Devin Haney retiene sus títulos ante Vasyl Lomachenko, pero la afición se irrita y vuelve a gritar robo

Después del éxito comercial de Gervonta Davis contra Ryan García, era el momento de apreciar un boxeo de élite entre Devin Haney y Vasily Lomachenko. Tal como se esperaba, ambos regalaron una pelea de altísimo nivel técnico, pero no exenta de un alto volumen de ataque.

Pero como suele suceder en los últimos tiempos y, especialmente en Nevada, la polémica estuvo rondando porque el público que abarrotó el MGM Grand Garden Arena para presencia la velada de Top Rank por ESPN PPV abucheó el momento en que se anunció el triunfo de Haney por decisión unánime.

“Lomachenko es un futuro miembro del Salón de la Fama’’, comentó Haney sobre compartir el cuadrilátero con su rival.

“Me quito el sombrero ante Loma. Es mi rival más duro con diferencia. Es muy astuto y ofrecimos un gran combate a los aficionados. Es un boxeador astuto. En los asaltos del campeonato se pone las pilas. Tengo que quitarme el sombrero, es un gran luchador’’.

De manera difícil de creer y digerir, el experimentado juez Dave Moretti marcó ocho asaltos para Haney (116-112), que ganó siete asaltos cada uno en las tarjetas de los jueces Tim Cheatham (115-113) y David Sutherland (115-113), los cuales estuvieron más cercanos a lo sucedido.

Haney, de 24 años, defendió con éxito por segunda vez sus cuatro cinturones desde que se convirtió en campeón indiscutible del peso ligero hace casi un año, pero ahora contra el oponente más difícil de su carrera, aunque había expectativa por ver cómo se presentaba Lomachenko, de 35 años.

Lomachenko se negó a abordar la polémica en la puntuación tras el combate, centrándose en su lugar en volver al trabajo y prometió continuar en este deporte que ha vivido algunos sobresaltos, como sucedió en la pelea de hace una semana cuando detuvieron de manera errónea un combate para darle un triunfo a Rolando Romero sobre Ismael Barroso.

“No quiero hablar de esto’’, apuntó Lomachenko con un gesto de absoluto convencimiento en su triunfo.

“Toda la gente ha visto lo que ha pasado hoy. Creo que he demostrado que estoy en buena forma. Hasta la próxima. No puedo hablar de esto ahora. No es un momento cómodo para mí’’.

En el combate se produjeron constantes cambios de ritmo, con Haney comenzando con fuerza, sobre todo mostrando una gran dedicación a los golpes al cuerpo de Lomachenko, especialmente con la mano derecha, pero el ucraniano también hizo ajustes.

Lomachenko se deshizo de su reputación de arrancar lento, yendo a por todas desde el primer asalto y no permitió que Haney controlara el combate a base de tamaño y fuerza, siendo a menudo el hombre que llevaba la iniciativa en el clinch.

Al final, Lomachenko aceleró el ritmo y golpeó repetidamente a Haney en los rounds 10 y 11, pero el campeón recuperó en parte el pulso en el asalto del cierre, quizá para convencer a los jueces de que ese rally era más que suficiente para sellar el triunfo.

La gran mayoría de los asaltos fueron muy reñidos y difíciles de definir, dejando mucho misterio sobre quién levantaría la mano al leer las tarjetas de puntuación oficiales, pero mucha gente en el público -y en redes sociales- no coincidió con el veredicto de los oficiales.

La pregunta ahora es, ¿qué va a pasar con ambos?, porque Haney dejó entrever que sus días como peso ligero podrían haber terminado y con ello una posible revancha inmediata con Lomachenko o un deseado combate contra Shakur Stevenson.

“Llevo en los 135 mucho, mucho tiempo’’, explicó Haney bajo el ensordecedor estruendo de los abucheos de la afición. “Llevo en 135 desde que tenía 16 años. Vamos a volver al laboratorio y pensar qué es lo siguiente que debe venir en mi carrera’’.