El futuro que le aguarda a Estados Unidos: más hispano y diverso
La población de Estados Unidos es cada vez más diversa y los grupos minoritarios –las personas de origen hispano, asiático y afroamericano, principalmente– han crecido a un ritmo mayor que la población de raza blanca, de acuerdo a nuevos datos de la Oficina del Censo.
Además, la población estadounidense se ha hecho más vieja, pues la edad mediana alcanzó los 37.5 años. Era 35.3 años en el año 200.
Ciertamente se trata de tendencias que vienen desde años atrás, y que continuarán por décadas en el futuro, lo que ahondará sustancialmente la transformación del perfil demográfico de Estados Unidos, que será cada vez más hispano y asiático, menos blanco y de una edad media cada vez mayor, un fenómeno motivado por el envejecimiento de los llamados ‘baby boomers’ (los nacidos entre las décadas de 1940 y 1960) que son una porción sustancial de la población estadounidense actual.
Algunos datos son muy destacados al respecto. Por ejemplo, la población que más creció entre el 1 de julio de 2015 y el 1 de julio de 2016 fue la de origen asiático, con 3% de aumento para colocarse en 21.4 millones de personas. Y la población hispana, la minoría más grande del país, creció 2% en ese periodo para sumar 57.5 millones. Los afroamericanos, por su parte, aunque crecieron a un ritmo menor que hispanos y asiáticos, lo hicieron más que los blancos: 1.2% para llegar a 46.8 millones de personas.
En cambio, las personas catalogadas como ‘no hispanas de raza blanca’, que en realidad es la población anglosajona histórica del país, tuvo en ese periodo de 12 meses un crecimiento mínimo, de apenas 5,000 personas para colocarse en un total de 198 millones. Y el Censo menciona que ese grupo fue el único que experimentó más fallecimientos que muertes en ese periodo, con una pérdida de 163,000 personas a escala nacional. (Es de suponer que, en consecuencia, en alza de 5,000 personas tendría que ver con la inmigración de personas ‘no hispanas de raza blanca’).
La diversidad es el futuro de Estados Unidos, y eso crea nuevas posibilidades, oportunidades y tensiones. Y para darse una idea de cuál sería la composición de la población estadounidense del futuro basta con hacer un poco de ejercicio estadístico, como el que hicieron FiveThirtyEight y The Upshot de The New York Times.
En el año 2060, de continuar las tendencias actuales, la población estadounidense será similar a la que actualmente se tiene en Las Vegas, Nevada, pero también a las de áreas metropolitanas como la de Nueva York-New Jersey, Orlando, Sacramento, San Diego, Chicago, Houston y Dallas. Son ciudades diversas donde hoy las minorías constituyen una parte sustantiva de la población, con un muy considerable componente hispano, y a las que el país en general se parecerá en 40 años.
Por ejemplo, de acuerdo a proyecciones del Censo, en 2060 la población de Estados Unidos sumaría 417 millones (la cifra es hoy 325 millones), y de ellos casi un tercio (28.6%) será hispano: 119 millones, una cantidad cercana a toda la población actual de México. En cambio, la población ‘no hispana de raza blanca’ pasará en 2060 a ser el 43.6% de la población (en 2014 era el 62.2%).
Y además de la cantidad, la edad promedio es clave: en 2060 el 33.5% de los menores de 18 años serán hispanos (actualmente el 17.4%) mientras que los ‘no hispanos de raza blanca’ serán el 35.6% de los menores de 18 años (hoy son el 52%). Por consiguiente, el país no solo será menos ‘blanco’ y más latino y diverso en el futuro, sino que en 2060 los hispanos serán mucho más jóvenes en promedio que otros grupos.
El Condado de Clark, Nevada, donde se ubica Las Vegas es, como se ha dicho, una suerte de ventana al futuro de la diversidad estadounidense. Allí, la población en 2016 se dividió en 44% blanca, 11% afroamericana, 31% hispana y 14% de otros grupos, un perfil similar al que tendrá todo el país hacia 2060. Y los lugares donde la población de raza blanca es 75% o más se asemejan más bien al perfil general del país en la década de 1970.
Geográficamente, como muestra The Upshot, esos condados que hoy se asemejan demográficamente al pasado nacional se ubican principalmente en las zonas rurales del medio oeste (pero no en las grandes zonas urbanas como Chicago o Detroit) y los que más se parecen a lo que será el país en 2060 se ubican en California, Texas y Florida y en áreas metropolitanas como Chicago y Nueva York. Todos ellos lugares donde existe, hoy, un notable y creciente componente hispano.
Esas transformaciones, al final de cuentas, serán también mucho más que simplemente adiciones numéricas: generarán cambios importantes en términos políticos, económicos y socioculturales ante los que, se presentarán catalizadores y resistencias, impulsos y frenos. Dentro de la propia comunidad hispana actual, en sí misma muy diversa, también se darán cambios, con asimilaciones y preservaciones que resultarán definitorias a escala general.
Que ello se dé de modo justo, incluyente y armónico es el reto común de los estadounidenses.