Elecciones en EE.UU.: Biden y Trump acuerdan debatir en junio y en septiembre con reglas propias

En esta foto combinada, el presidente Joe Biden habla el 2 de mayo de 2024, en Wilmington, Carolina del Norte, izquierda, y el expresidente Donald Trump, habla en un mitin de campaña, el 1 de mayo de 2024, en Waukesha, Wisconsin. (Foto AP)
En esta foto combinada, el presidente Joe Biden habla el 2 de mayo de 2024, en Wilmington, Carolina del Norte, izquierda, y el expresidente Donald Trump, habla en un mitin de campaña, el 1 de mayo de 2024, en Waukesha, Wisconsin. (Foto AP) - Créditos: @Alex Brandon

WASHINGTON.- La elección presidencial en Estados Unidos ya ofrece este año varios aditivos que la distinguen de todas las anteriores –una revancha, los dos candidatos más viejos de la historia, uno de ellos con cuatro causas judiciales, incluida una por atentar contra la democracia– y ahora sumó una nueva: el presidente, Joe Biden, y su rival, Donald Trump, acordaron debatir antes de lo previsto, y con reglas propias, pasando por alto a la Comisión de Debates Presidenciales, que organiza los duelos entre los candidatos desde 1988.

Biden y Trump debatirán por primera vez en la campaña el próximo 27 de junio, en la sede de la cadena CNN en Atlanta, Georgia, y luego volverán a enfrentarse el 10 de septiembre, en la cadena ABC.

Las dos citas se anunciaron luego de que la campaña de Biden envió una carta a la Comisión de Debates Presidenciales para notificar la decisión del presidente de no participar en los tres debates previstos para septiembre y octubre, un quiebre con la tradición política por parte de Biden, que ha hecho del respeto a las instituciones y las reglas uno de los sellos de su marca política. Sin embargo, Biden y su equipo prefirieron esta vez saltearse a la Comisión y fijar sus propias fechas y reglas: dos debates, sin público, sin otros candidatos, y sin interrupciones, el rasgo saliente de los debates hace cuatro años.

“Donald Trump perdió dos debates conmigo en 2020. Desde entonces, no se ha presentado a ningún debate. Ahora actúa como si quisiera debatir conmigo otra vez. Bueno, alegráme el día, amigo”, desafió Biden en un video publicado en sus redes. “Escuché que estás libre los miércoles”, aguijoneó, una referencia al juicio de Trump en Nueva York, que no tiene audiencia en el tribunal los miércoles, sábados y domingos.

A la par del video de Biden, el New York Times difundió una carta enviada por la presidenta de su campaña, Jennifer O’Malley Dillon, a la Comisión que organiza los debates en cada campaña presidencial, y que este año, por primera vez desde 1988, fue dejada de lado.

“Debe haber límites de tiempo firmes para las respuestas y turnos alternos para hablar, de modo que el tiempo se divida equitativamente y tengamos un intercambio de opiniones, no un espectáculo de interrupción mutua”, exigió O’Malley Dillon en esa carta.

Tras la difusión de la carta y el video de Biden, las noticias comenzaron a caer como un dominó: Trump aceptó el reto de inmediato a través de un mensaje publicado en su red social, Truth Social, la cadena CNN anunció luego la primera cita, para el 27 de junio, y Biden dijo después que había “recibido y aceptado” otra invitación de la cadena ABC para debatir el 10 de septiembre. Y el expresidente republicano luego confirmó su participación en ambos debates. Su campaña, además, le envió un memo a la campaña de Biden proponiendo otros dos debates más, en julio y en septiembre.

“Corrupto Joe Biden es el PEOR [político en un debate] al que me he enfrentado. ¡No puede poner dos oraciones juntas! Corrupto es también el PEOR presidente de la historia de Estados Unidos, por lejos. Es hora de un debate para que pueda explicar al pueblo estadounidense su altamente destructiva política de fronteras abiertas, sus nuevos y ridículos mandatos de vehículos eléctricos, una inflación aplastante, altos impuestos y su política exterior realmente DÉBIL, que está permitiendo al mundo ‘Prenderse fuego’”, escribió el magnate.

Estoy listo y dispuesto a debatir con Corrupto Joe en los dos momentos propuestos en junio y septiembre. Recomiendo encarecidamente más de dos debates y, para generar emoción, un lugar muy grande, aunque supuestamente Biden tiene miedo a las multitudes, y eso es sólo porque no las entiende. Sólo dime cuándo, estaré allí. ‘¡¡¡Preparémonos para la pelea!!!’”, cerró.

El nuevo calendario propuesto por la campaña de Biden para los debates marca un quiebre con la historia reciente de las campañas presidenciales. Hay que retroceder hasta el año 2000, cuando George W. Bush intentó esquivar el formato y las fechas de la Comisión, pero finalmente decidió atenerse al calendario oficial para su duelos con Al Gore.

El expresidente Donald Trump camina para hablar con los medios de comunicación luego de salir del tribunal penal de Manhattan, en Nueva York, el lunes 13 de mayo de 2024. (Spencer Platt/Pool Photo vía AP)
El expresidente Donald Trump camina para hablar con los medios de comunicación luego de salir del tribunal penal de Manhattan, en Nueva York, el lunes 13 de mayo de 2024. (Spencer Platt/Pool Photo vía AP) - Créditos: @Spencer Platt

La decisión de Biden de pasar por alto a la Comisión de Debates Presidenciales y acordar directamente con la campaña de Trump y las cadenas las reglas para los debates da pie para varias lecturas. La carta de O’Malley Dillon sugiere que la campaña de Biden realmente quería evitar una repetición de los debates de hace cuatro años, un espectáculo de interrupciones con poca sustancia política. Pero el cambio en el calendario sugiere también que Biden y su equipo ven una oportunidad en debatir antes de lo previsto, ya sea porque confían en que Biden saque ventajas, o porque temen un eventual traspié, y quieren tener tiempo suficiente para subsanarlo antes de la elección del 5 de noviembre.

Más allá de las lecturas, la confirmación de las dos fechas, y, sobre todo, el primer debate en junio, antes de las convenciones partidarias, acelerará los tiempos de una campaña presidencial que por momentos parecía avanzar en piloto automático hacia un final que promete ser no apto para cardíacos.