Los diez años de Francisco: frialdad y desencuentros con el poder político argentino

Alberto Fernández; el papa Francisco y Fabiola Yañez
Alberto Fernández; el papa Francisco y Fabiola Yañez - Créditos: @HANDOUT

Ninguno de los tres presidentes que en los últimos diez años tuvieron el rumbo de la Argentina en sus manos pudo lograr una relación armónica y sostenida con el papa Francisco, que no concretó aún una visita al país. Aunque todavía no renuncia a esa posibilidad. Enfrascados en la grieta que divide a los argentinos, Cristina Kirchner, Mauricio Macri y Alberto Fernández compartieron la incapacidad para llevar adelante un diálogo fluido con el papa argentino, que pese a las demandas de un mundo globalizado y complejo, nunca dejó de tener los sentidos atentos a la prolongada crisis de su país.

El giro que dio la entonces presidenta Cristina Kirchner en las horas posteriores a la elección pontificia de su principal adversario político, le permitió acomodar su discurso y lograr un respiro ante un gobierno inmerso en una profunda crisis. Entre 2013 y 2015 visitó tres veces a Francisco en el Vaticano y viajó a Río de Janeiro para que su candidato Martín Insaurralde lograra una foto con el Papa en plena campaña electoral.

Desde que dejó la presidencia, Cristina Kirchner no volvió a tener un diálogo personal con Francisco, ni mucho menos lo pudo visitar en el Vaticano, pese a la confluencia en materia social que hoy acercan a la Iglesia y a referentes kirchneristas.

Lejos de la numerosa delegación de La Cámpora que en septiembre de 2014 copó el Vaticano para acompañar a Cristina Kirchner -estaban, entre otros, Andrés Larroque, Eduardo “Wado” De Pedro y el hoy olvidado José Ottavis-, son pocos los dirigentes del Frente de Todos que mantienen un trato frecuente con Francisco. Es cercano, en cambio, el vínculo con Juan Grabois, referente del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), que planteó fuertes reclamos al gobierno de Alberto Fernández y lanzó su candidatura presidencial, con el eje puesto en la deuda social.

En este período de diez años, la pobreza en la Argentina subió del 27,4% (10,9 millones de personas) a 43,8% (más de 18 millones), según las mediciones del Observatorio de la Deuda Social Argentina, creado por el cardenal Bergoglio en la Universidad Católica Argentina (UCA), cuando las estadísticas del Indec no eran confiables.

El Papa recibió a la ex presidenta en 2015
El Papa recibió a la entonces presidenta Cristina Kirchner, en 2015

En el freezer

La relación con Alberto Fernández, que comenzó con una auspiciosa visita del Presidente al Vaticano, cuando no se habían cumplido dos meses de su asunción, ingresó en el freezer luego de la sanción de la ley del aborto –lo que más molestó a Francisco fue que se debatió en medio de la pandemia- y, especialmente, tras la salida de Martín Guzmán del Ministerio de Economía.

Guzmán era uno de los dos funcionarios del gabinete de Fernández con altos contactos en el Vaticano. El otro era Gustavo Beliz, también ya alejado de la Casa Rosada. Ambos integran la Pontificia Academia de Ciencias Sociales y habían compartido seminarios en el Vaticano con la titular del FMI, Kristalina Giorgieva. Los dos perdieron la confianza del Presidente.

El desembarco de Sergio Massa en Economía enfrió más la relación con el Vaticano, no tanto por lo que pueda lograr en su gestión, sino por su proyección política.

No es bueno el recuerdo que Francisco tiene del exjefe de Gabinete, quien en julio de 2008 ideó un plan para ofrecerle a su flamante jefa, Cristina Kirchner, la cabeza de un enemigo: el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio. Los contactos de Massa y un empresario amigo con sectores conservadores de la Iglesia argentina y del Vaticano animaron al jefe de los ministros a proponer que Bergoglio fuera nombrado en un organismo en la Santa Sede, para que el Gobierno no sufriera más con sus críticos sermones. El plan fracasó y Massa nunca estuvo entre los dirigentes políticos de distintas fuerzas que desfilaron por Roma para ver a Francisco.

En sectores políticos interpretan que ese recuerdo pesó en el sorpresivo comentario de Francisco sobre los altos niveles de inflación en el país, al ser entrevistado por la agencia AP en enero pasado, en un momento ascendente del ministro de Economía: “La Argentina -en este momento, no hago política, leo los datos- tiene un nivel de inflación impresionante. En el año 55, cuando terminé mi escuela secundaria, el nivel de pobreza era 5%, hoy está en 52 por ciento. ¿Qué pasó? Mala administración, malas políticas”.

Mauricio Macri y el Papa Francisco, en febrero de 2016
Mauricio Macri y el Papa Francisco, en febrero de 2016

El trato con Macri

Con Mauricio Macri en la Casa Rosada, la relación con Francisco también se caracterizó por la frialdad. Una relación distante como la que habían tenido en Buenos Aires, cuando el líder de Pro era jefe de gobierno de la ciudad y Bergoglio era arzobispo.

El rostro serio de Francisco en las fotografías de la reunión en el Vaticano, que solo duró 22 minutos, el 27 de febrero de 2016, marcó la temperatura de la relación. Meses después, en junio de ese año, Francisco ordenó a la fundación pontificia Scholas Ocurrentes rechazar una donación de $16 millones que había hecho llegar el gobierno de Macri.

Todo se enfrió aún más en 2018, cuando el entonces presidente llevó al Congreso la discusión sobre el aborto. No hubo después acercamientos., pese al buen vínculo que el Papa siempre mantuvo con Gabriela Michetti, María Eugenia Vidal y Esteban Bullrich, entre otros dirigentes de Pro.