La primera ejecución estatal en la Florida en tres años renueva el debate sobre la inyección letal

Está previsto que el recluso número 100 que será ejecutado en la Florida en la era moderna morirá el jueves por inyección letal, usando un fármaco que no emplea ningún otro estado y mediante un proceso que se ha impugnado ante un tribunal federal.

Cuando comience la ejecución de Donald Dillbeck, se le administrarán tres fármacos: un sedante, seguido de un paralizante y, por último, un fármaco que detendrá su corazón. Se trata de un proceso que fue impugnado ante un tribunal federal por un grupo de presos condenados a muerte que alegan que el proceso es una violación de la octava enmienda, que prohíbe los castigos crueles e inusuales.

Esto es lo que hay que saber sobre el protocolo de inyección letal de la Florida antes de la primera ejecución del estado en tres años.

¿En qué consiste el protocolo de tres fármacos?

El etomidato, un sedante, es el primer fármaco administrado en un coctel de tres fármacos para el proceso de ejecución de la Florida. Es el único estado que usa este fármaco y lo ha empleado desde 2017, cuando cambió su protocolo sin dar explicaciones. Siete reclusos de la Florida han sido ejecutados con cocteles que incluyen etomidato.

Algunos defensores expresaron su preocupación por el uso de ese fármaco en las ejecuciones, pero, incluso antes que el estado pasara al etomidato, las demandas desafiaron el proceso de inyección letal del estado, considerándolo inconstitucional.

“Creo que hay problemas con el uso de etomidato y problemas importantes con el protocolo de tres fármacos”, dijo Maria Deliberato, presidenta ejecutiva de Floridians for Alternatives to the Death Penalty (FADP) y anterior asesora legal de la demanda federal presentada por los presos del corredor de la muerte.

Como el segundo fármaco del coctel, el bromuro de rocuronio, paraliza a la persona que va a ser ejecutada, las personas que lo administran no podrían saber si el efecto del sedante desaparece, dijo. La demanda argumenta que el paralizante solo sirve para “crear la apariencia de una muerte serena”.

Deliberato dijo que los estatutos de la Florida prohíben el uso de este tipo de agentes bloqueantes neuromusculares en la eutanasia de perros o gatos.

“No sacrificamos así a los animales”, dijo Deliberato.

Además de cuestionar el uso del paralizante, la demanda también argumenta que el etomidato, que es de acción corta, no produce un nivel adecuado de anestesia, que no consigue que el condenado no responda al dolor del segundo y el tercer fármaco; y que el propio etomidato es extremadamente doloroso después de la inyección.

La Florida usa acetato de potasio como tercer fármaco para detener el corazón del recluso.

Johnson & Johnson, el fabricante original de etomidato, emitió una declaración en 2017, antes de la primera ejecución programada en la Florida con el medicamento, para decir que no apoya su uso para ejecuciones y no “apoya el uso de nuestros medicamentos para indicaciones que no han sido aprobadas por las autoridades reguladoras”. Otros fabricantes de medicamentos también emitieron declaraciones desaconsejando el uso de sus productos en ejecuciones letales.

¿Cómo se supone que funciona el proceso de ejecución?

Según el protocolo del Departamento de Prisiones, al recluso que va a morir se le administrará etomidato por vía intravenosa. En ese momento, el alcaide evaluará, “previa consulta”, si la persona está inconsciente. El protocolo no especifica qué requiere esa evaluación, pero sí exige que antes de la ejecución se imparta formación “suficiente” que incluya un simulacro sobre lo que ocurre si un recluso no queda inconsciente.

Si la persona no está inconsciente, el alcaide anunciará que la ejecución se suspende hasta que encuentren una nueva vena que puedan usar para volver a inyectar etomidato al recluso.

Si la persona está inconsciente, el verdugo le inyectará bromuro de rocuronio, el paralizante, y después acetato de potasio, que detiene el corazón. Los testigos autorizados, entre los que se incluyen familiares de la víctima, una enfermera, miembros de los medios de comunicación y otras personas, pueden observar la administración de los fármacos a través de una ventana de la galería.

