El empresario mexicano detrás del éxito de Kidzania

Este hombre no tiene hijos, pero en los últimos tiempos no ha dejado de pensar en ellos. Su imaginativo proyecto, concebido exclusivamente para divertir y educar a los menores le ha generado, además, mucho dinero.

Se trata del empresario mexicano Xavier López Ancona, el creador y CEO de la cadena de parques infantiles Kidzania, una sugerente idea que propone que los niños se integren en un mundo de empleos, retos y recompensas, muy parecido al de sus progenitores, aunque sin estrés.

Xavier López Ancona (der) y su hermano. Foto tomada de @KidZania

Estos parques se caracterizan fundamentalmente porque desde el punto de vista de sus dimensiones, las casas, las calles, las plazas y todos los espacios donde pasarán sus mejores horas del día miden apenas una tercera parte de la medida habitual.

Las mini ciudades de Kidzania, donde se gesta una vida de liliputenses, proponen que los niños asuman roles propios de adultos, que funcionen como bomberos o médicos o empleados de la limpieza, y que por ello sean remunerados con una moneda artificial, de pura fantasía, llamada Kidzos, con la que pueden comprar juguetes o golosinas.

La idea de cobrarles a los padres para que sus hijos asuman funciones de trabajadores, ejecutivos y empleados ha sido verdaderamente un éxito.

Desde la apertura del primero de estos parques, en 1999, en Santa Fe, a las afueras de Ciudad México, la empresa ha extendido sus tentáculos hacia 18 países. En la mayoría de los casos, se opera a través de franquicias.

En la actualidad existen 21 parques en todo el mundo, todos con un diseño diferente, lo que ha propiciado que la compañía facture anualmente unos 400 millones de dólares, mientras a inicios de los años 90 se trataba del empeño financiero y emocional de dos amigos que juntaron sus esfuerzos para echar a andar estos curiosos espacios.

“Creo que los niños merecen un mundo mejor”, afirma López Ancona en declaraciones a BBC, e insiste en que sus parques educan a los menores en la libertad de ser felices.

Sin embargo, el hecho de que por razones financieras, estos espacios estén patrocinados por grandes marcas comerciales y bancarias, como Domino’s Pizza, American Airlines o HSBC, ha suscitado las críticas de algunos, quienes consideran que a través de Kidzania se les suele fijar a los niños ideas preconcebidas y marcas determinadas que no confluyen precisamente con la libertad de elección que deberían ostentar cuando se hagan adultos.

Las marcas pagan por su presencia más que visible en estos espacios lúdicos; algo que ha generado críticas por los padres que temen que induzca al consumismo.

Para López Ancona, sus parques solo remedan algo que desde muy pequeños los niños tienen muy presentes: la existencia de una vida de profesiones y de una urbe signada por la publicidad.

Curiosamente, después del éxito en territorio mexicano, este concepto no gozó de buena salud en Estados Unidos. Donde sí se ha hecho evidente la expansión de la compañía es en el oriente asiático. En 2006 se abrió el primer parque en Japón, que inauguró una senda de éxito a través de Tailandia, Malasia y Filipinas.

Lisboa es la primera capital europea donde Kidzania montó su modelo de parque. La apertura de uno similar en Londres ha fortalecido la presencia de esta empresa en el continente, y Francia e Italia serían los siguientes destinos de la empresa.

Para López Ancona, en el mundo habría espacio y potencial para 80 Kidzanias en total.

Martha Rivera-Pesquera, responsable de marketing en el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE), considera que el éxito de este concepto se debe a la promoción de una idea de “edutainment”, una combinación de entretenimiento y educación que otros parques no proponen y que a muchas familias les resulta atractivo.

Sobre esa senda transita el proyecto de Kidzania. No por gusto su eslogan es “Prepárate para un mundo mejor”.