El día en que Luis Enrique me echó de una rueda de prensa

En realidad no era una rueda de prensa. Fue más bien una declaración. Yo tenía 23 años. Acababa de entrar a trabajar en la tele. Era mi tercer o cuarto día. Imaginad los nervios y la responsabilidad.

Mi jefe me mandó al Barça, no teníamos aún equipo de deportes, así que nos iba a tocar a las dos redactoras de Barcelona ir a cubrir los entrenamientos del club. Por aquel entonces, hace casi 22 años, los gráficos podían grabar unos quince minutos de cada entrenamiento. Después, esperábamos en la sala de prensa del club a que los jugadores terminaran, se arreglaran y el club nos enviara a uno de ellos, al que había elegido ese día para responder a nuestras preguntas.

Cada día, un jugador se acercaba a la sala de prensa y nos atendía, de pie, entre un mar de micrófonos, durante algunos minutos.

Ese día, mi primer día cubriendo al Barça, le tocó a Luis Enrique. Pero se quedó callado. No recuerdo quién le hizo la primera pregunta, pero él calló. Nos miró a todos -bueno, a todos menos a mí, a mí me ignoró-, y dijo_

– Hasta que no se vaya la chica esta de Telecinco, no voy a hablar.

El nuevo seleccionador nacional español, Luis Enrique Martínez. EFE/Archivo
El nuevo seleccionador nacional español, Luis Enrique Martínez. EFE/Archivo

Yo no entendía nada. Bueno, entendí que la chica era yo -no había nadie más de Tele5 allí- pero no era capaz de saber qué estaba pasando allí.

Bajé el micrófono y le dije al cámara que nos íbamos. Nos retiramos a un rincón.

Luego me enteré de lo que pasó. Luis Enrique estaba molesto con mi cadena porque en los informativos habíamos sacado unas imágenes en las que se le veía muy relajado en varios entrenamientos, sin sudar la camiseta, y el presentador de deportes había comentado algo que no le gustó al jugador.

De eso hace casi 22 años. La gente cambia. Yo he cambiado mucho. Ya no soy la misma, y ahora le hubiera contestado y me habría negado a retirarme. Ahora hubiera puesto una queja en el club, y habría hecho público el caso.

Ahora me habría sentido molesta con el resto de compañeros. Ninguno me apoyó. Ninguno protestó. Estábamos todos -televisiones, radios, prensa escrita- pero nadie fue capaz de alzar la voz contra ese jugador que estaba echando a una compañera.

La gente cambia. Luis Enrique espero que también. Al fin y al cabo, entonces era un joven multimillonario y adorado por las masas. Es difícil no perder la cabeza en una burbuja así.