El error de interpretación de los Evangelios que convirtió al personaje de María Magdalena en una prostituta

Sobradamente conocido es el personaje de María Magdalena, una mujer joven que acompañó a Jesús de Nazaret en sus últimos días y de quien, según los relatos evangélicos de algunos de los Apóstoles que también siguieron al Mesías, se la referenció como alguien que estuvo presente en la crucifixión, sepultura y fue testigo directo de la resurrección.

Pintura representando la resurrección de Jesús de Nazaret frente a María Magdalena (imagen vía Wikimedia commons)
Pintura representando la resurrección de Jesús de Nazaret frente a María Magdalena (imagen vía Wikimedia commons)

Alrededor de María Magdalena (cuyo nombre no era compuesto, sino que la segunda parte de éste hace referencia a su lugar de procedencia, la población de ‘Magdala’, junto a la costa del Mar de Galilea: ‘María de Magdala’) han surgido infinidad de historias que mezclaban su identidad con la de otros personajes bíblicos, pero, sobre todo, hay una definición de ella que ha prevalecido a lo largo de los siglos: que se trataba de una prostituta.

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Pero lo curioso es que ninguna referencia hacia María Magdalena de las que aparecen en los Evangelios (escritos por los Apóstoles Lucas, Juan, Mateo y Marcos) la señalan como ramera o mujer pecadora, sino que ese error de interpretación tuvo lugar varios siglos después de los acontecimientos descritos en la Biblia.

Concretamente en el siglo VI, cuando el recién nombrado papa Gregorio I hizo una libre interpretación del Evangelio de Lucas y, en el año 591, identificó a María de Magdala como la mujer pecadora a la que Jesús salvó de ser lapidada. En esa amalgama de informaciones respecto a la identidad de María Magdalena también encontramos que se le asignó la identidad de otro personaje con el que compartía nombre: María de Betania.

Ésta, según algunos escritos era la hermana de Lázaro, a quien Jesús devolvió la vida tras su fallecimiento. Cabe destacar que esta famosa resurrección, según las interpretaciones científicas que se han podido hacer en la actualidad, podría deberse a un episodio de catalepsia sufrido por Lázaro y a quien, supuestamente, el Mesías ayudó a recuperarse.

En realidad no existía conexión alguna entre las dos Marías (de Magdala y de Betanía), pero el hecho de extraer algunas partes concreta de cada uno de los cuatro Evangelios y darles una libre interpretación llevó a la popularización del mito que indicaba que María Magdalena era una joven mujer que ejercía la prostitución, algo que ha perdurado con el paso de los siglos.

A pesar del tiempo transcurrido desde que se sabe que fue una confusión (interpretación errónea) por parte del papa Gregorio I, ha seguido difundiéndose y asignándole tal oficio y numerosas son las películas, series y novelas en las que continuamente el personaje de María Magdalena es representado como una prostituta.

Según los historiadores y expertos en las Sagradas Escrituras, María de Magdala era una joven soltera (rondaría los 20 años de edad) que conoció a Jesús de Nazaret cuando éste fue requerido por la familia de la muchacha para que la visitara y le ayudase a salir de su interior ‘los siete demonios que la poseían’. Todo parece indicar que María Magdalena padecía una depresión ante el deseo de su padre y hermanos de que contrajera matrimonio con un hombre viudo.

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Tras ser curada y liberada de los demonios que habitaban en su interior, María Magdalena abandonó a su familia para unirse al grupo de discípulos que seguían a Jesús en su peregrinación hacia Jerusalén.

Otro dato relevante sobre la importancia de María Magdalena es que, tras la madre de Jesús, es la segunda mujer más referenciada por los evangelistas en los pasajes bíblicos.

María Magdalena es una de las santas más veneradas en todo el planeta y su onomástica se celebra en 22 de julio.

Fuente de la imagen: Wikimedia commons

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