El peligro de que México no sepa a tiempo quién será su próximo presidente

Foto: Cuartoscuro
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El momento cumbre de los procesos electorales se da cuando se divulgan los resultados de las elecciones. En México, este procedimiento tiene dos momentos, uno ocurre horas después de que cerraron las casillas y se conocen resultados anticipados por medio de un conteo rápido, pero no son definitivos. Otro se da algunos días después, una vez que se ha realizado la contabilidad de la totalidad de votos de las urnas a través del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP).

El primer momento, en el que se hacen públicos los resultados, tiene un efecto inmediato y dicen los analistas, sirve para mantener la certidumbre financiera, económica y la estabilidad política del país. El segundo momento es el legal y tiene la función de otorgar legitimidad legal al resultado electoral y en consecuencia a quien obtuvo el triunfo.

Muchos en México, posiblemente por falta de información, creen que el proceso electoral termina el día de las elecciones, cuando el presidente consejero del INE sale ante los medios de comunicación y da a conocer los resultados del conteo rápido, lo que es erróneamente interpretado como la validación de los resultados obtenidos en las urnas.

En realidad, la ley le asigna esta competencia al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), institución encargada de dar a conocer el resultado final.

En días recientes el TEPJF revocó algunos de los cambios al Reglamento de Elecciones del INE, con los que pretendía agilizar la entrega de los resultados preliminares de la elección para Presidente. El magistrado José Luis Vargas Valdez comentó que, de haber sido aprobado ese reglamento, hubiera generado incertidumbre.

“Donde alguno de esos pasos no saliera bien por ser inédito, por no estar establecido en la ley y que se prestara a cualquier tipo de confusión o incluso de alguien con mala fe de aprovechar ese momento de extracción no previsto en ley de las urnas para quitar o meter boletas, nos podría haber metido en un problema de duda en torno a la certeza de los resultados de la elección”.

Con los cambios al Reglamento de Elecciones del INE se pretendía que una vez que se cierra la elección, terminan de depositar los sufragios, e inicia el conteo, se procediera a sacar los votos de las urnas para poner, en el lugar adecuado, los votos que por equivocación hubieran sido depositados en alguna urna donde no le correspondía; el objetivo era agilizar el conteo para que, al momento de dar los resultados para Presidente, se tuviera contabilizado el cien por ciento de los votos.

El INE está obligado a acatar la resolución del TEPJF, pero desea informar los resultados electorales momentos después de que cierren las elecciones en todo el país. Por ello, propuso un mecanismo, que considera legal, para agilizar el conteo rápido de votos para Presidente, independientemente de las tendencias que se registren en ese momento.

El consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, explicó que la fuente de “los datos provendrán de los cuadernillos de operaciones, que consolidan los resultados de las hojas de operaciones y cómputo de cada casilla. En esas hojas se anota el resultado apenas termina el conteo en las casillas.”

Por esta vía se cumple lo establecido por el TEPJF que revocó el mecanismo anterior, aunque está pendiente que el 28 de febrero, en la Asamblea del Consejo General del INE, sea votada y se espera que no sea impugnada por los partidos.

En la experiencia de los mexicanos están registrados dos hechos relacionados con el retardo en la difusión de los resultados electorales, uno se dio en 1988 cuando “se “cayó” o “calló” el sistema” y los resultados que favorecieron a Carlos Salinas, se dieron a conocer al día siguiente. Otro es de 2006 cuando lo cerrado de los resultados hizo que se dieran a conocer diez horas después y fue electo Felipe Calderón.

En ambos casos, la legitimidad de los resultados fue cuestionada por alguno de los partidos y candidatos no favorecidos.

Esos episodios indican que la oportunidad y confiabilidad de los resultados electorales es importante para evitar confusión de los ciudadanos en caso de darse vacío de información, incertidumbre, especulación y proclamas triunfalistas de alguno de los candidatos.

La circunstancia actual del INE es incierta porque en el caso de que su propuesta no sea aceptada por alguno de los partidos y sus candidatos a la presidencia, se habrá generado la condición para que sean impugnados los resultados de las elecciones más caras en la historia de México y entonces se podría escuchar, otra vez, el grito de “fraude”.