Dictan pena máxima contra ex militares que invadieron a Venezuela para derrocar a Maduro

Un tribunal del régimen de Nicolás Maduro condenó hoy a entre 21 y 30 años de prisión a 29 personas acusadas de participar en la Operación Gedeón, una incursión militar organizada por militares y policías desertores venezolanos que fracasó violentamente en las costas al norte de Caracas.

Entre los sentenciados se encuentra Josnars Adolfo Baduel, hijo del fallecido ex ministro de Defensa Raúl Baduel, un antiguo aliado del entonces presidente Hugo Chávez que posteriormente se distanció del chavismo y murió bajo cautiverio.

“De los 29 acusados, 20 fueron condenados a 30 años de prisión y nueve a 21 años”, escribió el fiscal general chavista Tarek William Saab en su cuenta de X. Baduel se encontraba entre los acusados que recibieron la pena máxima en Venezuela tras ser declarado culpables de los delitos de traición a la patria, conspiración, rebelión, asociación para delinquir y financiamiento al terrorismo.

Las cortes chavistas ya habían condenado a otras 54 personas, la mayoría de las cuales habían admitido su participación en la fallida operación de mayo del 2020, en la que al menos seis de los conspiradores perdieron la vida.

Entre las 54 personas ya sentenciadas se encontraban los estadounidenses Luke Denman y Airan Berry, quienes fueron liberados el año pasado como parte del proceso de acercamiento entre la administración Biden y el régimen de Caracas que también condujo a la liberación en Miami de Alex Saab, el socio de Maduro acusado de corrupción en Estados Unidos.

Decenas de ex militares y ex policías venezolanos habían participado en la conspiración que buscaba invadir a Venezuela desde la costa norte de Colombia. Los insurgentes fueron entrenados en campamentos ubicados en la Guajira colombiana por Denman y Berry, quienes trabajaban para la firma de seguridad con sede en Florida Silvercorp USA, perteneciente al también ex boina verde Jordan Goudreau.

Una investigación realizada por el Miami Herald determinó que la operación estaba condenada al fracaso dado a que cuatro de sus integrantes habían vendido a sus compañeros, otorgando a funcionarios del régimen las coordenadas exactas del punto por donde arribaría la embarcación dirigida a la costa norte de Venezuela.

“Cuarenta y ocho horas antes fue vendida la operación”, declaró el oficial venezolano que debía operar desde Estados Unidos las comunicaciones de la fracasada incursión, conocido por sus compañeros bajo el seudónimo “Cacique”. “Hay un traidor que fue el que vendió dos o tres días antes la operación y que lideraba un grupo de cinco, que se entramaron para cobrar una recompensa por vender esa llegada”.

En una entrevista exclusiva, Cacique rompió su silencio sobre los eventos que condujeron a la captura de los 47 venezolanos y dos estadounidenses y la ejecución de seis participantes de la operación Gedeón.

El oficial venezolano relató que los traidores esperaban cobrar una recompensa por entregar al régimen al capitán de la Guardia Nacional Robert Colina, alias “Pantera”, quien precisamente lideraba el equipo de avanzada. Los otros 10 integrantes de la lancha eran desconocidos por el régimen. “Pantera era el trofeo” que buscaban.

La identidad de los traidores identificados es un secreto bien guardado por Cacique y la agrupación denominada como Caribe, que aglutina a cerca de 3,000 militares venezolanos que desertaron de las filas del régimen y que desde el exterior intentan organizarse para enfrentar a Maduro. “Llegará el día en que tendrán que rendir cuenta por sus acciones”, dijo el oficial.

El ministro de información del régimen, Jorge Rodríguez, al presentar en el 2020 la versión oficial de los acontecimientos, dijo que el enfrentamiento comenzó cuando Pantera abrió fuego contra los agentes que le esperaban una vez que la lancha llegó a la playa cerca de la localidad venezolana de Macuto, al norte de Caracas.

Pero los seis hombres que perecieron en la operación no murieron en un enfrentamiento, sino que fueron ejecutados a sangre fría por fuerzas del régimen, relató el diputado opositor Wilmer Azuaje al término de una investigación de los eventos de mayo que luego fueron introducidos en forma de denuncia ante la Corte Penal Internacional.

“Los capturaron a todos con vida y después, para fabricar un ‘falso positivo’ [un enfrentamiento ficticio], masacraron a toda esa gente”, relató el diputado opositor. “Los agarraron vivos, los desarmaron, los torturaron y luego los masacraron.... Se los llevaron al sitio, y les dispararon para simular un enfrentamiento” que nunca tuvo lugar.