El descuido que puede matar a tus hijos. Sí. También te puede pasar a ti.

Una niña, un bebé, ha estado a punto de morir en Madrid.

Por el descuido de su padre.

Cuando la encontraron estaba ya vomitando, con la respiración acelerada, bañada en sudor y febril.

Tiene sólo 16 meses, y su padre se la ha dejado olvidada dentro del coche en una calle del extrarradio de Madrid. La han salvado dos cosas, dos casualidades que se han aliado a favor de la pequeña: que era muy temprano por la mañana y aún no hacía mucho calor, y que pasó por allí un peatón que vio a la niña y avisó a la policía.

El padre está detenido, por un presunto delito de abandono, y se puede enfrentar a una pena de más de dos años de cárcel. Le ha contado a la policía “que se había olvidado por completo de llevarla (a su hija) a la guardería”.

Pero ahora hagamos examen de conciencia. ¿Nos podría pasar a nosotros? No digan que no tan rápido. Porque sí, nos podría pasar a todos. Sueño, estrés, nervios, acelerón para llegar a todo. El bebé se duerme en su silla y la rutina nos lleva a nuestro puesto de trabajo sin darnos cuenta de que lo dejamos encerrado en un horno. Dentro de un coche al sol la temperatura sube muy rápidamente. Si en la calle estamos a 36 grados, en el coche, en menos de media hora, se alcanzarán los 67 grados. El niño puede estar ya muerto en esos treinta minutos.

Afortunadamente, esta niña se salvó, pero decenas de pequeños mueren cada año asfixiados en los coches en los que los han dejado sus padres. Sólo en Estados Unidos fueron más de veinte el año pasado. Por eso, en algunos lugares se han colocado advertencias como la de la fotografía, para advertir a los padres de los posibles descuidos.

Cualquier precaución es poca con los niños, pero en verano y en el coche aún debemos ser más conscientes del peligro. Nos puede pasar a todos, nos podemos olvidar todos.