Elecciones en Bolivia: la campaña destapa las fisuras del modelo económico de Evo

Cuando falta una semana para las elecciones generales en Bolivia, un tema casi ausente del debate político en los últimos años se convirtió en una de las cuestiones fundamentales. El llamado "milagro económico" de la gestión de Evo Morales (2006-2019) muestra fisuras cada vez más serias en todas las áreas.

Un caso sirve de ejemplo. En la ciudad de Ivirgarzama, departamento de Cochabamba, se alza una obra imponente, el estadio de fútbol "Evo Morales Ayma I", inaugurado en 2011, con capacidad para 40.000 personas en una ciudad de 40.000 habitantes. O sea, toda la población de Ivirgarzama, incluyendo bebés y ancianos, debería ir al estadio al mismo tiempo para poder ocuparlo en su totalidad.

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En detrimento de obras públicas más fundamentales, la construcción de una veintena de súper estadios e instalaciones deportivas en todo el país fue una de las extrañas obsesiones del programa de Evo, conocido por su fanatismo futbolero. Según los datos oficiales, en diez años (2007-2017) el programa "Bolivia cambia, Evo cumple", destinó el 41% de sus recursos a la construcción de canchas, estadios e instalaciones deportivas, un 24% a escuelas y solamente el 9% a salud.

Ese mismo departamento de Cochabamba, donde está Ivirgarzama, saltó a las tapas de los medios de comunicación de todo el mundo en julio pasado cuando, desbordados por el grado de letalidad de la pandemia de coronavirus , los servicios funerarios no daban abasto con los entierros y la gente comenzó a dejar los cadáveres abandonados en las calles.

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Desde hace años las ciudades argentinas de las zonas limítrofes conocen bien el deplorable estado del sistema de salud boliviano por la cantidad de personas que deben cruzar la frontera para atenderse.

"Nuestra Salud está colapsada por el despilfarro de dinero que hubo en los años de bonanza de las commodities a principios de siglo, cuando ingresaron al país más divisas que en el conjunto de los 180 años de vida republicana", explicó a LA NACION el analista económico Alejandro Arana, actual director nacional de Inversión Pública.

En el aspecto económico-social, si bien desde todos los sectores se reconoce el logro de la reducción de la pobreza extrema del 38% al 15%, y la pobreza moderada del 60% al 34%, y un sostenido incremento del PBI durante la gestión del Movimiento al Socialismo (MAS) los analistas destacan también lo engañosas que pueden resultar algunas cifras.

"El uso de porcentajes puede confundir cuando se trata de números pequeños. Bolivia creció efectivamente a altas tasas, pero hoy sigue siendo el país más pobre de Sudamérica [exceptuando Venezuela]. Sin ir más lejos, Paraguay , por ejemplo, tiene un PBI per cápita de 5800 dólares mientras que el de Bolivia es 3500 dólares. Necesitaríamos crecer durante 30 años a un ritmo del 7% anual para poder llegar al nivel de España, ", explicó Arana.

Una recorrida por la ciudad de La Paz también puede resultar engañosa sobre la prosperidad boliviana. La capital está plagada de coloridos comercios en las calles y vendedores de todo tipo, pero más del 70% de la economía del país es informal y no paga impuestos, y el 10% de la población económicamente activa trabaja para el Estado. Los cielos de la capital también se ven atravesados por una fabulosa red de diez líneas de teleféricos con una extensión de 36 kilómetros (de las más extensas del mundo). Pero esa obra que costó 1200 millones de dólares sólo resuelve el 20% del tránsito de pasajeros en la ciudad y significa una deuda de varios años para todos los bolivianos.

"Evo puso al país en un proceso de endeudamiento para financiar proyectos que no necesariamente generaron más ingresos", explicó a LA NACION Germán Molina Díaz, de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas.

"La deuda externa subió de 3000 millones de dólares a más de 10.000 millones, al dejar el gobierno. Hasta 2013 tuvimos superávit fiscal y luego empezamos con el déficit. Los otros siete años tenemos un acumulado de más del 40% del déficit fiscal. Estos resultados macroeconómicos muestran que hubo una situación de contexto externo favorable que fue totalmente desaprovechada. Y para colmo, la Constitución aprobada por el MAS pone una camisa de fuerza a las inversiones extranjeras porque establece que el gas, el litio y los minerales son áreas estratégicas exclusivamente estatales, cuando precisamente son los sectores que pueden interesarle a la inversión privada. ¿Quién va a querer venir a invertir en Bolivia?", se preguntó Molina Díaz.

Jorge Akamine, presidente del Colegio Nacional de Economistas (CONEB) avizora un futuro complejo para los próximos años, gane quien gane en los comicios del próximo domingo en los que por ahora según las encuestas resulta favorito el candidato del MAS, Luis Arce.

"La gente no había sentido hasta ahora el impacto de las graves fallas en la situación macroeconómica por la presencia de un Estado sobredimensionado que cubría las falencias con bonos y empleo público. Pero con la pandemia y la crisis todo ha quedado a la luz. El próximo gobierno va a enfrentar serias dificultades", señaló Akamine.

Para el presidente del CONEB, Luis Arce "con su propuesta de impuesto a la riqueza sigue pensando en términos de sacarle dinero a la gente para financiar un Estado sobredimensionado". Respecto del programa económico del aspirante de centroizquierda, Carlos Mesa, consideró que "está un poco más abierto a la inversión privada. Y para alcanzar un crecimiento genuino, precisamente tenemos que lograr que una economía más atractiva para los inversores".