El turbio negocio de Venezuela y Cuba para emitir los pasaportes “bolivarianos”

La filtración de los llamados ‘Panama Papers’ ha revelado un intrincado negocio entre los gobiernos de Cuba y Venezuela para la fabricación de pasaportes del país sudamericano. Involucra al banquero peruano Francisco “Pancho” Pardo Mesones, testaferro de Billingsley Global Corp, una empresa ‘offshore’ usada por ambos gobiernos.

image

La filtración de 11 millones de documentos de Mossack Fonseca abrió una caja de Pandora. AP.

A partir de 2005, el gobierno de Hugo Chávez comenzó a renovar el sistema de identificación de los venezolanos, tanto de cédula como documentos de viaje, con mediación de los cubanos.

Los pasaportes fueron creados con software diseñado por Albet Ingeniería y Sistemas, una firma estatal adscrita a la Universidad de Ciencias Informáticas de Cuba. No está claro cuánto dinero recibió Cuba por este negocio.

“Los originales de los códigos fuente (los que describen el funcionamiento del software y permiten introducirle cambios) de las aplicaciones informáticas desarrolladas serán conservadas por la parte cubana mientras permanezca vigente el período de soporte técnico”, denunció en 2011 Anthony Daquin, ex asesor del ministerio de Justicia de Venezuela

“Esta gente tiene la capacidad de hacer un pasaporte venezolano en Cuba y a la vez sembrar esos datos en el sistema”, declaró Daquin, asilado en Estados Unidos, refiriéndose a una investigación realizada por Armando.info en Venezuela e IDL-Reporteros en Perú a partir de los documentos filtrados.

Desde luego Chávez pudo haber usado cualquier otra empresa para renovar los documentos de identificación, pero decidió apoyarse en un software cubano con fines que no están del todo claros.

La triangulación del negocio era necesaria, entonces, debido a las sanciones económicas de Estados Unidos contra Cuba, que dificultaban el pago a Albet Ingeniería y Sistemas.

En 2006, Pardo adquirió Billingsley Global Corp a través de Mossack Fonseca. Esta empresa obtuvo unos 64 millones de euros: 40 millones debían llegar a Alemania, a la empresa Bundesdrukerei, encargada de emitir los documentos, y los otros 24 se quedarían con Pardo en Panamá. Es probable que de esta última cantidad haya salido la tajada cubana.

Aunque Pardo ha negado su participación en el negocio, diversos datos lo delatan: viajes a Venezuela, a Perú y copas de sus documentos en manos de Mossack Fonseca, además de numerosas comunicaciones.

En el año 2008 la firma panameña registró poderes especiales para Pardo Mesones y sus socios de la Bundesdruckerei bajo Billingsley Global Corp.

En 2014, la revista alemana Der Spiegel sacó a la luz algunos de los negocios turbios de Bundesdruckerei, y fue llevada a corte -sin éxito- por su director, Joerg Baumgartl.

Ahora, la prueba que buscaba Der Spiegel está sobre la mesa, pero quedan todavía muchos puntos opacos en la historia de los beneficiarios con el negocio de los pasaportes “bolivarianos”.