El día que desapareció el mar y otros fenómenos extraños relacionados con los huracanes este año

Reuters.
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POR YULEINA BARREDO/ESPECIAL-. La naturaleza puede ser impredecible. Cada día nos regala los espectáculos más asombrosos: puestas de sol, el brote de una flor o una mariposa que al fin logra salir de su capullo. Pero en ocasiones su furia puede ser incontenible.

Durante este 2017, fuimos testigos de la temporada ciclónica más activa y peligrosa de los últimos 12 años. Irma, María, Harvey y Ofelia fueron los huracanes más devastadores de una larga lista que pusieron a prueba el instinto de supervivencia del ser humano.

A su paso, además de inundaciones, derrumbes e incontables daños materiales, se suscitaron extrañísimos sucesos que dejaron boquiabierto a más de un testigo. ¿Les pica la curiosidad? Pues repasemos ¿cómo y por qué ocurrieron?

El huracán Irma en su trayecto por el Mar Caribe dejó imágenes impresionantes. Particularmente un video compartido en las redes sociales llamó la atención por su carácter insólito.

Aunque se espera que estos fenómenos provoquen la subida del nivel del mar, en una playa de Long Island, en Las Bahamas, sucedió todo lo contrario: el agua retrocedió muchos kilómetros dejando la arena al descubierto. Luego volvió a ocurrir en Tampa.

Según Albert Martínez, meteorólogo del canal Univisión, el cambio brusco de presión atmosférica y de la dirección de los vientos ante el paso del potente huracán, pudo provocar el inusitado episodio. Lo mismo sucede momentos antes de la llegada de un tsunami cuando el mar se aleja repentinamente para regresar de golpe.

Durante Irma, un segundo caso fue captado desde un helicóptero en una playa de Tampa, en Florida. “El mar sin agua”, como muchas personas lo describieron.

María también dejó historias para contar. Mientras avanzaba con furia brutal sobre Puerto Rico provocando fuertes lluvias y ráfagas de vientos, varias personas sintieron algo más aterrador y extraño. La tierra comenzó a moverse.

Fotografía de archivo del 9 de octubre de 2017, cedida por la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) donde se observa una vista aérea de casas destrozadas arrastradas por los delaves provocados por el paso del huracán María por Utuado, (Puerto Rico). EFE/Andrea Booher/FEMA/
Fotografía de archivo del 9 de octubre de 2017, cedida por la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) donde se observa una vista aérea de casas destrozadas arrastradas por los delaves provocados por el paso del huracán María por Utuado, (Puerto Rico). EFE/Andrea Booher/FEMA/

Muchos creyeron que era un sismo. Otros se preguntaron si aquel temblor estaba relacionado con el intenso terremoto que había devastado a la Ciudad de México.

Los científicos resolvieron el misterio. Las poderosas olas del huracán María, categoría 5, chocaron contra la costa del Caribe insular y generaron esas vibraciones de baja intensidad registradas incluso por los aparatos de medición.

Si hablamos de curiosidades provocadas por las perturbaciones ciclónicas durante este año, aquí les va otra.

“Inundaciones catastróficas”, se leía en los titulares de los periódicos de todo el mundo ante el paso de Harvey por Texas. Las escenas eran impactantes. En Houston, decenas de personas rescatadas en lanchas y vecindarios enteros sumergidos bajo el agua.

Pero además de este panorama, el huracán tuvo un efecto sorprendente en la morfología de la zona. La corteza terrestre se hundió dos centímetros.

ARCHIVO – En esta fotografía de archivo del martes 29 de agosto de 2017, aguas de la represa Addicks anegan partes de Houston a medida que las inundaciones a causa de la tormenta tropical Harvey aumentan de nivel. (AP Foto/David J. Phillip, Archivo)
ARCHIVO – En esta fotografía de archivo del martes 29 de agosto de 2017, aguas de la represa Addicks anegan partes de Houston a medida que las inundaciones a causa de la tormenta tropical Harvey aumentan de nivel. (AP Foto/David J. Phillip, Archivo)

Chris Milliner, investigador del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en el Instituto Tecnológico de California, explicó esta rareza mediante un mapa con datos obtenidos por el Laboratorio Geodésico de Nevada. El peso del agua provocó el hundimiento de la ciudad de Houston.

La causa de semejante desplome: los 86 billones de litros de agua que arrojó Harvey en el sur de Texas y específicamente los 4.5 billones de litros que se derramaron en el Condado Harris, sólo en cuatro días.

Pero eso no fue todo. Tras Harvey, un animal enorme con grandes y afilados dientes fue encontrado, ya sin vida, en una playa de Texas. “¿Qué demonios es esto?”, se preguntaron algunos ante el singular avistamiento.

Preeti Desai, responsable de comunicación de la National Audubon Society, pidió asesoramiento en su cuenta de Twitter para identificar lo que a simple vista parecía una lamprea de mar.

Vía Yahoo News UK.
Vía Yahoo News UK.

Aunque la comunidad científica no pudo concluir de qué especie se trataba, la teoría más acertada la reconoció como una anguila de colmillos que habita entre los 30 y 90 metros de profundidad desde el Golfo de México hasta la Guyana Francesa. Las marejadas provocadas por el huracán bien pudieron arrastrar a este animal marino a la superficie y arrojarlo fuera del agua.

Increíblemente hasta Europa llegaron los aires huracanados. Ofelia impactó Irlanda y Gran Bretaña con una fuerza desconocida desde la Gran Tormenta de 1987.

Y aquí otra singularidad. Cuentan los vecinos europeos que a su paso el cielo se tornó de un color entre naranja y rojizo intenso. Más bien parecía una escena de esas películas de ficción que tratan sobre el fin del mundo civilizado.

(Photo: Alberto Pezzali/NurPhoto via Getty Images)

Pero tal coloración tiene una explicación lógica. Al parecer los aires tropicales del huracán, con la arena del Sahara y el humo de los incendios forestales que afectaron por esos días a Portugal y España confluyeron para teñir el cielo con una extraña tonalidad.

Sin dudas, la cantidad e intensidad de tormentas tropicales registradas en 2017 estuvo por encima del promedio anual. Muchos estudiosos del tema atribuyen las causas al calentamiento global.

Según el meteorólogo Bob Henson, de Weather Underground, las altas temperaturas registradas en el océano pueden haber contribuido a incrementar la fuerza de los ciclones aunque no hay evidencias de que afecten en la cantidad.

Lo cierto es que estos fenómenos atmosféricos confirman una vez más la doble condición de la naturaleza: majestuosa pero por momentos indómita y devastadora.