Diseñan botella biodegradable que además te puedes comer

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En Reikiavik, la capital islandesa, tuvo lugar el pasado mes de marzo el festival de diseño DesignMarch. Durante este evento, el estudiante Ari Jónsson (de la Academia de Artes de Islandia) deslumbró al público al exhibir su proyecto de botella biodegradable fabricada a partir de algas rojas y agua. Concienciado con el medioambiente y con el enorme problema que el plástico supone para nuestros océanos, Jónsson se preguntó ¿Por qué crear botellas de un solo uso con un plástico que tarda cientos de años en degradarse? Al no encontrar una respuesta coherente, se decidió a desarrollar un material capaz de remplazarlo.

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Las botellas creadas por Jónsson usan polvo de agar, un material que se extrae de la estructura de soporte de las paredes celulares de ciertas especies de algas. Si a este polvo se le añade agua y se enfría la mezcla, finalmente se transforma en una substancia moldeable similar a la gelatina.

La botella retiene su forma mientras está llena de fluído, pero tan pronto como queda vacía comienza a descomponerse. Al estar fabricada con sustancias no tóxicas de origen natural, incluso podrías comerte la botella si tuvieses problemas de retención intestinal, ya que el agar se usa como laxante.

¿Veremos pronto las botellas de agar en nuestras tiendas? Me temo que no. De momento esta idea es simlemente un concepto de diseño y por lo que puedo leer, ni siquiera hay planes para su distribución comercial. A pesar de todo, creo que la idea de Jónsson es brillante y muy creativa. Sin duda es uno de esos conceptos que te hacen pensar. Con la que está cayendo ¿no es demasiado frívola la idea de usar y tirar?

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En declaraciones a la web Fastcoexist, Jónsson reconoce que la versión actual de su botella presenta una serie de inconvenientes prácticos que habría que solucionar, ya que el diseño se encuentra en una fase muy tremprana. Por ejemplo, la botella se rasga muy fácilmente (de hecho él las compara con el papel). Y en cuanto a su extraño sabor, el estudiante de diseño dice: “Es difícil de describir, podría decir que sabe a gelatina de algas marinas, pero la descripción tampoco ayuda porque muy poca gente ha probado algo así”.

En un arranque de sinceridad Jónsson afirma: “Yo no diría que se trata de la solución perfecta a nuestro problema con las botellas de plástico, pero es un punto de partida. Con suerte, esta idea nos ayudará a iniciar la búsqueda de nuevas soluciones. Cambiar de nuevo a las botellas reutilizables, por ejemplo, también es aceptable, aunque la idea también tiene sus pros y sus contras”. No obstante, esta tendencia comienza ya a observarse en países desarrollados como los Estados Unidos, donde su uso ha crecido hasta el 31% en 2014.

Sea cual sea el remedio, lo que está claro es que necesitamos una alternativa a las botellas de plástico. No solo por el problema medioambiental que causa su dificultad para degradarse, sino porque además cada año se destinan millones de barriles de crudo para su fabricación, lo cual libera millones de toneladas de CO2.

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Me enteré leyendo Dezeen.com.