El frío y la suciedad castigan a madres migrantes en Grecia
RITSONA, Grecia (AP) — Las pobres condiciones y las gélidas temperaturas en los campos griegos de refugiados este invierno se cobran un precio para todos los que viven allí.
Las madres embarazadas y los bebés se ven especialmente afectados, con embarazos problemáticos que no reciben diagnósticos a tiempo y recién nacidos vulnerables que tienen que sobrevivir sus primeros días en un entorno desastroso. Algunos han muerto.
Muchas zonas de Grecia han sufrido fuertes nevadas, incluidas las islas del Egeo oriental donde miles de refugiados se han quedado varados. Se ha declarado el estado de emergencia en algunas partes del país.
La Comisión Europea ha descrito como "insostenibles" las condiciones en las que viven los solicitantes de asilo en las islas griegas y otros campamentos donde se alojan en carpas pese al clima invernal.
El fotógrafo de AP Muhammed Muheisen entrevistó hace poco a una docena de madres varadas en campos griegos. A continuación, las palabras de dos mujeres con las que habló, que son mejores amigas.
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ZAINA HAMMOUSH
Es siria, tiene 24 años y está embarazada de nueve meses con su tercer hijo. Está aterrada por las condiciones de vida en el campo migrante de Ritsona.
"El bebé de mi mejor amiga murió cuando estaba en el sexto mes (de embarazo)", dijo en el campo de Ritsona. "No tenemos servicios sanitarios adecuados. No tenemos un entorno limpio y hace mucho frío aquí en el campo".
Hammoush procede del distrito de Al-Ashrafiya, en el norte de Aleppo, y su casa quedó destruida por un bombardeo del gobierno en enero de 2015. Decidió abandonar Siria en búsqueda de un nuevo hogar y estuvo casi un año en Irak.
Su familia, incluidos su esposo y sus dos hijos, decidió entonces ir a Turquía y hacer el peligroso viaje a través del mar Egeo hasta Grecia.
"Todo lo que queremos es un lugar seguro para que vaya mi familia, sólo lo básico que necesita un ser humano", dijo. "Si no fuera por mis hijos, nunca nos habríamos marchado de nuestra casa".
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RANIA ASKAR
Askar es la mejor amiga de Hammoush. Con lágrimas en los ojos, esta siria de 31 años, procedente de Deir el-Zour, abrazó a un voluntario del campamento de Ritsona, que prometió llevarle el certificado de la muerte de su hijo, que murió unas pocas horas después de nacer.
"No sabía que algo iba mal con mi embarazo hasta el día que me desperté sangrando. Me siento tran triste que mi corazón está roto", dijo Askar, de pie en un callejón del campamento con su hija de 4 años, Maya.
Askar no podía permitirse ir a un hospital privado para pasar revisiones periódicas durante su embarazo. Una noche se despertó con una fuerte hemorragia y fue trasladada de urgencia del campamento a un hospital de Atenas.
Estuvo allí dos semanas, y su bebé prematuro murió unas pocas horas después de nacer en noviembre.
"Esto no ocurriría si yo hubiera pasado revisiones periódicas y estuviera rodeada de mis hermanas en Alemania", dijo Askar. "Estamos solos aquí. Sólo tenemos a Dios".
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Muhammed Muheisen es el fotógrafo jefe de The Associated Press para Oriente Medio, Pakistán y Afganistán. Está en Twitter como: https://twitter.com/Muheisen81 and Instagram: https://www.instagram.com/mmuheisen/?hl=en