Director de ‘Juan de los Muertos’: ‘Nunca imaginé que iba a seguir tan vigente. No soy tan pesimista’
Un montón de gente en harapos y hambrienta en La Habana no sorprende a nadie. Los zombis de Juan de los Muertos, una película de terror del 2011, parecen cada vez más los personajes de un documental en la Cuba del 2024, en la que niños y ancianos escarban en montañas de basura que se elevan en cualquier esquina como testamento del fracaso del régimen de continuidad de Miguel Díaz-Canel.
Alejandro Brugués (Buenos Aires, 1976) blindó su filme de cualquier frontera cronológica y lo dotó de cualidades premonitorias que ni él mismo pudo sospechar, porque como dice en esta entrevista con el Nuevo Herald, “no es tan pesimista”.
‘Juan de los Muertos’, ganadora del premio Goya a la Mejor Película iberoamericana en el 2013, no envejece, no porque el castrismo y el poscastrismo han convertido en zombis y mendigos a los cubanos, sino porque el filme presenta el drama en tono de parodia. Las obras de Rabelais y Jonathan Swift no dejan de tener algo que decir porque su siglo y los gobiernos y costumbres que criticaban están lejos en el tiempo.
El filme puede verse este jueves 5 de diciembre en Miami, como parte del Ciclo de Cine Cubano del Miami Dade College, que coordina Alejandro Ríos, con el auspicio de ArtesMiami.
Protagonizada por Alexis Díaz de Villegas, a quien el cine y el teatro cubano perdieron en el 2022 a consecuencia de un cáncer, Juan de los Muertos es otro ejemplo de la demonización del disidente. El gobierno culpa de la invasión de los zombis a los disidentes y los convierte en “el otro”, un ente que viene a desestabilizar el cuadro de locura generalizada, que es el estatus quo.
Entre apagones y escasez, muy pocos en Cuba hoy se creen el cuento de que el disidente es el contrario, aunque muchos no sepan bien quién es el verdadero enemigo.
‘Juan de los Muertos’ es una joya del cine cubano concebida por un director nacido en Argentina, que estudió en la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños y hace más de una década trabaja en Los Angeles.
A estas alturas, una invasión de zombis se perfila como una mejor opción que lo que vive Cuba. Reír e imaginar al menos cómo puede terminar este apocalipsis que se ha cargado la esperanza puede producir un alivio momentáneo que no se puede dejar pasar.
¿Cuál fue el punto de partida para ‘Juan de los Muertos’?
El punto de partida, como muchas de mis comedias de terror, fue una broma. Andaba con mi productor por la calle y miré a mi alrededor y vi que toda la gente parecían zombis, así que le dije que podríamos hacer una película de zombis y no íbamos a necesitar maquillaje y le podíamos poner Juan de los Muertos.
Y en ese momento lo miré y le dije “esa va a ser la próxima”. En ese chiste tenía un género, un personaje, un subtexto social, todo. Y como siempre que digo una tontería de esas, no me quedó más remedio que hacerla porque no me la podía quitar de la cabeza.
¿Cuales fueron los retos –y las ventajas– de filmar una historia típica de zombis en Cuba?
Los retos fueron casi todos técnicos. Es una película con muchos efectos, prácticos y digitales. Tuvimos que construir muchas de las cosas que necesitábamos porque no existían allá. Hacer una pantalla verde enorme para las escenas bajo el agua, ese tipo de cosas. También hubo una curva de aprendizaje con el tono de la película, porque en ese momento la mayoría de los involucrados no estaban familiarizados con una comedia de terror y tenía que hacer que se metieran en mi cabeza para entenderla. Por ejemplo, los extras y enseñarles a moverse como zombis.
Las ventajas, bueno, por un lado el look de la ciudad. Hay locaciones que sería carísimo tratar de reproducir en otras circunstancias y en Cuba están por todas partes. Edificios deteriorados, ese tipo de cosas. Y otra ventaja enorme, que he traído conmigo para todos los demás proyectos, es la capacidad de cubano para solucionar problemas. Un rodaje son cien problemas por hora, y como no teníamos los recursos para solucionarlos con dinero había que ser imaginativos todo el tiempo.
Apuntas que es más difícil hacer reír que llorar, ¿por qué eliges el humor ante esta variante tropical de un apocalipsis zombi?
Supongo que varias cosas influyen. Muchas de las películas que marcaron mi infancia eran comedias, y muchas eran comedias de terror. Es un género que disfruto mucho. Además de que por naturaleza, el cubano tiene mucho sentido del humor. Supongo que es un mecanismo de defensa para enfrentar todos los problemas que tenemos a diario. Es algo que he notado mucho en otros lugares de Latinoamérica también. Argentina por ejemplo. Pero sobre todo, el terror y la comedia son géneros muy similares, y los dos sirven para tratar temas sociales. Esta película debía ser un balance de todas esas cosas. Debía ser efectiva como película de zombi, pero también tenía que poder decir las cosas que me interesaba decir sobre la sociedad alrededor mío.
