Detrás de las vibrantes escenas gastronómicas de NY, inmigrantes encuentran obstáculos al abrir restaurantes

Editor's note: This story was published by the USA Today Network in English on Aug. 25, 2022. Read it here.

Una a una, Nieves Núñez mentenía un ritmo constante mientras envolvía con habilidad pollo desmenuzado con masa de empanadas en su restaurante Sazón Frank de Utica, el cual sirve comida de su República Dominicana natal.

Nuñez lleva cocinado todo tipo de delicias caribeñas -como arroz con habichuelas, tostones y mofongo- en restaurantes del área de Utica durante 20 años hasta que un día decidió ser su propia jefa y, en 2020, abrió su propio restaurante, explicó en español, apenas sin detenerse tras sellar otra empanada con un tenedor.

Aunque la pandemia le trajo varios retos -estuvo a punto de morir por complicaciones del COVID-19-, abrir su restaurante tampoco resultó ser tarea fácil: fue una "pesadilla", dijo Nuñez.

Y es que una vez se sintió preparada para tomar el primer paso en su aventura empresarial, se encontró sin saber cómo hacerlo exactamente. Y es que Nuñez desconocía qué permisos y formularios eran necesarios para abrir su negocio, y cómo acceder a ayudas o recursos locales, ya que habla un poco de inglés. Pero si alguien no lo habla en absoluto, montar su propio negocio resulta imposible, aseguró Nuñez.

Para muchos inmigrantes y refugiados, esta experiencia no es única. Si el idioma es un problema, el proceso para abrir un negocio significa tener que encontrar a alguien de confianza que pueda hacer de intérprete, normalmente un familiar o un amigo. Y aunque los inmigrantes tienen un 80% más de probabilidades de crear nuevas empresas que las personas nacidos en Estados Unidos, ellos hacen frente a varias barreras lingüísticas y culturales, a la falta de confianza y representación así como el desconocimiento de los requisitos necesarios para abrir, los cuales no son una preocupación para aquellos nacidos en Estados Unidos, dijo Shelly Callahan, directora ejecutiva de The Center, una organización de reasentamiento de refugiados en Utica.

"Aunque conozcan los recursos, no se sienten cómodos", dijo Callahan. "Quizá no confíen en ellos y se inclinen por hacerlo todo a su manera particular, lo que puede ser increíblemente agotador y arriesgado", dijo ella.

Ciudades del norte del estado de Nueva York, como Utica, Syracuse y Rochester, han acogido oleadas de refugiados e inmigrantes en los últimos años, tanto que Utica hasta se ha ganado el apodo de "el pueblo que ama a los refugiados." Desde junio, Nueva York ha reubicado a casi 1,000 refugiados en lo que va de año.

Ahora, activistas y empresarios de todo el estado están ayudando a derribar las barreras a las que se enfrentan tales poblaciones al tratar de participar plenamente en el panorama empresarial de Nueva York.

"Tiene un impacto en el tejido de toda la ciudad", dijo Callahan. "Por cada refugiado o inmigrante que abre un negocio, aumenta la competencia cultural de toda la ciudad. Va a haber cosas culturales en ella y realmente aumenta la calidez y la acogida de la ciudad con sólo tener negocios que reflejen la comunidad".

Los empresarios: ¿A qué retos se han enfrentado?

"Cómo abrir un negocio" fue una de las primeras cosas que Núñez buscó en Google antes de abrir Sazón Frank. Recuerda los seis meses que pasó en Internet investigando todo lo que pudo.

Cuando los clientes entran en su restaurante, ella les saluda con una cálida sonrisa y un " Hello" o "Hola", dependiendo de la persona. No puede estar más orgullosa de su capacidad para hablar los dos idiomas a pesar de que su inglés es limitado.

Tampoco le sorprendió ver que todos los documentos que tenía que completar, como los formularios de registro del negocio o solicitudes de permiso para abrir su restaurante fueran en inglés. Además, ella cree que faltan empleados en las oficinas públicas que hablen diferentes idiomas y puedan ayudar a esas comunidades diversas.

"Si este es un país con mucha diversidad, se supone que deben tener documentos en diferentes idiomas", dijo. "Si no hay nadie que hable español en (las oficinas públicas), ¿cómo van a entenderte si no hablas inglés?".

Aquellos que quieran abrir un negocio pero que no hablan inglés suelen llevar un intérprete, como un amigo o un hijo, dijo Jack Spaeth, especialista en desarrollo económico de la ciudad de Utica. El ayuntamiento cuenta con empleados de Bosnia así como hispanohablantes para ayudar en caso que fuera necesario, añadió.

