La maravillosa manera en que el pueblo Navajo de EEUU (no) verá el eclipse de Sol

Imágenes sin fecha de la artista de origen navajo Elsie Holiday muestran unas canastas con diseños de un eclipse y la Luna. (Raven Makes Gallery via The New York Times).
Imágenes sin fecha de la artista de origen navajo Elsie Holiday muestran unas canastas con diseños de un eclipse y la Luna. (Raven Makes Gallery via The New York Times).

Este sábado podremos observar en el hemisferio occidental un eclipse anular. La Luna, que se encuentra más alejada de la Tierra que cuando hay un eclipse total, bloqueará gran parte del Sol y solo dejará ver un ardiente halo de luz contra el cielo oscurecido.

En Estados Unidos, el espectáculo comenzará en Oregón, cruzará la zona del suroeste y nos dirá adiós en la línea costera de Texas. Luego atravesará la península de Yucatán en México y pasará por Centroamérica; más tarde, llegará a Colombia y cruzará la cuenca del Amazonas, para concluir su recorrido en la costa oriental de Brasil.

Miles de turistas ya se desplazan hacia la ruta en que será visible el anillo para poder admirar esta maravilla astronómica, que tendrá una duración aproximada de 4 minutos en cada punto de su recorrido. Muchos describen los eclipses como experiencias espirituales.

Pero al menos existe un lugar al que las personas no podrán aventurarse a observar el fenómeno: los extensos paisajes desérticos de la reserva del pueblo navajo, cuyos parques tribales en Arizona, Nuevo México y Utah ofrecen hermosos panoramas en los que el público podría observar el “anillo de fuego” celestial. El 15 de septiembre, la autoridad de los navajos a cargo de los parques, Navajo Nation Parks & Recreation, anunció que todos los parques permanecerán cerrados durante el eclipse en honor a sus creencias tradicionales.

“Los navajos contemplan el universo como una realidad holística”, explicó David Begay, astrónomo cultural y vicepresidente del Instituto de Educación Indígena. Para ellos, el momento en que nuestro planeta, la Luna y el Sol se alinean durante un eclipse es una especie de ciclo dentro del orden cósmico en que todo está interconectado, comentó Begay, quien es “diné” (designación que utilizan los nativos navajos para referirse a su origen étnico).

Caminar en dos mundos

Nancy Maryboy, a la izquierda, y David Begay del Instituto de Educación Indígena. (San Francisco Exploratorium vía The New York Times).
Nancy Maryboy, a la izquierda, y David Begay del Instituto de Educación Indígena. (San Francisco Exploratorium vía The New York Times).

En 2017, cuando un eclipse total de Sol atravesó Estados Unidos, alrededor del 88 por ciento de los adultos estadounidenses observaron el fenómeno de alguna manera.

La experiencia fue distinta en la reserva del pueblo navajo. Las escuelas cerraron, a los empleados se les dio una licencia administrativa y se invitó a la comunidad a permanecer en “calma en su hogar y evitar compartir alimentos y agua”, según un comunicado de los líderes de la tribu.

Begay tiene un recuerdo muy claro de haber conducido por un camino al borde de la reserva del pueblo navajo en las horas anteriores a un eclipse anular en 2012. Vio a muchas personas instalando sus telescopios por la carretera.

“Así estaba todo el camino hasta el límite de la reserva”, aseveró.

Pero en cuanto cruzó al otro lado, ya no vio a ninguna persona hasta llegar al otro lado, horas después. Más que un espectáculo, para muchos en la reserva el eclipse es un tiempo de reverencia y reflexión.

A Semira Crank, directora de programa “diné” en Bears Ears Partnership, en el área sureste de Utah, aprendió desde niña que no debía ver un eclipse por dos motivos. El primero es práctico: ver el Sol puede dañar los ojos. El otro motivo, según compartió, es que hacerlo puede alterar la armonía espiritual, o “hózhó”, de una persona.

“Se basa en la historia de nuestros orígenes”, señaló Crank. Pero tampoco quiere compartir demasiado. “Estas prácticas, nuestras tradiciones, cultura y lengua son muy preciadas para nosotros”, afirmó sobre su familia, aunque reconoció que otros miembros de la comunidad navaja quizá tengan otra perspectiva.

