Ebon Moss-Bachrach le da un tono abrasivo a ‘El oso’

Ebon Moss-Bachrach en Nueva York el 31 de mayo de 2023. “El oso”, que regresa esta semana para su segunda temporada, le ha dado a Moss-Bachrach su papel más destacado hasta la fecha. (Mark Elzey/The New York Times)
Ebon Moss-Bachrach en Nueva York el 31 de mayo de 2023. “El oso”, que regresa esta semana para su segunda temporada, le ha dado a Moss-Bachrach su papel más destacado hasta la fecha. (Mark Elzey/The New York Times)

El chiste en el plató de “El oso”, la exitosa serie de FX sobre un restaurante de Chicago en apuros, es que hay dos Ebon Moss-Bachrachs: el Ebon de Nueva York y el Ebon de Chicago. Y son muy diferentes.

En casa, en Nueva York, Moss-Bachrach hace ejercicio, come sano y cuida a su familia. Viviendo solo, en Chicago, donde se rueda “El oso”, le gusta acumular una palidez interior —“quizá bebo más de lo que debería”— y lo que él llama “una costra de sodio”. (Involucra muchos perros calientes de Portillo’s). El Ebon de Chicago es quien encarna a Richie, el exaltado confidente de “El oso”, un tipo carismático cuya masculinidad se sitúa entre lo lamentablemente equivocado y lo voluntariamente abrasivo.

Moss-Bachrach suplicó que no lo llamaran saco de mierda. “Me pongo un poco sensible”, comentó. “Me siento herido”. Moss-Bachrach se ha especializado en los hombres atrofiados —véase también el acobardado y servil músico que interpretó en “Girls”—, pero aun así los quiere y respeta, sobre todo a Richie. Es “apasionado y leal”.

“El oso”, un éxito del verano pasado, vuelve con su segunda temporada el jueves, en Hulu, con un bucle de ambición y desesperación mientras el chef Carmy (Jeremy Allen White) y su equipo se preparan para abrir un restaurante más sofisticado en lugar del Original Beef, la sandwichería familiar que Richie tanto aprecia. Aunque ha hecho incursiones en los universos de Marvel y “La guerra de las galaxias” (“The Punisher”; “Andor”) y ha interpretado a personajes históricos (John Quincy Adams; el periodista que ayudó a denunciar a Theranos), la serie le ha dado a Moss-Bachrach, de 46 años y actor en activo desde hace un cuarto de siglo, su papel de mayor calibre hasta la fecha, de esos que hacen que los tipos de las calles de Chicago le griten, a la manera de su personaje: “¡Qué tal, primo!”.

El hecho de que Richie sea uno de los favoritos de los admiradores a pesar de ser combativo e irritable —un imbécil, en palabras de sus creadores— es testimonio de la interpretación sincera de Moss-Bachrach.

“Mi trabajo en cualquier cosa es luchar por el tipo al que interpreto e intentar representarlo con dignidad y respeto por sí mismo”, afirmó. “Nunca quiero juzgar a ninguna de estas personas”. (También aparece en “Hazme el favor”, la comedia que se estrena el viernes, como el exnovio degradado de Jennifer Lawrence).

La nueva temporada de “El oso” desentraña la historia de su reparto, con un ritmo y un trabajo de cámara ligeramente menos frenéticos que antes (al fin y al cabo, el restaurante está cerrado). Pero Richie personifica gran parte del conflicto de la serie.

“Es alguien que tiene habilidad para las cosas que están en marcha, está un poco perdido, pero también seguro de sí mismo”, aseguró Christopher Storer, creador de la serie. “Una de las cosas que más me gustan de Richie es que confía en su falta de autoconciencia. Y es genial con la gente, igual que Ebon en la vida real”.

Una tarde reciente, durante un largo paseo por los muelles cercanos a su departamento de Brooklyn, Moss-Bachrach saludó a muchos vecinos. Lleva más de una década en el mismo loft aireado y lleno de libros de arte —un cuarto piso sin ascensor— con su mujer, la artista visual Yelena Yemchuk, y sus dos hijas, ahora de 16 y 12 años; las bicicletas de época de la pareja están estacionadas fuera. Vestido con mezclilla de pies a cabeza y botas de montaña, su actitud es la quintaesencia de un atento padre de Brooklyn: ¡va en bici a la playa! ¡Hornea pan y lo regala por hogazas! Es casi un lugar común, reconoce riendo.

Es, en efecto, lo contrario de algunos de los odiosos personajes que interpreta. “Es el ser humano más grande del mundo”, comentó la guionista y directora Jenni Konner, que le dio ese memorable papel en “Girls” en 2014 y luego se hizo amiga suya.

Moss-Bachrach es un consumado cocinero casero y le encanta el entorno gastronómico de Chicago. Cuando está en la ciudad, él y un amigo, un camionero al que conoció en una película hace mucho tiempo, salen a tomar martinis y una “ensalada de albóndigas” (con un mínimo de verduras y marinara aparte) mientras le pregunta a su amigo por la jerga que Richie podría usar.

