La economía estadounidense podría seguir evitando la recesión en 2024 | Opinión

28 de diciembre, UPI: Mientras los expertos en pronósticos económicos reescriben sus perspectivas para 2024 después de las recientes medidas de la Reserva Federal, The Conversation recurrió a dos economistas financieros para que compartieran sus opiniones sobre el próximo año.

D. Brian Blank y Brandy Hadley son profesores que estudian las finanzas, las decisiones financieras de las empresas y la economía y explicaron lo que ven para 2024.

1. El año pasado, alrededor de estas fechas, muchos expertos veían una recesión en el horizonte. ¿Se producirá finalmente en 2024 esa recesión tan largamente pronosticada?

La buena noticia es que probablemente no.

La economía estadounidense no está en recesión y probablemente seguirá creciendo. En el último año, el producto interior bruto ha superado las expectativas, la inflación tiende a la baja y el empleo sigue siendo sólido. Los salarios reales han aumentado, al igual que el gasto de los consumidores; además, la demanda de vivienda es fuerte y los mercados financieros están en máximos históricos. Aunque nadie debería discutir que nunca habrá otra recesión, 2024 parece un momento poco probable para que se produzca una, a menos que se surja algún inesperado suceso, como, por ejemplo, una nueva pandemia mundial.

Para ser justos, el optimismo lleva a asumir riesgos, lo que siempre puede contribuir a la próxima recesión, y la economía estadounidense se enfrenta a muchos retos, como los ya elevados costos de la deuda, un posible cierre del gobierno, el aumento de la deuda de los consumidores y la continua angustia en el sector inmobiliario comercial, que podría dar lugar a recesiones continuas de la industria. Otros vientos en contra incluyen la deuda nacional, las economías más débiles de otras naciones, los conflictos mundiales en curso y las tensiones comerciales.

Mientras que 2023 le ha parecido a mucha gente un “aterrizaje suave” –ese logro difícil de alcanzar en el que los responsables políticos reducen la inflación sin desencadenar una recesión–, las recesiones anteriores han ido después de periodos en los que la gente pensaba que se habían evitado. Tal vez por eso los banqueros, los responsables financieros y los economistas siguen advirtiendo de los riesgos de que las tasas de interés se mantengan altas.

Sin embargo, los fundamentos son sólidos y pueden estar en alza, si se cree a los directores financieros; asimismo, a pesar de la disfunción en Washington, leyes y políticas recientes como la Ley CHIPS y de Ciencia, el acuerdo bipartidista sobre infraestructuras, la Declaración de Derechos de la IA y la Orden Ejecutiva sobre el Uso Seguro y Fiable de la Inteligencia Artificial podrían impulsar aún más el crecimiento económico, estimulando la creación de empleo y mejorando la competitividad. En particular, la fabricación pública y privada y la inversión industrial se encuentran en niveles sin precedentes y la tecnología avanza rápidamente, lo que contribuye aún más a las perspectivas económicas positivas, por no hablar de los sólidos balances de los consumidores.

2. Entonces, ¿qué hay de una ‘vibecesión’? ¿Estamos en una ahora? ¿Por qué es importante para 2024?

Cuando se observa el pesimismo económico que revelan las encuestas y las redes sociales, surge una paradoja fascinante: a pesar de las malas vibraciones colectivas, la mayoría de los estadounidenses dijeron que su situación económica personal está básicamente bien.

La escritora Kyla Scanlon bautizó este estado de cosas como vibecesión: si bien la economía sigue creciendo, la vibra no es buena. El hecho de que el gasto de los consumidores siga experimentando un crecimiento sostenido, a pesar de las sombrías perspectivas económicas, pone de relieve una curiosa división entre el sentimiento y la actividad económica.

3. Y ¿si los ingresos y el gasto de los particulares siguen aumentando? ¿No sería eso suficiente como para ponerle fin a la vibecesión?

En resumen: no necesariamente.

Aunque la inflación ha sido alta en los dos últimos años –alcanzando un máximo del 9.1% en junio de 2022 antes de caer al 3.1% recientemente–, la mayoría de los estadounidenses no han visto aumentar sus ingresos tan rápido como la inflación desde 2021 y, como resultado, muchos se sienten frustrados por no poder permitirse lo que podían en 2020. ¿El rememorar al igual que las generaciones anteriores cómo la Coca-Cola solía costar cinco centavos está matando la vibra? Si la inflación sube más rápido que los salarios en 2024, la vibra puede resentirse.

