Edimburgo, la ciudad perfecta, con aroma de whisky

Esa tarde bajé del avión que me trajo de Londres, y desde que entré al aeropuerto de Edimburgo me persiguió el aroma del whisky y la sombra de Ivanhoe, el valiente caballero de las novelas de Sir Walter Scott, famoso escritor encargado de descubrir y popularizar la historia de Escocia.

Castillo de Edimburgo.
Castillo de Edimburgo.

Mi viaje comenzó en el casco antiguo, en la plenitud del otoño. Las hojas de los árboles se visten con colores de fuego, y las tardes tienen un aire melancólico. En la histórica Royal Mile, caminé entre restaurantes, tiendas de recuerdos, iglesias, y edificios medievales. Esta es la arteria principal de la ciudad, una calle empinada, llena de pubs tradicionales, y pequeños museos. Son casi dos kilómetros de avenida en el casco histórico y se extiende desde el Castillo de Edimburgo, en la cima de la colina, hasta el Parlamento Escocés. Desde el castillo, caminamos hasta el Palacio de Holyroodhouse, residencia oficial del rey Carlos III en Escocia. El palacio ha sido utilizado por los monarcas escoceses desde el siglo XVI y es uno de los principales lugares de interés turístico de la ciudad. Los jardines son un remanso de paz, y el palacio es un testimonio de la elegancia y el lujo.

Holyrood, Edimburgo.
Holyrood, Edimburgo.

Mi paseo continuó por la Catedral de St. Giles, un impresionante edificio gótico que parece tocar el cielo. El interior, con sus vidrieras y su bóveda de abanico, me dejó sin aliento. En un rincón, encontré un pequeño homenaje a Robert Louis Stevenson, autor de novelas fantásticas y de aventuras. El Parlamento escocés, con su arquitectura moderna, contrasta con el resto de la ciudad. Sin embargo, hay algo fascinante en su diseño, como si fuera una promesa del futuro entre las reliquias. Transitar por el casco antiguo es como meterse en una máquina del tiempo.

Iglesia Canongate, iglesia presbiteriana, Edimburgo.
Iglesia Canongate, iglesia presbiteriana, Edimburgo.

La primera noche cenamos en “Gordon’s Tratoria”. El dueño es polaco; el chef, italiano; los camareros de Nueva Zelanda, de Irán y de otros países. La ciudad es bella, casi perfecta.

Los escoceses son amables y alegres. “Los andaluces, del Reino Unido”. Hay periódicos disponibles en los autobuses. La gente sube, los lee, y los deja. Todos los pasajeros hacen lo mismo.

Pasadizo de la ciudad vieja.
Pasadizo de la ciudad vieja.

“Aprovecha para conocer los closes, los estrechos callejones que comunican el casco viejo con calles paralelas y plazas interiores”, me habían recomendado. En efecto, el viajero se transporta a la época medieval, al ver calles por donde parece que salen fantasmas. El tour de fantasmas, con visita al subterráneo, está programado todos los días a las 8 p.m.

Calton Hill, Monumento Nacional en Edimburgo.
Calton Hill, Monumento Nacional en Edimburgo.

CALTON HILL

En la mañana subimos a Calton Hill desde donde la ciudad parece un lienzo pintado con colores otoñales. “Este es el cañón que más ha viajado y cambiado de dueño”, comenté a Maripaz, mi esposa. Es un cañón que se exhibe en el cerro. Su historia es fascinante. De los portugueses pasó a la Real Armada de España en el siglo XV.

Casa del observatorio, Calton Hill.
Casa del observatorio, Calton Hill.

Llegó a los colonos portugueses de Asia en 1785 a manos del rey de Arakan, en Burma. Los británicos lo capturaron en 1885 y lo llevaron a Edimburgo. Actualmente está junto al Monumento al Almirante Nelson y el Memorial Monument, divisando Edimburgo, una de las ciudades más hermosas que he visitado.

Calton Hill, Edimburgo.
Calton Hill, Edimburgo.

Esa mañana me detuve en la puerta de la casona donde vivió Adam Smith, autor de “La riqueza de las naciones”, primer libro de economía moderna. Los días lluviosos en Edimburgo son para los bares. Las mujeres y los hombres, aquí en Escocia, son conocedores del mundo del whisky.

Gaitero en Edimburgo.
Gaitero en Edimburgo.

