El agua potable puede provocar una crisis social y económica en EEUU

La falta de agua potable agobia a millones de personas y es una de las más graves y crecientes crisis que afronta la humanidad, sobre todo en países en desarrollo y en donde condiciones económicas, ambientales, cambios climáticos y carencia de infraestructura reducen la disponibilidad y el acceso al vital líquido.

Pero no es un asunto exclusivo de las naciones pobres o áridas: en Estados Unidos, millones de hogares simplemente no tienen capacidad para pagar el costo del agua potable necesaria para beber, cocinar o bañarse y en numerosas áreas del país existen severos problemas estructurales, socioeconómicos y de infraestructura, que dejan a una tremenda cantidad de hogares en riesgo.

<em>El precio del servicio de agua potable en EEUU crece, y cada vez más hogares no pueden costearlo. (Reuters)</em>
El precio del servicio de agua potable en EEUU crece, y cada vez más hogares no pueden costearlo. (Reuters)

La situación de que el agua sea tan cara al grado de no poder costearla sería, como señala un estudio reciente de investigadoras de la Universidad Estatal de Michigan, un fenómeno que se agudiza en Estados Unidos y que actualmente afectaría a 14 millones de hogares en el país, el 12% del total. Todas esas familias, como comenta el portal Vox, simplemente no pueden costear la factura del agua. Por añadidura, se indica que las facturas por el servicio del líquido deberán subir el 41% en el próximo lustro para poder cubrir los costos de reemplazo de infraestructura obsoleta y crear nueva para encarar el alza poblacional y ajustarse a los efectos del cambio climático.

41 millones de hogares en Estados Unidos no podrían, en esas circunstancias, costear su servicio de agua potable en los próximos años.

De acuerdo al estudio citado, en amplias zonas del país, sobre todo en los condados de menores ingresos, millones de familias están en riesgo de no tener con qué pagar el agua, y dado que no existe legislación que garantice plenamente el acceso al vital líquido, muchos simplemente se quedarán sin servicio cuando no puedan pagarlo y, por alguna razón, no reciban apoyo o subsidio de parte de las entidades proveedoras.

Muchos condados en el sur del país, en estados como en Alabama, Arkansas Georgia, Kentucky, Louisiana, Mississippi y Texas, o en el oeste en Arizona y California están en alto riesgo de que sus poblaciones se queden sin posibilidad de pagar el costo del agua y también en regiones de Florida hay miles de hogares en riesgo.

En general, aunque hay diferencias en el costo, existe la percepción de que el agua es muy barata y de que los lugares que sufren por su carencia son los muy pobres o desérticos. Eso último es cierto pero el costo sí es un factor, incluso en países desarrollados como Estados Unidos.

<em>Sin acceso a agua potable en los hogares, muchas familias han enfrentado problemas severos para obtener el vital líquido. Flint, Michigan, fue un caso crítico. (AP)</em>
Sin acceso a agua potable en los hogares, muchas familias han enfrentado problemas severos para obtener el vital líquido. Flint, Michigan, fue un caso crítico. (AP)

Vox cita cifras del estudio de la Universidad Estatal de Michigan que indican que, en datos de 2014, 14 millones de hogares en el país no pueden pagar los 120 dólares al mes que se les carga por su servicio de agua, un costo que si se incrementara en 41%, como se ha comentado, conduciría a que la factura mensual del vital líquido llegara a los 169 dólares y dejara a 41 millones de hogares sin posibilidad de cubrirla, o los forzaría a canalizar a ese rubro una cantidad mucho mayor de su ingreso, mermando el gasto en otros rubros vitales.

Y existen lugares del país, como en el área de Atlanta, donde el costo mensual del agua es ya del orden de los 326 dólares al mes.

Esas alzas de precio, además, parecen inevitables: reparar y ampliar la infraestructura de agua y drenaje del país es imperativo y para ello deben destinarse grandes inversiones que se reflejarán en alzas del servicio.

Crisis como la de Flint, en donde viejas y corroídas tuberías de plomo contaminaron masivamente el agua potable en un contexto de negligencia y abuso gubernamental, tienen reflejos en amplias zonas del país donde la infraestructura es antigua y deteriorada, y en general se requiere más para poder mantener el paso del crecimiento urbano y poblacional.

Por añadidura, el cambio climático puede inducir severas alteraciones en la disponibilidad del líquido y en la operatividad de la infraestructura disponible. Por ejemplo, California padeció una sequía por años y aunque ese problema se ha mitigado recientemente, su espectro ronda amenazador. Y en otras regiones, como en Florida, el alza del nivel del mar ha provocado que drenajes que fluían hacia el mar ahora se han quedado debajo de él y se han vuelto inoperantes.

Esas y muchas otras condiciones hacen necesario amplias obras para dotar al país de infraestructura de agua y drenaje suficiente y capaz. Pero el costo de ello sería trasladado en mayor o menor grado al consumidor y es allí cuando muchos hogares se quedarían sin posibilidad de pagar por el agua.

¿Qué hacer ante ello? Una opción es que las autoridades establezcan costos o subsidios al precio del agua en función del ingreso de cada hogar, de modo que las familias de menores recursos no queden agobiadas por costos que los sobrepasan. Pero eso tienen un costo y las arcas públicas, o las nociones político-ideológicas de muchos gobernantes, con frecuencia no son compatibles con ese gasto social.

<em>Amplios grupos ciudadanos exigen a las autoridades reparar la infraestructura dañada, como la que provocó el agua contaminada con plomo en Flint, y que se garantice el dereccho a acceso a agua limpia en EEUU. (AP)</em>
Amplios grupos ciudadanos exigen a las autoridades reparar la infraestructura dañada, como la que provocó el agua contaminada con plomo en Flint, y que se garantice el dereccho a acceso a agua limpia en EEUU. (AP)

Otra posibilidad es financiar las mejoras en infraestructura con recursos que no impliquen un retorno financiero o que lo tengan a muy largo plazo (y por ello su impacto sea menor), pero para ello se requerirían probablemente subvenciones federales a gran escala, pues los municipios difícilmente cuentan con recursos adicionales. Y la existencia de esos dineros y la voluntad de canalizarlos a ello son incertidumbres enormes en el actual contexto político.

En contrapartida, la noción de que el acceso a agua limpia y suficiente es un derecho humano básico que debe garantizarse tiene enorme legitimidad y respaldo social, aunque los gobiernos con frecuencia no resultan receptivos a ello.

Sea como sea, una crisis por falta de acceso a agua potable podría llegarle al país al cuello en poco tiempo y, en realidad, miles de familias en Estados Unidos ya la padecen.

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