“¿Cómo se dice de alguien glotón, al que le gusta comer mucho? Ah, eso es un ‘gavone’”, dijo Moss-Bachrach, recordando una de esas conversaciones. “Es una parte muy divertida del trabajo”.

El guionista y director Tony Gilroy (“Michael Clayton”, “El legado de Bourne”) utilizó inesperadamente a Moss-Bachrach como luchador de la resistencia en “Andor”, la serie derivada de “La guerra de las galaxias”, el año pasado. “Es un actor muy despierto”, señaló Gilroy. “Lo bueno de eso es que ese estado de alerta y energía puede ir desde la empatía a la paranoia, lo que significa que está pendiente de lo que ocurre a su alrededor”.

En “El oso”, eso significa a menudo rápidos picos y valles emocionales, mientras la cámara se arremolina en primeros planos a veces poco favorecedores. Hacen tomas largas, pero solo unas cuantas, “eso mantiene la energía maníaca”, explicó Storer. En un episodio de la primera temporada en el que Richie fue apuñalado en el trasero, reaccionó de manera diferente en cada momento.

“No tengo un camino prescrito”, aclaró Moss-Bachrach. “Quiero estar abierto en esto para sorprenderme a mí mismo”.

Creció en los alrededores de Amherst, Massachusetts, cerca de donde su padre fundó una escuela de música comunitaria y su madre dirigía un programa de Big Brothers/Big Sisters. De camino a la Universidad de Columbia, pensó que sería pianista de jazz, antes de que la realidad de la cantera de talentos lo sorprendiera.

Un semestre, por curiosidad, tomó clases de interpretación e hizo una obra en el Festival de Teatro de Williamstown. Consiguió un agente antes de graduarse y desde entonces no ha dejado de trabajar, alternando el teatro, el cine y la televisión, estudiando a intérpretes como Gene Wilder, compañero de reparto en la primera aparición de Moss-Bachrach en la pantalla.

Moss-Bachrach sigue poniéndose nervioso antes de las grandes escenas, pero es útil, dice, porque significa que hay algo que arriesgar. “Tal vez me atrae la gente que está en periodos de crisis, pérdida o confusión, cuando no encuentran el camino a casa”. Y aunque su educación fue comprensiva, también ha tenido su ración de gentuza en la que inspirarse. “Un imbécil puede hacer mucho daño”, afirmó. “A mí me hirieron los sentimientos muchas veces”.

En “El oso”, Matty Matheson, chef y restaurador canadiense, interpreta a Neil, su primer papel con un guion. “Soy alumno de la escuela de interpretación de Ebon”, aseguró. Los dos comparten más momentos en la segunda temporada, y más peleas. “Soy como una cuchilla blanda que intenta ser amable de manera constante”, afirmó Matheson, que también es productor y asesor de la serie. “Al personaje de Ebon se le permite ser el más Richie conmigo. No le digo que sea ‘woke’”.

“Definitivamente hay Richies” en el mundo de la comida, añadió. “Richie no quiere cambios, y ahora más que nunca, los restaurantes están cambiando”.

Storer, el creador de la serie, hizo sus pinitos tras los fogones y procede de un clan de restauradores de Chicago. Su hermana, Courtney Storer, célebre chef en Los Ángeles, es la directora culinaria de la serie (ayuda a preparar los platos gourmet para los primeros planos), y Christopher Storer pasó su infancia en la institución de Chicago Mr. Beef, propiedad de la familia de un amigo y que fue el modelo para el Original Beef de la pantalla.

“El oso” ha suscitado elogios por su verosimilitud. Antes de empezar la producción, White y Ayo Edebiri, que interpreta al resuelto chef Sydney, fueron a la escuela de cocina y a hacer prácticas en establecimientos de alta cocina, desarrollando un vínculo en el proceso. Moss-Bachrach, en cambio, acudió a bares del South Side para estar en comunión con los habitantes de Chicago. No tenía ni idea de que sus coprotagonistas se estaban formando; por aquel entonces, pensaba que estaban haciendo un programa sobre restaurantes del mismo modo que “Taxi” era un programa sobre conductores.

Para él, “El oso” era un estudio sobre la pérdida y el cambio. Tras sufrir la muerte de su mejor amigo —el hermano de Carmy, el propietario original del Beef, interpretado por Jon Bernthal, amigo de Moss-Bachrach fuera de la pantalla—, Richie está “profundamente angustiado y de luto y volátil, y no en un lugar de autorreflexión”, comentó Moss-Bachrach. “Se está medicando con Bacardí y nachos”.

La profundidad de la transformación del Ebon de Chicago fue “muy inspiradora”, dijo Joanna Calo, codirectora de Storer. No hay frases desechables para él: “No se limita a hacer un chiste, siempre encuentra la manera de dar sentido a las tonterías que dice la gente”.

c.2023 The New York Times Company