GAITEROS

En cualquier esquina de Edimburgo, el gaitero escocés hace sonar su instrumento y uno se va encariñando con su sonido. Son muy gentiles y con su indumentaria son parte del paisaje diario. El whisky es una parte intrínseca de la cultura y la economía de Escocia, famosa por sus destilerías de whisky. La bebida ha sido una parte importante de su patrimonio cultural durante siglos. Muchas familias han pasado recetas de destilación de generación en generación, por lo que el whisky también juega un papel importante en la economía de Escocia; es una de sus principales exportaciones. El origen del whisky en Escocia se remonta al siglo XV; las técnicas de destilación fueron introducidas por misioneros cristianos mucho antes. La primera mención registrada del whisky en Escocia data de 1496, en el “Exchequer Rolls”, un registro de gastos reales.

Tartan, tejidos de clanes escoceses.
Tartan, tejidos de clanes escoceses.

APRENDIENDO DE WHISKY

En Edimburgo, el whisky es más que una bebida; es una forma de vida. Las calles adoquinadas y los edificios antiguos de la ciudad evocan un aire de encanto antiguo que se mezcla perfectamente con la rica tradición del whisky. Un momento inolvidable del viaje ocurrió en el Scotch Whisky Experience, ubicado cerca del castillo de Edimburgo. Allí, pude aprender sobre el proceso de elaboración del whisky y probar algunas variedades.

Taberna en Edimburgo.
Taberna en Edimburgo.

También hay muchos bares y pubs que ofrecen catas de whisky, como The Devil’s Advocate, que tiene una impresionante selección de más de 400 whiskies. Aquí, disfrutamos de la cálida hospitalidad escocesa mientras nos sumergimos en la cultura local del whisky.

Tienda de Souvenirs, Edimburgo.
Tienda de Souvenirs, Edimburgo.

Cada experiencia de whisky en Edimburgo enseña algo nuevo. Se aprende sobre la importancia de la ubicación en la producción de whisky, como el papel que juegan el agua, el aire y el terreno en el sabor final de cada botella. “Cada región de Escocia produce un whisky con un carácter distintivo”, explicó el guía. “Las Lowlands son conocidas por whiskies suaves y ligeros, mientras que las Highlands producen whiskies más robustos y ricos. Islay es famosa por sus whiskies con fuertes notas de turba”, indicó el guía. Hay cinco categorías principales de whisky escocés: Single Malt, Single Grain, Blended Malt, Blended Grain, y Blended Scotch Whisky. Los whiskies Single Malt, producidos en una sola destilería utilizando solo cebada malteada, son a menudo considerados los más prestigiosos y pueden ser bastante exclusivos. Luego de degustar whiskies single malt, a Maripaz, que no es amiga del licor, le dieron de probar Bruadar, con sabor a pera y miel y ahora quiere llevarse una caja. —Por Qué el Whisky Escocés es Famoso —, pregunté al guía. Dijo: —El whisky escocés es famoso en todo el mundo por su calidad y diversidad de sabores. La industria del whisky en Escocia tiene siglos de antigüedad, y la habilidad y la artesanía de sus maestros destiladores se han perfeccionado a lo largo de generaciones. El clima único de Escocia, con su agua pura y aire limpio, también contribuye al carácter distintivo de su whisky.

Tienda de whisky.
Tienda de whisky.

Escocia es tierra de novelas y personajes: Dr. Jekyl y Mister Hyde, Robinson Crusoe, Harry Potter, y “Outlander”, de Diana Gabaldon. Aseguran que existe un dinosaurio que se escapó de la extinción y mora en el Lago Ness, desde hace 1.500 años. Algunos lo ven y otros le toman fotos. Mi viaje fue por la aerolínea Air Europa, que tiene vuelos diarios saliendo de Miami y Nueva York a Madrid con conexiones a 40 ciudades. Business Class Air Europa, una forma exclusiva de volar con máxima privacidad y comodidad. www.aireuropa.com

Waverley, estación de trenes de Edimburgo.
Waverley, estación de trenes de Edimburgo.
Cañón portugués, Calton Hill.
Cañón portugués, Calton Hill.
Jardines de Princes Street, Edimburgo.
Jardines de Princes Street, Edimburgo.

Enrique Córdoba es un periodista y escritor residente en Miami. www.elmarcopolodelorica.com