Es más, otros desarrollos económicos positivos parecen afectar muy poco la vibra. Casi todo el mundo que quiere un empleo lo tiene, lo que es un factor crucial para mantener la confianza de los consumidores y sus hábitos de gasto.

Sin duda, los precios de la gasolina también desempeñan un papel destacado en la configuración del sentimiento, y al bajar inesperadamente en diciembre, el sentimiento mejoró. Esto pone de relieve el impacto de los costos energéticos en el estado de ánimo del público y sugiere que las fluctuaciones de los precios de la gasolina pueden influir rápidamente en el sentimiento económico general.

Sin embargo, sospechamos que los consumidores seguirán haciendo lo que hacen: gastando dinero y sintiéndose mal con la economía hasta que algún shock los obligue a dejar de hacerlo. Esta extraña contradicción entre el pesimismo percibido y el bienestar financiero personal pone de relieve la compleja interacción de factores psicológicos y realidades materiales que le da forma a la narrativa económica general.

4. ¿Podría convertirse la vibecesión en una profecía autocumplida?

Los consumidores dicen sentirse mal, pero siguen gastando más de lo esperado, como ocurre desde hace más de un año. Estos hechos parecen contradictorios y a algunos expertos les preocupa que el propio pesimismo pueda perjudicar a la economía. Esto se debe a que la gente gasta menos cuando está preocupada por el futuro.

No obstante, esto ha estado así durante meses, por lo que no es claro por qué debería cambiar ahora.

Aunque entendemos que el sentimiento de los consumidores es complejo, creemos que tiene más sentido centrarse en lo que hace la gente, no en lo que dice, y la gente se está comportando de una manera que es coherente con una economía fuerte debido al aumento de los ingresos reales, por no hablar de un mercado de trabajo robusto.

Y, en general, si le dice a la gente durante la mayor parte de dos años que una recesión es inminente, no debería estar sorprendido de que esté sombría. Si el consenso es erróneo, no debería sorprenderle a nadie que el sentimiento difiera de los datos económicos, especialmente cuando los políticos se culpan unos a otros de la debilidad de la economía.

5. ¿Qué más se espera para 2024?

Tras la reunión de diciembre de la Reserva Federal, muchos analistas reescribieron sus perspectivas para 2024 con la expectativa de que la Fed baje las tasas más de lo que habían pronosticado antes de que el presidente de la Reserva Federal Jerome Powell diera una conferencia de prensa optimista. Aunque muchos esperaban que Powell minimizara las discusiones sobre el descenso de las tasas, las respuestas de las reuniones fueron contundentes, dando por derrotada la inflación y las expectativas de consenso pronosticando una tasa de referencia de los fondos federales por debajo del 4% a finales de año para relajar las condiciones financieras.

Aunque los inversionistas parecen haber reaccionado de forma exagerada –una vez más–, es probable que se produzca una desaceleración adicional de la inflación y del crecimiento económico a medida que la economía siga normalizándose luego de la pandemia. El resultado más probable para 2024 es que el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) baje las tasas tras más revisiones a la baja de los datos de inflación, empezando ya en marzo, hasta que las tasas terminen el año justo por debajo de la proyección de la tasa de fondos federales de 4.5% hecha por la Fed; aun así, la Fed no espera a que la inflación alcance su objetivo del 2% antes de bajar las tasas, lo que significa que una rápida caída de la inflación podría hacer posibles más recortes de las tasas.

Es probable que el crecimiento económico siga siendo fuerte en 2024 y que la inflación se desacelere, aunque a un ritmo más moderado; aunado a ello, con las tasas hipotecarias cayendo por debajo del 7% ahora, las viviendas iniciadas y el otorgamiento de hipotecas están aumentando. Ahora bien, la asequibilidad de la vivienda podría mejorar el año que viene, aunque sea partiendo del peor nivel en décadas.

Aunque es probable que en 2024 se produzcan debates en otros ámbitos, es de esperar que se produzcan menos de estas conversaciones económicas en 2024 que en 2023 y, si tenemos suerte, los mercados subirán al menos con la misma rapidez, aunque debemos recordar que casi todo el mundo se equivocó el año pasado. Si hay un pronóstico que podemos hacer con confianza, es que al menos algunos de los pronósticos de hoy parecerán bastante absurdos en retrospectiva.

D. Brian Blank es profesor asociado de Finanzas en la Universidad Estatal de Mississippi (MSU) y Brandy Hadley es profesora asociada de Finanzas y Catedrática Distinguida David A. Thompson de Inversiones Aplicadas en la Universidad Estatal de los Apalaches (ASU).

Este artículo se publicó en The Conversation bajo una licencia Creative Commons. Lea el artículo original.

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