Efusivos, protocolares y evasivos, el gabinete se encolumnó contra la acusación a Cristina, pero con matices

Eduardo "Wado" de Pedro en la zona del vallado durante la manifestación en apoyo a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Eduardo "Wado" de Pedro en la zona del vallado durante la manifestación en apoyo a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. - Créditos: @Marcos Brindicci

“Todos jugaron bien. Algunos con más ganas, otros con menos, pero jugaron. Y además, no somos tan exigentes”. El resumen, con aire triunfalista, salió en la mañana del martes de uno de los despachos cristinistas del gabinete nacional.

Días después de las manifestaciones de apoyo a la vicepresidenta Cristina Kirchner que se mezclaron con incidentes y choques con la policía porteña, la sensación es que, en distintas medidas, todos y cada uno de los ministros expresó, con mayor o menor grado, su rechazo a la “persecución” judicial contra la vicepresidenta . “Llevaron las cosas demasiado lejos, y nadie puede bancar eso”, deslizan cerca del ministro del Interior, Eduardo Wado de Pedro, el más activo de los miembros del gabinete en la defensa de su jefa política.

Junto con De Pedro, desde el cristinismo señalan a Gabriel Katopodis (Obras Públicas) y Juan Zabaleta (Desarrollo Social) entre los más fervientes defensores de la vice. Destacan que no sólo estuvieron en la esquina de Juncal el sábado en el que se produjeron los incidentes, sino que además “bancaron en los medios” la presunta inocencia de la expresidenta.

Cristina Kirchner se retira de su casa en la calle Juncal
Cristina Kirchner se retira de su casa en la calle Juncal

Desde el Gobierno recordaron que la primera línea del albertismo (Vilma Ibarra, Julio Vitobello, Santiago Cafiero), que no goza precisamente de la simpatía de la vicepresidenta, cumplió con la misma premisa: calificaron de “persecución” a la acusación del fiscal Diego Luciani y afirmaron que “no hay una sola prueba” que ligue a la vicepresidenta con los ilícitos vinculados a la obra pública que tiene a Lázaro Báez como actor central. No fueron más lejos, pero cumplieron. “No leí toda la exposición de Luciani, pero es evidente que se trata de una acusación política”, dijeron en las últimas horas cerca de uno de ellos, sin dejar traslucir sus diferencias públicas (históricas, en algún caso) con Cristina Kirchner.

También corridos de la primera línea, los peronistas del tronco tradicional (el ministro de Economía, Sergio Massa, el jefe de gabinete Juan Manzur, el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández) apoyaron desde las redes sociales para luego centrarse en sus tareas específicas. En el caso de Fernández, su rol tuvo y tiene que ver con los operativos policiales en las adyacencias del domicilio de la exmandataria, y garantizar que no haya desbordes. “Es la vicepresidenta, la discusión política pasa por otro lado”, contestaron desde el ministerio.

Enfrascado en su vínculo con los gobernadores, Manzur dejó en clara su oposición a la “acusación sin sustento jurídico” hace más de una semana, para luego centrarse en la gestión, acompañando al presidente Alberto Fernández en distintas reuniones y a encuentros con mandatarios provinciales como Sergio Uñac (San Juan) y Omar Perotti (Santa Fe). Quedaron postergadas por el momento encuentros con la CGT e intendentes con vistas a su construcción territorial, porque ni él ni nadie “quiere ser visto como un traidor” en las horas difíciles de la ex presidenta, según fuentes oficiales.

Vigilia en la puerta de la casa de Cristina Kirchner
Vigilia en la puerta de la casa de Cristina Kirchner

Lo mismo hizo el ministro de Economía, Sergio Massa, quien calificó a la acusación de “peligroso antecedente para la política, empresarios y aquellos que tienen dependientes” para luego centrarse en la agitada agenda de la economía. Se trató más de una defensa técnica que política. “Está jugando otro rol”, lo justifican desde el cristinismo, que en las últimas horas salió a apoyar, en la voz de Andrés Larroque o Leopoldo Moreau, la gestión del extitular de la Cámara de Diputados en el Ministerio de Economía.

“Ningún peronista va a entregar a Cristina. Algunos la quieren, otros la necesitan para las elecciones que vienen porque ahora ocupa otra vez la centralidad, y un tercer grupo no la va a criticar aunque no la defienda públicamente”, resumió un funcionario con llegada a varios ministros. Convocados por Manzur, los miembros del gabinete volverán a verse las caras mañana por la mañana.