en EE.UU. ; Ron DeSantis; Abigail Spanberger; mundo
Ron DeSantis celebra su victoria en Florida - Créditos: @GIORGIO VIERA

Algunas disputas que los medios daban por terminadas daban indicios sobre el clima electoral en el país. En New Hampshire, en una de las contiendas más decisivas para el control del Senado, la demócrata Maggie Hassan terminó imponiéndose a Don Bolduc, un candidato que diseminó teorías conspirativas sobre el triunfo de Biden y las vacunas contra el coronavirus. Algo similar ocurrió en Arizona, donde el senador demócrata Mark Kelly logró retener su banca ante el republicano Blake Masters, quien dijo abiertamente que creía que Trump ganó en 2020. Al menos 30 candidatos republicanos “negacionistas” para una banca en la Cámara de Representantes habían sido derrotados, y al menos otros 20 se encaminaban a ser derrotados, según un conteo del Washington Post. Pero otros 143 candidatos lograban imponerse para ocupar una banca en la Cámara baja del Capitolio.

Con los triunfos provisorios de los demócratas en la pelea por el Senado en New Hampshire, Arizona y Pensilvania, y un recuento que favorecía a los republicanos en Nevada, Wisconsin y Carolina del Norte, el control del Senado parecía depender, como en 2020, del desenlace en Georgia. La elección a senador en Georgia irá a una segunda vuelta en diciembre, ya que ninguno de los candidatos lograba superar el 50 por ciento de los votos.

Las elecciones para gobernador dejaron un ganador saliente: el gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien arrasó, logró su reelección, y quedó muy bien posicionado para disputarle el liderazgo del Partido Republicano y la nominación presidencial a Trump para 2024.