Igual que muchos padres inmigrantes en Estados Unidos, Núñez pidió ayuda a su hija, que es bilingüe y fue a la escuela en Estados Unidos, pero incluso ella tuvo problemas para entender documentos como el formulario CE-200, el cual muestra que una empresa está exenta de proporcionar beneficios de compensación laboral y/o discapacidad y paga por Permiso Familiar.

Núñez advirtió que, dado que muchos de los documentos e información se encuentran en internet, esto dificulta el proceso para quienes no tienen conocimientos o incluso acceso a la red.

Las barreras lingüísticas y la falta de conocimiento sobre el proceso también se convierten en un problema a la hora de solicitar una inspección sanitaria que dé luz verde a un restaurante para abrir.

Aunque el Departamento de Salud del Condado de Oneida trabaja con intérpretes para superar esas barreras lingüísticas, el director de salud pública, Daniel Gilmore, explicó que mucha gente no sabe qué requisitos se necesitan para pasar una inspección sanitaria. Algunos ejemplos de los errores más comunes son falta de arreglos o montajes de cocina, instalaciones adecuadas para lavarse las manos, un lavaplatos y neveras para mantener las instalaciones de refrigeración o drenaje adecuadas.

Este es uno de los pasos más críticos del proceso, ya que, sin la aprobación del departamento de salud, los restaurantes y negocios de servicios alimentarios no pueden funcionar, Gilmore aseguró.

Además, "hay algunos costes involucrados de los que la gente puede no ser consciente", añadió.

Para concienciar al público, el departamento de salud ofrece cursos de formación sin coste directo, aunque los propietarios pagan por el permiso de servicio de alimentos, dijo. El precio de los permisos de alimentos fluctúa entre $300 para los establecimientos de servicios de alimentos de alto riesgo, o negocios que realizan procesos de cocción complejos, como la preparación previa, el enfriamiento y el recalentamiento," y $175 para los establecimientos de comida de bajo riesgo, como bares y cafeterías.

Ante estos obstáculos, Núñez animó a aquellos que quieran abrir un negocio a buscar consejo y a hacer preguntas a otros que ya hayan pasado por el mismo proceso, sobre todo a personas de sus comunidades que hablen su mismo idioma.

Eso es exactamente lo que hizo Peggy Avilés cuando se encontró con que tenía que renovar la licencia de su restaurante. Cuando abrió por primera vez el restaurante La Perla en 2021, ella recibió ayuda de una amiga y de su abogado, el cual se encargó de toda la documentación. Pero cuando esa ayuda no volvió a estar disponible para renovar su licencia, Avilés tuvo que buscar otras vías.

Avilés, originaria de Honduras, se mudó de Nueva York a Utica en 2021 para estar más cerca de sus padres, pero también con el sueño de abrir algún día un restaurante.

Sin apenas hablar inglés, Avilés había conseguido trabajar en cocinas de restaurantes durante una década y estaba decidida a crear una vida para ella y sus hijos en una nueva ciudad si eso significaba estar más cerca de sus seres queridos.

Pero pronto se encontró con la devastación por la muerte de sus padres y tuvo que lidiar con que la fecha de vencimiento del permiso de su restaurante se acercaba; ella sintió que renovar ese permiso fue como empezar el proceso desde cero otra vez. Fue entonces cuando un conocido le propuso llamar a Sonia Martínez, directora ejecutiva de la Asociación Latina del Valle del Mohawk (MVLA), una organización local sin ánimo de lucro que podía ayudarla.

Avilés describió cómo se las arreglaba para entender a los empleados que trabajaban en las oficinas del condado o de la ciudad, los cuales le dijeron que tenía que completar varios formularios que estaban en inglés.

"No intentan entenderte. No trataron de entenderme cuando necesitaba ayuda", dijo Avilés. "¿Cómo creen que me voy a sentir? Cuando hago una simple pregunta y me encuentro con estos obstáculos o que ni siquiera quieren escucharme. Me sentí discriminada. No me explicaron nada".

Pero ante esas barreras, Avilés recurrió a Martínez, que es bilingüe, para que le ayudara. En concreto, la asociación la ayudó a renovar la licencia de su restaurante, a completar los documentos de compensación de los trabajadores y a obtener su seguro comercial sin coste alguno para ella.

