El último adiós a Tunka: la emotiva despedida a una perrita en la playa, su lugar favorito donde por fin descansó
La organización Protectores de Animales Abandonados en Manzanillo compartió un emotivo video en el que mostraron cómo se despidieron de una perrita llamada Tunka, de 11 años, que tenía una enfermedad terminal.
Por medio de su cuenta de Facebook publicaron un mensaje para despedirse de ella: “a Tunka le gustaba viajar, le gustaba ir a restaurantes y pedir una arrachera o rib eye sin sal, le gustaba caminar en la playa y ser muy mimada, amaba sacar la cabeza por la ventana de la camioneta cuando salíamos”.
También resaltaron que la perrita fue la razón por la cual comenzaron su labor altruista: “ella tuvo una familia que la quería desde su nacimiento hasta su fin, ella es uno de los motivos por los que empezamos a rescatar, ella nos enseñó muchas cosas. Y por eso y más le hemos dedicado días de publicaciones para darle el hasta pronto”.
En el video que publicaron en YouTube contaron la historia de cómo, tras visitar al cardiólogo, les dijeron que su final había llegado: “ni cambiando su corazón se podría solucionar. A todos nos llenó de un vacío horrible, costó mucho que mi mamá optara por dejarla ir”.
También indicaron que en ese momento Tunka ya no comía, no caminaba, no podía beber agua y casi no podía respirar, por lo que optaron por sacrificarla para que así pudiera descansar. Antes de ese procedimiento la llevaron a Manzanillo para que disfrutara de la playa por unos días, pero tras pasar un día, en la clínica les dijeron que había empeorado.
Así que la llevaron nuevamente a su lugar favorito: “Tunka visitó el mar una vez más, sintiendo la arena en sus patitas, mirando el atardecer, rodeada de las personas que la amaban. A ella le gustaba sentir el agua del mar en sus patitas así que la llevamos a la orilla”.
Luego indicaron: “su doctora se acercó a ella inicio el proceso de despedida. Permanecimos a su lado”. Y en las imágenes se ve cómo la veterinaria inyecta al animal, y poco a poco este comienza a morir.
Finalmente indicaron: “Tunka miraba el cielo. Le gustaba mucho el mar y pudo sentir, una vez más, todo lo que tanto le gustaba”.
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