El ejército de Burkina Faso masacró a más de 200 civiles en pueblos, según Human Rights Watch

DAKAR, Senegal (AP) — Las fuerzas armadas de Burkina Faso mataron a 223 civiles, incluidos bebés y muchos niños, en ataques sobre dos pueblos acusados de cooperar con milicianos, según denunció Human Rights Watch en un reporte publicado el jueves.

El crimen masivo ocurrió el 25 de febrero en los poblados de Nondin y Soro, en el norte del país, y entre los muertos había unos 56 niños, señaló el reporte. La organización de Derechos Humanos pidió a Naciones Unidas y a la Unión Africana que proporcionaran investigadores y respaldaran los esfuerzos locales por llevar a los responsables ante la justicia.

“Las masacres en los poblados de Nondin y Siri son apenas los últimos asesinatos masivos de civiles por parte del ejército de Burkina Faso en sus operaciones de contrainsurgencia”, dijo la directora ejecutiva de HRW, Tirana Hassan, en un comunicado. “La asistencia internacional es crítica para apoyar una investigación creíble sobre posibles crímenes contra la humanidad”.

La nación antes pacífica ha sido asolada por la violencia, que enfrenta a yihadistas vinculados con Al Qaeda y el grupo Estado Islámico contra fuerzas respaldadas por el estado. Ambos bandos han atacado a civiles atrapados entre dos fuegos, lo que ha desplazado a más de dos millones de personas, la mitad de ellos niños. La mayoría de los ataques quedan impunes y sin reportar en una nación dirigida por líderes represivos que silencian a los que perciben como disidentes.

El informe de HRW ofrecía una inusual crónica de primera mano de los asesinatos compartida por sobrevivientes. Las bajas civiles causadas por las fuerzas de seguridad de Burkina Faso crecen con rapidez mientras la junta trata de hacer frente a una pujante insurgencia yihadista y ataca a la población con el pretexto de la lucha antiterrorista.

The Associated Press verificó este mes los testimonios sobre un ataque del ejército contra otro poblado en el que murieron al menos 70 personas el pasado 5 de noviembre. Los detalles eran similares: el ejército acusó a los vecinos de cooperar con milicianos y los masacró, incluso a los bebés.

Testigos y sobrevivientes dijeron a HRW que se creía que los asesinatos del 25 de febrero eran una represalia por un ataque de combatientes islamistas contra un campamento militar cerca de la capital provincial, Ouahigouya, a unos 25 kilómetros (15 millas) de distancia.

Las cifra de civiles muertos era mayor que la reportada en un principio por las autoridades locales. Un fiscal público había indicado antes que su oficina investigaba las noticias sobre 170 muertes en ataques contra esas poblaciones.

Un vocero del gobierno de Burkina Faso no respondió a peticiones de comentarios sobre el ataque del 25 de febrero. Las autoridades han negado en el pasado que maten a civiles y dicen que a menudo, los combatientes yihadistas se disfrazan de soldados.

Más de 20.000 personas han muerto en Burkina Faso desde que la violencia yihadista asociada a Al Qaeda y el grupo Estado Islámico empezó a golpear el país oriental africano hace nueve años, según el Proyecto de Localización y Datos de Conflictos Armados, una organización sin fines de lucro con sede en Estados Unidos.

Burkina Faso tuvo dos golpes de Estado en 2022. Desde que tomó el poder en septiembre de 2022, la junta liderada por el capitán Ibrahim Traoré ha prometido rechazar a los milicianos, pero la violencia no ha hecho más que empeorar. En torno a la mitad del territorio del país sigue fuera del control del gobierno.

Frustrada con la falta de avances durante años de asistencia militar occidental, la junta ha roto sus lazos militares con su antigua potencia colonial, Francia, y recurrido a Rusia en su lugar para buscar ayuda en seguridad.