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Resulta una delicia que apuestes por el género del terror y por el humor, ¿quiénes son los creadores que te inspiran?
Juan... es una película con referencias a todo lo que me gusta. Ahí hay desde películas de zombis hasta Sergio Leone pasando por Bruce Lee. Pero en general hablando de comedias de terror, quizás mis mayores referencias son Sam Raimi, Joe Dante, Peter Jackson, los que hicieron las películas de este género que crecí viendo. Igual no todas mis influencias son de este género, pero si vamos a ser específicos, siempre que estoy haciendo una comedia de terror lo más probable es que esté pensando en Sam Raimi. Casualmente años después llegué a trabajar con él y todavía tenemos proyectos pendientes, incluyendo algo que queríamos hacer en Miami. A ver si algún día se da.
Hay una misión en el filme, sobrevivir, que resulta cada vez más válida en las circunstancias actuales de Cuba. ¿Imaginaste este poder profético del filme o hay algo del presente que te sorprende?
No, nunca me imaginé que iba a seguir vigente tantos años después. No soy tan pesimista. A cada rato alguien me dice algo o me mandan memes sobre como las cosas siguen iguales o peores, es como si la hubiera hecho ayer. Y por un lado, me da alegría que la película haya resistido así el paso del tiempo. Pero por otro, qué triste escuchar eso, ¿no?
Que La Habana se vea destruida ya es el pan nuestro, ¿cómo fue ese proceso de destruirla cinematográficamente?
Bueno, creo que a todo lo que es arquitectura no tuvimos que hacerle nada. Era elegir los lugares que se veían destruidos y me iban a dar el ambiente que necesitaba. Para las calles y ese tipo de cosas, sí teníamos un “camión de basura” que íbamos regando por todos los lugares donde filmábamos. Esas son las cosas que disfruto de hacer este tipo de películas, como a veces tienes la oportunidad de cerrar Malecón y pensar “hoy voy a destruir todo esto” y jugar como un niño en un parque.
Pero la verdad es que La Habana colaboró mucho. Siempre que regreso me pasa lo mismo, veo locaciones y me vienen escenas a la cabeza y me dan ganas de filmar ahí de nuevo, porque ese look no se consigue en ningún otro lugar.
Te sorprendes alguna vez imaginando el escenario contrario, una Habana en esplendor. ¿Cómo te gustaría reflejarla en el cine?
La verdad nunca lo había pensado. Esplendor me suena a prosperidad, a buenos tiempos, a falta de conflicto, y la falta de conflicto es lo peor que te puede pasar en una película. Siento que si fuera a retratar esa Habana tendría que ser una película de época, y de momento no tengo ninguna en la cabeza. O algo de ciencia ficción. Pero como ya hemos visto, no soy muy bueno prediciendo el futuro, así que mejor no apostar por lo que piense de eso. Igual sería el proceso contrario a la mayoría de las películas. Casi siempre tienes que gastar dinero en destruir una locación. En este caso habría que gastarlo en reconstruirla.
Una de las crisis del cine actual es que no cuenta con buenos guiones, tienes la ventaja de que escribes los tuyos. ¿Cómo te ha ayudado esa destreza fuera de Cuba?
La verdad la mayoría de las cosas que he dirigido no son escritas por mí. Aunque es cierto que disfruto más cuando dirijo mis propios guiones. Yo no sé si hay una crisis de buenos guiones. La verdad, la mayoría de los que leo no son buenos, pero es otro problema.
Creo que el cine actual tiene un problema de marketing, donde todo el mundo quiere historias que estén basadas en una propiedad intelectual conocida, o secuelas o repetir una fórmula que ha funcionado. Cuando una película es un éxito, de pronto todos los productores quieren algo similar. O tienes notas que parecen dictadas por un algoritmo.
El cine actual es todo sobre disminuir el riesgo, cosa comprensible con los presupuestos que se manejan. Pero el arte es justamente riesgo. Si no, no es divertido hacerlo, ¿no? Así que hay una lucha constante. De todas formas, todavía quedan un puñado de productoras dispuestas a arriesgar.
¿Qué estás haciendo ahora en Los Ángeles y qué planes creativos tienes?
Bueno, aquí llevo ya 11 años. Siempre he estado haciendo lo mismo, cine o televisión. La industria ahora está en un momento de cambio. Todos los estudios están reduciendo la producción. Nadie está muy seguro de hacia donde van a tirar las cosas. Pero en medio de todo, tengo varios proyectos que están andando. Algunos escritos por mi, la mayoría no. Casi todos de terror aunque también estoy tratando de explorar otros géneros. Pero es muy temprano para saber cuál va a caminar primero. Es el tipo de cosas que hay que esperar a enero, que todo el mundo regrese de vacaciones. Ahí es cuando empieza a sonar el teléfono y alguien te dice “vamos a hacer la película.”
‘Juan de los Muertos’ se presenta el 5 de diciembre, 7 p.m. en Koubek Center del MDC, 2705 SW 3 St. Para obtener entradas para Juan de los Muertos, gratis, https://miamifilmfestival.com/cuban-cinema-series/