EEUU desecha inmensas cantidades de alimentos frescos mientras el COVID-19 eleva el hambre en el país

La epidemia de Covid-19 y sus severos efectos en la salud pública y la economía de Estados Unidos ha agudizado la inseguridad alimentaria de muchos estadounidenses. Enormes filas de autos, a veces de kilómetros de largo, se han visto en bancos de alimentos y miles y miles de personas sufren, en el aún país más rico del mundo, para llevar comida a sus familias a causa del desempleo producido por el cierre económico establecido para frenar al coronavirus.

Pero, en paralelo, ante el cese de operaciones de muchos de sus clientes principales, gran cantidad de productores agropecuarios se han quedado sin destino para sus productos ahora que restaurantes, hoteles, escuelas y otras entidades están cerrados.

Montañas de verduras son descartadas por agricultores en Florida ante la incapacidad de hacerlos llegar a los mercados luego de que clientes como restaurantes, hoteles y demás han cerrado por la epidemia de coronavirus. Las cedenas de suministros no han podido reajustarse para llevar esos alimentos a personas necesitadas. (Getty Images)
Montañas de verduras son descartadas por agricultores en Florida ante la incapacidad de hacerlos llegar a los mercados luego de que clientes como restaurantes, hoteles y demás han cerrado por la epidemia de coronavirus. Las cedenas de suministros no han podido reajustarse para llevar esos alimentos a personas necesitadas. (Getty Images)

Sin capacidad suficiente para que las cadenas de distribución se reorganicen para llevar esas frutas, verduras y otros productos a los lugares donde se requieren con urgencia –sean supermercados con escasez u organizaciones que ofrecen alimentos a los necesitados– ingentes cantidades de comida están siendo desechadas o podrían serlo en Estados Unidos.

Imágenes de frutas y verduras siendo enterradas en los campos de cultivo o torrentes de leche siendo derramadas resultan desoladoras cuando se considera que, en la presente epidemia, el espectro del hambre crece ominoso para muchas comunidades.

De acuerdo a cifras de organizaciones del sector agrícola citadas por The Hill, frutas y vegetales frescos con un valor de 5,000 millones de dólares han sido ya desechados. Y ello se incrementará presumiblemente.

La razón que se ha dado por ello es que simplemente resulta muy difícil hacer llegar esos productos a destinos diferentes a los originalmente planeados, pues las cadenas de distribución son más bien rígidas y muy poco adaptables.

“Tenemos cuentos de miles de granjeros sentados sobre sus productos. Como no tienen suficientes medios financieros para enviarlos y distribuirlos a lo largo del país, existe comida buena y nutritiva que se desecha mientras miles de personas pasan hambre”, comentó Cathy Burns, presidenta de la Produce Marketing Association.

Por ejemplo, en Wisconsin y Ohio se han arrojado miles de galones de leche a lagunas y fosos, en Idaho se han debido enterrar 1 millón de libras de cebollas y en multitud de estados toneladas de verduras han sido aplastadas por tractores para usarlas como fertilizantes en los campos de cultivo, de acuerdo a The New York Times.

Organizaciones de granjeros, indica el Times, calculan que en la presente crisis por el coronavirus en el país se han desechado 3.7 millones de galones de leche al día y en una sola planta avícola se destruyen 750,000 huevos semanales. Todo porque no resulta posible llevar esos productos a los consumidores y no habría capacidad para mantenerlos.

Ante ello, relata The Hill, organizaciones de agricultores y organizaciones que operan bancos de alimentos han pedido al gobierno federal recursos para lograr que esas frutas, verduras y otros productos que van a ser desechados puedan en su lugar ser llevados a las personas que los necesitan.

Cifras de la organización Feeding America señalan que en Estados Unidos 37 millones de personas, entre ellas 11 millones de niños y 5.2 millones de ancianos, sufren hambre. Y esos números se están agudizando a causa de la caída económica producida por la epidemia.

La propuesta, comenta The Hill, permitiría saltarse a muchos intermediarios –que no tendrían actualmente incentivo para ajustar sus cadenas de distribución– y llevar esos alimentos directamente a los bancos de comida. De ese modo los productores agrícolas recibirán un pago, en lugar de entrar en pérdidas, y los bancos de comida se harán de mayores inventarios para ayudar a los necesitados en lugar de que esos alimentos se desechen.

Enormes cantidades de alimentos se desechan cada año en Estados Unidos, con o sin epidemia, pero la situación actual, con la actividad económica reducida y el desempleo al alza, se da en el contexto de carencias sociales crecientes, sobre todo los de los millones de estadounidenses cuyos empleos han desaparecido y no son elegibles para apoyos oficiales, o estos les resultan insuficientes.

Largas filas de autos se forman en al área de Los Ángeles por personas que esperan recibir ayuda del banco de alimentos, ante la crisis económica causada por la epidemia de COVID-19. (Getty Images)
Largas filas de autos se forman en al área de Los Ángeles por personas que esperan recibir ayuda del banco de alimentos, ante la crisis económica causada por la epidemia de COVID-19. (Getty Images)

Y, de hecho, el paquete de rescate financiero aprobado por el Congreso incluye 23,500 millones de dólares de apoyo al sector agropecuario, y el Departamento de Agricultura, se afirma, trabaja para establecer un esquema para comprar cosechas y productos ganaderos para evitar su desecho y ponerlos a disposición del público.

Esos recursos de acuerdo a The New York Times también serían usados para apoyar a agricultores ante el desplome de los precios de ciertos productos, como por ejemplo el maíz para producir etanol, combustible cuya demanda se ha reducido.

Pero ese programa aún no ha sido iniciado, y en tanto enormes cantidades de verduras, frutas y lácteos, por ejemplo, se pierden mientras el hambre arrecia en el país.

Algo clave porque aunque hasta ahora la cadena de distribución de alimentos se mantiene activa, podría sufrir problemas mayores en el futuro para abastecer supermercados y tiendas, pues la demanda de ciertos productos –por ejemplo carne, huevos, pollo y harina, indica el Times– se ha incrementado fuertemente y podría conducir a una escasez mayor.

No necesariamente porque no haya producción de esos alimentos sino porque la cadena de suministro que los hace llegar a los mercados no estarían en capacidad de responder a la demanda en ciertos casos.

En algunos estados, como en Alabama según relata la televisora WBRC, agricultores han conseguido evitar el desecho de sus cosechas vendiendo directamente sus productos a personas que acuden a sus granjas. Situaciones similares se dan en otros lugares, pero la magnitud del problema de los alimentos en riego de desperdicio es muy grande.

Un drama que ante el creciente problema de hambre generado por el parón económico desatado por la epidemia, y la posibilidad de desabasto en algunas áreas del país, es especialmente punzante y requiere acción activa para encararlo.