El triste final de la mujer que se robó el corazón de la primera dama Eleanor Roosevelt

Una de las primeras damas más activas, respetadas y, también, controvertidas de la historia de Estados Unidos fue Eleanor Roosevelt, esposa del presidente Franklin D. Roosevelt, de quien era prima lejana. Además, Eleanor era sobrina del presidente Theodore Roosevelt.

Eleanor es la primera dama que más tiempo ha ocupado esa posición (12 años, entre 1933 y 1945, el periodo en que su marido fue presidente), y por los cambios constitucionales respectivos ninguna desde entonces ha estado por más de ocho años. Pero más allá de ese récord, Eleanor Roosevelt es recordada por sus posiciones progresistas, su entusiasmo por los programas de bienestar social, por la defensa de los derechos civiles y, también, por la singular relación que mantenía con su esposo, el presidente, y varias cercanas amistades.

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La primera dama Eleonor Roosevelt (segunda de izq. a der.) y su amiga Lorena Hickok (der.) hacia 1933. (Wikimedia/NLFDR)

Aunque tuvieron seis hijos, se respetaron profundamente y fueron aliados durante toda su trayectoria política, la relación sentimental de la pareja en cierto modo se fracturó cuando ella descubrió una relación extramarital de Franklin en 1918. El matrimonio se preservó, pero mucho más en el plano afectivo y político que en el de la relación física o sentimental. Pero el lazo era fuerte y Eleanor estuvo al lado de Roosevelt cuando él quedó paralítico a causa de la poliomielitis, cuyas secuelas enfrentó el resto de su vida.

Cuando Roosevelt llegó a la presidencia y Eleanor se convirtió en primera dama, ambos emprendieron una fuerte agenda progresista y de bienestar social para combatir los estragos de la Gran Depresión. Pero aunque nominalmente esposos, en realidad no vivían juntos y Eleanor mantuvo relaciones muy cercanas con varias mujeres. No se conoce el grado en que esas amistades llegaron a ser algo más, pero el vínculo afectivo que Eleanor mantuvo con algunas de ellas, y en especial con Lorena Hickok, reportera de la agencia Associated Press, fue singular e intenso.

Sobre esa relación entre Eleanor Roosevelt y Lorena Hickok, apodada simplemente ‘Hick’, se ha publicado un nuevo libro titulado ‘Eleanor and Hick: The Love Affair that Shaped a First Lady’, de Susan Quinn, como comenta el periódico New York Post.

Como otros que han aparecido en las décadas pasadas, el libro menciona la intensidad de la comunicación entre ellas: se escribieron cientos de cartas en una relación que bien podría considerarse como un romance, con alusiones a besos sutiles pero cargados de romanticismo. La confianza entre ellas era tal que Eleanor incluso le leyó pasajes a ‘Hick’ del discurso inaugural de su esposo como presidente antes de que él lo pronunciara.

La cercanía y confianza que ‘Hick’ tenía con Eleanor la forzaron a dejar su carrera de periodista, pero en cierto modo ella aceptó dejar de estar en la primera línea como reportera y escritora a cambio de la compañía de Eleanor, a quien con frecuencia acompañaba a sus numerosos viajes a lo largo de Estados Unidos para impulsar proyectos sociales.

Como se relata en The Washington Post, en una ocasión Eleanor y ‘Hick’ “escaparon” del Servicio Secreto que protegía a la primera dama y viajaron en un auto convertible por tres semanas por Nueva Inglaterra y Canadá.

El propio presidente Roosevelt aceptó esa relación, y otras que habría mantenido Eleanor, e incluso diseñó e hizo construir una casa, en sus propiedades en el estado de Nueva York, donde ella podía vivir y convivir con sus amistades. Ciertamente, ‘Hick’ no fue la única ‘novia’ o relación de Eleanor, pues se rumoró que en diferentes épocas habría tenido relación con al menos dos varones e incluso se dijo que la célebre piloto Amelia Earhart fue también muy cercana a la primera dama.

El presidente Franklin Roosevelt, por su parte, tenía también sus propias historias, y las relaciones que cada uno mantenía eran, al parecer, aceptadas mutuamente. Su matrimonio persistió, lo mismo que su alianza política, sin interrupción hasta la muerte del presidente Roosevelt en 1945.

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Eleanor Roosevelt (de sombrero blanco) y Lorena Hickok (de largo pañuelo como corbata) en Puerto Rico. (Wikimedia/NLFDR)

Pero habría sido ‘Hick’ la relación más duradera de Eleanor al margen de su marido. Algunos de los pasajes que Eleanor le escribió a ‘Hick’ rezaban, por ejemplo, “Todo el día pienso en ti… Oh, y quiero poner mis brazos en torno tuyo, sufro por tenerte cerca” y ‘Hick’, también, le escribió del “sentimiento de ese suave punto justo en la esquina noreste de tu boca sobre mis labios”.

La relación entre ambas mujeres habría durado de un modo u otro, con sus cercanías y sus distancias, hasta que Eleanor murió en 1962. Quien fuera primera dama fue honrada ampliamente, con la participación del entonces presidente John F. Kennedy en los funerales. Las banderas estadounidenses ondearon a media asta en su homenaje y fue sepultada junto a su esposo, el presidente Roosevelt.

‘Hick’, en cambio, terminó sus días en el olvido y la soledad, de acuerdo al Post. Sobrevivió a Eleanor por poco más de cinco años, pero sufría de ceguera, artritis y diabetes. Tras su muerte, el cuerpo de Lorena Hickok fue cremado y sus cenizas permanecieron 20 años en la casa funeraria hasta que fueron depositadas en una tumba sin nombre.

En cierto modo ellas fueron, en vida y más allá, como la luz y la sombra.

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