A principios de 2022, el restaurante La Perla abrió sus puertas de nuevo.

"Por eso el restaurante está abierto, porque esa organización lo revivió", Avilés dijo en español. "Una persona sola definitivamente no puede hacerlo, creo que ni siquiera hablando inglés, por todo el lenguaje legal".

El precio de un sueño

Crear un negocio supone una inversión de miles de dólares. Una vez completados todos los formularios, los empresarios tienen que organizar el seguro, el alquiler y otros costes. Al establecerse en un nuevo país, muchos inmigrantes y empresarios se encuentran con la incapacidad de hacer esa inversión inicial, por lo que esperan años para hacer realidad sus sueños.

Mersiha Omeragic tardó 15 años en ahorrar para comprar el negocio de sus sueños: Yummilicious Cafe & Bakery, en la calle Rutger de Utica. Su trayectoria en la ciudad comenzó hace décadas: llegó en 1994 a los 19 años como refugiada de Bosnia escapando la guerra del país. Ahora, la cafetería se ha convertido en un lugar en el que todos y donde especialmente otros refugiados, se sienten como en casa, dijo Omeragic.

Pero la pandemia del COVID-19 no tardó en llegar y amenazó con derrumbar su recién inaugurado negocio.

Omeragic pensó que le iba a dar un ataque al corazón.

"No te puedo ni contar el estrés de todo eso", Omeragic explicó, quién trabaja en la cafetería con su marido Hajrudin y con la ayuda de dos de sus hijos. "El negocio de restauración, la panadería es el trabajo más duro, más difícil que he tenido en mi vida. Es mucho estrés, no es sólo trabajo, es que estás casada con este trabajo".

Omeragic dijo que le gustaría ver a más organizaciones hacerse llegar directamente a esas comunidades que necesitan asesoramiento empresarial, pero también anima a quienes quieren montar un negocio a pensárselo bien antes de invertir tanto tiempo y recursos.

"Nosotros lavamos, limpiamos, preparamos, hacemos comida, hacemos postres, lo que sea. Trabajo con las redes sociales, hago de contable, no puedo decirte todos los cargos posibles", dice. "Tienes que estar preparado para todo eso".

A pesar de los desafíos, Omeragic dijo que no cambiaría su negocio por nada en el mundo.

"Pero cuando piensas, te sientas y piensas que éste es nuestro sueño. Nosotros hemos trabajado muy duro para esto, y vinimos de Bosnia y hemos pasado por la guerra (...) así que, si podemos sobrevivir a todo eso, y venir a este país sin nada para construir nuestro sueño, el COVID es sólo otro obstáculo. Vamos a intentarlo y a trabajar más duro. Y eso es lo que hicimos".

Asistencia y programas: ¿Quién está aquí para ayudar?

Cuando las cosas se complican, muchos empresarios recurren a agencias y organizaciones sin ánimo de lucro como The Center, la cual cuenta con varias personas refugiados en su equipo.

Además de barreras lingüísticas y culturales, inmigrantes y refugiados a veces también se encuentran con un desconocimiento general sobre el proceso de abrir un negocio, Callahan dijo. Uno de los primeros pasos para abrir es crear un plan de negocio para presentarlo a una institución financiera, detalló, y si los empresarios no saben qué es eso o no entienden el idioma, eso les deja fuera de juego.

El Centro se ha asociado con varias organizaciones comunitarias con tal de superar esas barreras. Pero a veces, esas asociaciones no entienden cuáles son los obstáculos con los que sus clientes se enfrentan, y eso hace más difícil que esas organizaciones puedan siquiera aportar soluciones, dijo Callahan.

"Tenemos que esforzarnos un poco más para asegurarnos de que todos los empresarios de la comunidad tengan acceso a los recursos que les den las mejores oportunidades para tener éxito", dijo. "Desde el punto de vista institucional, tenemos que analizar cómo estamos haciendo las cosas: ¿Estamos creando barreras; hay alguna manera de simplificar las cosas?".

La Asociación Latina del Valle de Mohawk recibe docenas de clientes cada semana en busca de asistencia empresarial, dijo Martínez, su directora ejecutiva. Para ella, no hablar el idioma crea más obstáculos e impide que la gente pida ayuda.

Pero el problema va en ambas direcciones.

"Cuando alguien va al ayuntamiento, todo está en inglés y cuando entra, la persona que le recibe es un policía y esa persona no habla español, sólo habla inglés", dijo Martínez.

