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El gobierno que los mexicanos no merecen

Foto: Cuartoscuro
Foto: Cuartoscuro

Hace dos años exactamente el cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu acaparaba los reflectores del mundo al ganar el Oscar por su película Birdman o la inesperada virtud de la ignorancia. Un año antes, Alfonso Cuarón, se llevaba la estatuilla como mejor director por Gravity y el fotógrafo Emmanuel Lubezki era galardonado con el primero de sus tres premios consecutivos de la Academia. Era el momento de los mexicanos en la Meca del Cine y de alguna forma, se respiraba un sentido de justicia divina hacia una comunidad que desde hace décadas resulta fundamental para la economía de los Estados Unidos de América.

Lo que más llamó la atención esa vez, en el discurso de agradecimiento de González Iñárritu, fue su dedicatoria a los mexicanos en general, tanto a los que viven al sur del Río Bravo como a los que se han aventurado al norte de él, pidiendo esperanzado que fueran tratados con la misma dignidad y respeto con que son valorados los inmigrantes de antaño, los que llegaron antes “y construyeron esta increíble nación”.

Pero hubo algo más, una mención que sólo tenía un destinatario: el presidente Enrique Peña Nieto y su administración. “Ruego porque podamos encontrar y construir el gobierno que merecemos”. Y aún no sabía que Donald Trump sería presidente de Estados Unidos y lo que vendría.

Hoy quien hace prácticamente el mismo llamado es el actor Diego Luna, el mismo que ha cobrado fama mundial gracias a su papel protagónico en la última cinta de la saga Star Wars y por lo mismo, es una voz que resuena ante los acontecimientos de la era Trump. Iñárritu parecía preverlo. A Diego Luna ya le toca vivirlo.

A través de un texto titulado Los mexicanos merecemos algo mejor, publicado por el periódico El País, el actor se ha hecho tendencia por la contundencia de sus palabras en lo que sin lugar a dudas refleja el sentir de casi todo un país, con excepción quizás de la administración federal y cualquier miembro del PRI, repito, quizás.

Foto: International Business Times
Foto: International Business Times

Lo que hace Diego Luna es poner por escrito lo que hemos escuchado en pláticas informales, en el café, el trabajo, la familia: ¿por qué el gobierno de Peña Nieto ha tomado una actitud tan tibia, débil, complaciente, temerosa, frente a las acciones de Trump en contra de los mexicanos, tanto de los que viven en México, como de los que viven en Estados Unidos.

“El Gobierno mexicano invitó a Trump a la residencia presidencial cuando era candidato y lo recibió en nuestro país con bombo y platillo, validando su discurso de odio y dándole un foro para repetir sus promesas de campaña. El presidente de México le regaló a Trump la palabra y no pudo contradecirlo cuando realmente importaba: no por Twitter, horas después, sino ahí, en la escena. Después de aquello, el Gobierno ha perdido la capacidad de exigir una comunicación más sana y respetuosa”.

De ahí pasa a criticar de forma contundente esa incapacidad y poca voluntad (porque una cosa es que no pueda y otra que no quiera) del gobierno de México para aprovechar la oportunidad de ponerse “del lado correcto” de la historia” y tomar legitimidad moral, como es el hecho de una autocrítica hacia el trato dado a los migrantes centroamericanos en México o como haber recibido a los inmigrantes refugiados de países musulmanes a los que Trump prohibió la entrada aún cuando había un decreto firmado por Obama para acogerlos.

También señala Diego Luna esa inexplicable, casi misteriosa actitud de Peña Nieto de no tomar decisiones coyunturales y dar un golpe de timón que podría ayudarlo incluso a él mismo ahora que tiene uno de los índices de aprobación mas bajos de la historia, empezando por la defensa de los millones de mexicanos que viven en Estados Unidos y con la creación de un frente común con los países latinoamericanos. “No tiene nada que perder políticamente y podría ganar mucho”.

Como dijimos más arriba, Diego Luna no es el primero que pone el dedo en la llaga y lo más seguro es que no sea el último. El gobierno de México actual ya no está en posición de que lo juzgue la historia a largo plazo. Ya lo ha hecho gracias a sus meses de inmovilidad y su posición de reaccionar en lugar de actuar. Parece que Diego Luna tiene razón. Los mexicanos merecemos algo mejor.