Se establece una línea telefónica abierta con la oficina del gobernador aproximadamente media hora antes de la ejecución y, cuando un médico declara muerto al recluso, se notifica al gobernador.

En la Florida, las últimas ejecuciones contaron con medidas que defensores como Deliberato temen que sean una forma de impedir que los testigos vean cualquier actividad respiratoria o signos de consciencia entre los condenados.

Cuando Michael Lambrix, por ejemplo, fue ejecutado en 2017, el abogado de Lambrix dijo que el reo estaba cubierto con una sábana, sus manos y dedos estaban envueltos en una “manopla gigante” y sus pies apuntaban hacia la galería para que su cara estuviera lo más lejos posible, según os registros judiciales.

¿Qué muestran las autopsias?

En 2019, Mark Edgar, neuropatólogo y profesor de la Universidad de Emory en aquella época, examinó las autopsias y los expedientes de cuatro reclusos a los que el estado había ejecutado usando etomidato. En el momento de su investigación, cinco reclusos habían sido ejecutados usando el método y la autopsia más reciente no estaba a su disposición.

De esas autopsias examinadas, tres mostraban edema pulmonar documentado, que es el movimiento de fluido desde los vasos sanguíneos de los pulmones a los espacios aéreos y que puede causar una sensación similar al ahogamiento, de acuerdo con el informe de Edgar.

Edgar dijo que los otros dos fármacos usados en el coctel letal de la Florida no causarían edema pulmonar, porque el paralizante detiene toda actividad muscular y conduce a “una imagen bloqueada en el tiempo” de los pulmones en su último momento antes del segundo fármaco.

Edgar dijo que no puede atestiguar si los reclusos cuyas autopsias examinó estaban despiertos cuando desarrollaron el edema pulmonar o si el sedante funcionó, pero dijo que, si estaban despiertos, habría sido una experiencia horrible.

“Es mi opinión de experto que el edema pulmonar agudo es una condición aterradora, horrible y dolorosa en un individuo sensible que causa un gran sufrimiento, mientras la persona lucha por respirar sin poder intercambiar aire debido al compromiso de los pulmones”, dijo en su testimonio.

Se ha detectado edema pulmonar en la mayoría de las personas que murieron por inyección letal, incluso por fármacos distintos del etomidato, según un informe de NPR.

¿Qué hacen otros estados para ejecutar a los reos?

Georgia, Carolina del Norte, Missouri y Texas usan un protocolo de un solo fármaco, pentobarbital, para sus inyecciones letales.

Utah es el único estado que ha llevado a cabo ejecuciones por fusilamiento en el último siglo, según el Proyecto Marshall, aunque Carolina del Sur, Mississippi y Oklahoma también lo tienen como método autorizado.

Deliberato dijo que la muerte por fusilamiento puede ser instantánea.

“Nos hemos alejado de los métodos más visibles y horripilantes que, de hecho, pueden ser más humanos”, dijo.

¿Qué han dictaminado los tribunales?

Richard Dieter, director ejecutivo de Death Penalty Information Center, dijo que la Corte Suprema federal falló que, si la pena de muerte es constitucional, debe haber una forma de ejecutarla y que la inyección letal no es inherentemente inconstitucional.

Pero es imposible probar éticamente la forma más eficaz de matar a un ser humano, dijo Dieter.

Dijo que, incluso cuando parece que el proceso de inyección letal se desarrolla sin problemas, las autopsias muestran que puede haber problemas.

El año pasado, un tribunal federal de Oklahoma resolvió un recurso contra la inyección letal. Los demandantes alegaron que el coctel de tres fármacos de la inyección letal de Oklahoma —que incluía el sedante midazolam, un paralizante y un tercer fármaco para detener el corazón— era cruel.

Los expertos médicos de Oklahoma señalaron el edema pulmonar como prueba de que los reclusos ejecutados lo sufrían. Un juez federal dictaminó que, aunque el sedante no era el fármaco preferido para la anestesia prolongada, se podía confiar en él para que el recluso no sintiera dolor durante los minutos necesarios para la ejecución.