El niño mártir mexicano que el Papa declarará Santo

Por Héctor Osorio Lugo

“Si gritas: ‘¡Muera Cristo rey!’”, te perdonamos la vida, le decían los federales. “¡Anda, que grites: ‘¡Muera Cristo rey!’”. Pero él gritaba, más fuerte todavía: “¡¡¡Viva Cristo rey!!!”

Por proclamar, hasta la misma muerte, la fe en Cristo, el protagonista de esos hechos será declarado santo de la iglesia católica.

Es el mexicano de menos de quince años de edad José Sánchez del Río.

La Cristiada

El motivo que desató el combate entre católicos y federales en los años 20 hoy se antoja increíble.

Fue el culto público, o sea celebrar ritos fuera de los templos; sostener escuelas, pues ésa es tarea del Estado; impartir religión junto con la educación, pues el estado es laico; hacer uso los ministros de derechos civiles, ya que carecían de ellos; tener propiedades y levantar construcciones; fundar órdenes religiosas… lo que provocó esa guerra.

El gobierno descubrió que esas acciones violaban la ley, reprimió, y grupos de fieles armados lo enfrentaron de inmediato.

Aquello fue un baño de sangre.

Hoy a esas milicias religiosas se les tacha de fanáticas: la sociedad de este siglo las compara con los fundamentalistas y da vuelta a la hoja. Y al gobierno se le critica por extremoso ya que 60 años después el presidente Carlos Salinas de Gortari legalizó, por decirlo rápido, todas las expresiones que provocaran la violencia de sus antecesores.

Aquellos vivas a Cristo fueron la consigna repetida una y otra vez en la clandestinidad o incluso abiertamente por los opositores a la persecución religiosa. Tanto unos se equivocaban creyendo que se podía vencer a los federales, como otros creyendo que el catolicismo se acabaría con obligar a los rebeldes a proclamar la muerte de Cristo.

Torturado por los federales… pero no ahora: hace 88 años

José Sánchez del Río fue uno de los convencidos de que el combate era la forma de enfrentar las decisiones del presidente, pero su edad no le permitía ser admitido en las fuerzas organizadas para ese fin. En un enfrentamiento cayó su general y al calor de la circunstancia José tomó las armas y combatió, con notable valor.

Su arrojo no sólo convenció a los suyos, sino que un mando del grupo contrario lo invitó a unírseles. José Sánchez se negó contrariado, lo que le produjo el encarcelamiento para ser fusilado.

Con una crueldad de mexicanos contra mexicanos que sólo se ha vuelto a ver en estos tiempos de la narcoguerra, el novel cristero fue torturado.

Se le desollaron las plantas de los pies y se le hizo caminar así para escarmiento de sus paisanos a través del pueblo, hasta el borde de la tumba, mientras él seguía repitiendo su proclama cristiana.

Llegaron al cementerio. Allí desquitaron el coraje que su desafío les produjo arremetiendo contra él a puñaladas, para finalmente eliminarlo con un disparo a la cabeza.

Antes aún, con aquella fe que forjó en sus años de paz y sostuvo en sus días de guerra, José contestó cuando le preguntaron qué mensaje mandaba a sus padres: “Que nos veremos en el cielo”.

“Por el fulgor de sus virtudes”

Por supuesto que quienes no creen en ciertas prácticas de la Iglesia no aceptan la santidad de un José porque sencillamente nadie puede saber qué destino tuvo alguien después de la muerte.

Por su parte, la Iglesia encuentra que sí es posible saberlo cuando se tienen datos fidedignos de apego a la voluntad de Dios, (prueba contraria: tan es así que ya hubo quien, el progresista Pablo VI, borró de la lista de los santos a algunos que no pasaron la prueba de su historicidad).

Son necesarios milagros comprobados por un grupo médico -que no necesariamente es católico- obtenidos por mediación del candidato. En el caso de los mártires o por una decisión papal ese requisito puede dispensarse.

Así, la iglesia declarará que una persona es santa por, dice textualmente el documento específico, “el fulgor de sus virtudes”.

Dijo José Luis Sánchez del Río

-Nunca ha sido tan fácil ganarse el cielo como ahora.

-¡Jamás! ¡Primero muerto! Yo no me uno a los enemigos de Cristo rey.¡Fusíleme!

-Mi querida mamá: fui hecho prisionero en combate en este día. Creo que en los momentos actuales voy a morir, pero nada importa, mamá. Resígnate a la voluntad de Dios; yo muero muy contento, porque muero en la raya al lado de nuestro Dios. No te apures por mi muerte, que es lo que me mortifica: antes diles a mis otros dos hermanos que sigan el ejemplo de su hermano el más chico, y tú haz la voluntad de Dios. Ten valor y mándame la bendición juntamente con la de mi padre. Salúdame a todos por última vez y tú recibe por último el corazón de tu hijo que tanto te quiere y verte antes de morir deseaba.

Cajón de sastre con curiosidades

• En la película “Cristiada”, el papel del sacerdote formador en la fe de José lo hace Peter O’Toole, actor irlandés que había pasado a la historia por “Lawrence de Arabia”, y quien murió poco después de filmar la película mexicana.

• Dos niños más que fueron testigos del martirio de José Sánchez del Río fundaron con los años una orden religiosa cada quien. Es común encontrarse con el relato de la tortura que hizo uno de ellos, sólo que ya suprimido el nombre del autor, acaso porque empaña el “fulgor” de la escena: Marcial Maciel.

ESTE ARTÍCULO ESTÁ DEDICADO A AGUSTÍN GONZÁLEZ NAVA, QUIEN FUE ASESINADO POR LOS FEDERALES EN LA GUERRA CRISTERA, Y A ÁNGELA, SU HERMANA, TESTIGO DEL CRIMEN, QUIEN MURIERA DE ANCIANA EN LA CASA DE MIS PADRES.
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