Eso sí, el pueblo navajo no será la única tribu del suroeste que experimente el eclipse este fin de semana. Al norte de la reserva se encuentra Bears Ears, un monumento nacional de más de 5000 kilómetros cuadrados con cientos de miles de sitios culturales en los que es posible encontrar arte rupestre antiguo, viviendas primitivas en acantilados y monolitos gigantes de color rojizo. Más de 10 comunidades indígenas, entre ellas la tribu hopi y la ute, consideran a Bears Ears su patria ancestral.

Según Crank, se espera que hasta 20.000 personas viajen para ver el eclipse en las inmediaciones de Bears Ears este fin de semana.

(VIDEO) ¿Por qué son únicos los eclipses solares y cómo protegerse los ojos durante ellos?

Ciclos y presagios

En su viaje hacia el sur, el eclipse llegará a la península de Yucatán en México. Esa región está poblada por indígenas mayas, cuya cultura se extendió a otras zonas de México y varios países centroamericanos que también vivirán el eclipse. Los mayas cuentan con una tradición astronómica bien establecida y, desde hace siglos, han realizado predicciones sobre los ciclos que producen eclipses solares.

Desde siempre, tanto ellos como otros pueblos indígenas de México y Centroamérica han tenido una interpretación adversa de los eclipses.

“En la actualidad, es un espectáculo de la naturaleza; pero en la antigüedad, tanto en la región maya como en el resto de Mesoamérica, se interpretaba como un presagio”, indicó Jesús Galindo Trejo, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México que se ha dedicado a estudiar cómo observaban el cosmos los mayas.

Los mayas de la península de Yucatán, así como los mayas lacandones del área que ahora es Chiapas, asociaban a los eclipses con periodos de destrucción.

Eso podía traducirse en épocas de sequía o enfermedad y tener efectos dañinos también en las personas. Galindo Trejo dijo que algunas mujeres embarazadas evitaban ver los eclipses, pues creían que sería especialmente peligroso para los bebés que esperaban.

Una gran pantalla en la bóveda celeste

Entre los pueblos indígenas del bosque tropical de la Amazonía en Brasil, la astronomía guía la vida diaria. Los nombres de las constelaciones son nombres de plantas y animales, y las fases lunares marcan el mejor momento para recoger los cultivos, ir a pescar o tener hijos.

“Antes de acostarme, al atardecer, solía escuchar a mi padre: señalaba hacia el universo, nos hablaba sobre las constelaciones y la fase en que estábamos”, recordó Jaime Diakara, quien es antropólogo. Forma parte del pueblo desano, uno de los más de 22 grupos indígenas que habitan la cuenca del río Negro, una región ubicada en las profundidades de la Amazonía brasileña, por donde pasará el eclipse anular.

“Para nosotros, era como un televisor de pantalla enorme que proyectaba muchísimas imágenes de nuestra mitología ancestral”, añadió.

Cuando la Luna comience a eclipsar al Sol, es posible que la tribu desana sienta cierto desasosiego.

“El hombre blanco cree que un eclipse es algo bellísimo”, comentó Durvalino Kisibi, líder desano y curandero cuyo pueblo, Wãhti Peayeri Buri, está a tres días de distancia en balsa del pueblo más grande de la región. “Pero para nosotros, es de mal agüero”.

Algunos miembros del pueblo guaraní consideran que un espíritu maligno encarnado en una constelación de jaguar es el causante de los eclipses. Cuando el cielo se oscurece, los guaraníes gritan y lanzan clamores para intentar espantar al jaguar, pues creen que el fin del mundo ocurrirá cuando la constelación devore la Luna, el Sol y otras estrellas.

Aunque la comunidad científica no siempre aprecia estas tradiciones, Yuri Berri Afonso, cuyo padre, el astrónomo guaraní Germano Bruno Afonso, creó una herramienta indígena de observación solar, piensa que estos dos mundos podrían coexistir.

“La ciencia toma estas explicaciones y, en general, las ridiculiza”, afirmó Berri, quien ayudó a digitalizar la herramienta antes de la muerte de su padre en 2021. Pero lo cierto es que esta sabiduría ancestral de los pueblos indígenas “les ayudó a sobrevivir. Así que una visión del universo no tiene por qué cancelar la otra”.

c.2023 The New York Times Company

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