Todo el mundo encuentra algún que otro obstáculo al abrir su propio negocio, y personas como Ryan Miller, quien dirige el ThINCubator, un centro de emprendimiento en el centro de Utica, ofrece servicios de formación y tutoría gratuitos y ayuda para emprendedores con su plan de negocios, contabilidad y publicidad.

"Muchas de estas habilidades no se enseñan en la escuela", dijo Miller. "No quiero que piensen que hay algo malo en ellos. Nos entusiasmamos como emprendedores y eso es bueno, pero sus probabilidades de éxito son mayores si podemos detectar esos costes."

Salt City Market: Ayudando a inmigrantes a conseguir un impulso empresarial

Birmania, Vietnam, Camboya, Jamaica, Afganistán, Tailandia: Salt City Market es un mini mundo de comida en Syracuse. El mercado sirve como la primera oportunidad de negocio para diez puestos de comida diferentes, muchos de los cuales son dirigidos por inmigrantes y refugiados que alquilan los espacios.

Si bien la ciudad de Syracuse ofrece varios recursos y una guía paso a paso sobre lo que se necesita para abrir un negocio, Salt City Market también dispone de varios cursos de emprendimiento.

Para superar las barreras culturales y lingüísticas existentes, Adam Sudmann, fundador y director del mercado de alimentos, anima a los emprendedores a llevar consigo a alguien de confianza que pueda traducir, ya que no disponen de recursos para tener un intérprete propio.

"Puede que la gente no conozca Birmania, pero si estás bajo este techo, hay una especie de confianza, pero si tienes un negocio independiente es mucho más difícil", dijo Sudmann.

El espíritu empresarial adquiere una forma distinta según el país, y la regulación puede ser diferente a la de Estados Unidos, dijo Mike Coniff, director general de los Servicios de Reasentamiento de Refugiados de Rochester.

"Puedo vender verduras en un puesto, pero entonces tengo que cumplir todas estas regulaciones... Otros países que no están tan urbanizados, simplemente no las tienen", dijo. "Si cocino algunos platos étnicos y utilizo materiales que no son comunes en los mercados de alimentos de Estados Unidos, eso supone un reto adicional".

Las diferencias culturales presentan una complicación secundaria, ya que los idiomas pueden interpretarse, pero los conceptos culturales y las tradiciones son más difíciles de transmitir, añadió.

"Nosotros tenemos todas estas obligaciones financieras, permisos, licencias", dijo Coniff. "Con esos antecedentes, obviamente es un reto y cualquier organización que vaya a (ayudar a los inmigrantes o refugiados) tiene que ser sensible a eso y hacer los ajustes necesarios".

¿Quiere abrir un negocio? Aquí tiene algunos consejos

  • Identifique el tipo de negocio que piensa abrir. ¿Se trata de un restaurante, una tienda de alimentos o un comercio al por menor? Dependiendo del negocio, necesitará adquirir ciertos permisos y licencias para poder operar.

  • Decida la ubicación de su negocio. Esto determinará los impuestos, las leyes de zonificación y las regulaciones a las que estará sujeto su negocio.

  • Elabore un plan de negocio que describa los objetivos de la empresa y cómo piensa alcanzarlos. Un plan de negocios también identifica el público al que va dirigido el negocio, la organización y la administración, las estrategias de mercadeo y más.

  • Identifique el coste de abrir un negocio y cómo se financiará. ¿Va a alquilar o a comprar un local para su negocio? ¿Utilizará sus ahorros personales o solicitará un préstamo? Los bancos o instituciones financieras pueden ayudarle revisando su propuesta de negocio.

  • Elija una estructura empresarial. ¿Es una Sociedad de Responsabilidad Limitada, una empresa unipersonal, una sociedad o algo más? La estructura de su empresa tiene efectos sobre la cantidad de impuestos que paga, su capacidad para recaudar dinero, los trámites que debe realizar y sobre su responsabilidad personal.

  • Registre su empresa en su estado.

  • Obtenga un número de identificación fiscal federal y estatal o un número de identificación patronal (EIN, por sus siglas en inglés) para su empresa. Son como el número de la seguridad social de su empresa, el cual utilizará para declarar impuestos.

  • Solicite licencias y permisos según el tipo de negocio que vaya a abrir.

  • Abra una cuenta bancaria para su empresa.

  • Obtenga un seguro para su empresa.

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This article originally appeared on Observer-Dispatch: Las barreras que encuentran los inmigrantes al abrir negocios en NY