Diplomacia bajo fuego: la crisis humanitaria aumenta en Líbano pese a los esfuerzos de tregua
Con un goteo constante de muertes diarias —veinte, treinta o incluso más—, los ataques aéreos israelíes contra edificios residenciales en el sur y el este del Líbano, así como en los suburbios de Beirut, la capital, han dejado un saldo de más de 3.700 muertos y 15.000 heridos. Al menos 200 de las víctimas mortales son menores de edad. Las letales embestidas aumentan incluso cuando los esfuerzos diplomáticos por un alto el fuego parecen madurar.
A las víctimas mortales en Líbano se suma la devastación material, igualmente desoladora: miles de edificios reducidos a escombros han dejado a cientos de miles de personas desplazadas, sin un hogar al que regresar.
Las pérdidas económicas derivadas de los bombardeos podrían superar los 20.000 millones de dólares, según estimaciones preliminares. La escalada del conflicto ha sumido al Líbano en una crisis humanitaria y económica sin precedentes. Infraestructuras clave como carreteras, hospitales y escuelas han sido destruidas, dificultando aún más la vida de la población.
“Todo lo relacionado con la infraestructura nacional se viene derrumbando silenciosamente desde hace años, ya se trate del agua, la electricidad, la salud pública o la educación pública”, advierte Sami Zoughaib, economista y director de investigación del centro de estudios The Policy Initiative.
Es un acto de terror que forma parte de la guerra psicológica que se libra en el Líbano
Según un informe del Grupo de Trabajo Independiente para el Líbano (ITFL, por sus siglas en inglés), el porcentaje de población en pobreza extrema podría alcanzar el 80 % en las áreas más afectadas por los ataques aéreos.