El destino de la última propuesta de alto el fuego depende de Netanyahu y del líder de Hamás en Gaza

En esta combinación de fotos, el líder de Hamás en Gaza, Yahya Sinwar, habla el 13 de abril de 2022 en la Ciudad de Gaza, a la izquierda, y el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu habla el 18 de junio de 2024, en Tel Aviv. (Foto AP)

TEL AVIV, Israel (AP) — El destino del acuerdo de alto el fuego propuesto para Gaza depende en gran medida de dos individuos: el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y el líder de Hamás en Gaza, Yahya Sinwar.

Cada uno de ellos enfrenta significativas presiones políticas y personales que podrían estar ejerciendo influencia en su toma de decisiones. Y ninguno parece tener prisa por hacer concesiones para poner fin a la devastadora guerra de ocho meses y liberar a los rehenes capturados por Hamás en su ataque del 7 de octubre de 2023.

Hamás ha aceptado el plan a grandes rasgos, pero ha pedido “enmiendas”. Netanyahu ha cuestionado públicamente algunos aspectos del mismo, a pesar de que Estados Unidos lo ha presentado como un plan israelí.

Uno de los puntos más contenciosos es cómo pasar de una tregua temporal inicial en la primera fase del acuerdo a un cese del fuego permanente que incluya el fin de los combates y la retirada total de las fuerzas israelíes de Gaza.

A continuación un análisis de lo que puede estar impulsando a los dos líderes:

Netanyahu está "ganando tiempo"

A lo largo de la guerra, el dirigente israelí ha sido criticado por permitir que consideraciones políticas se interpongan en su toma de decisiones.

Su gobierno está respaldado por dos partidos ultranacionalistas que se oponen a los acuerdos de alto el fuego. En su lugar, prefieren la aplicación de presión militar continua para intentar derrotar a Hamás y liberar a los rehenes. También hablan de “alentar” a los palestinos a irse y de restablecer los asentamientos israelíes, que fueron desmantelados cuando Israel se retiró de Gaza en 2005 tras 38 años de ocupación.

El propio Netanyahu ha adoptado una postura dura respecto al alto el fuego, afirmando que él no pondrá fin a la guerra hasta que las capacidades militares y de gobierno de Hamás sean destruidas.

Pero sus socios de línea dura han prometido derrocar al gobierno si se alcanza un cese del fuego, por lo que Netanyahu se ha visto aún más acorralado. Su dependencia de ellos para mantenerse en el poder se intensificó recientemente tras la dimisión de un miembro centrista de su gabinete de guerra, el exjefe militar Benny Gantz, debido a su frustración por la forma en que Netanyahu ha gestionado el conflicto.

Netanyahu ha procurado alcanzar un equilibrio entre las presiones internas y las exigencias del gobierno del presidente estadounidense Joe Biden, que promueve la propuesta más reciente de alto el fuego, y de las familias de los rehenes, que creen que la única forma en que sus seres queridos recuperen su libertad es si se alcanza un acuerdo. Decenas de miles de israelíes se han sumado a protestas masivas en apoyo de las familias de los rehenes.

Por el momento, Netanyahu parece estar del lado de sus socios de extrema derecha en el gobierno, sabiendo que cuentan con la llave de su supervivencia política inmediata, aunque dice que tiene en mente los mejores intereses del país.

Su salida del gobierno podría dar lugar a nuevas elecciones, lo que le expondría a una votación que podría poner fin a su mandato y, probablemente, dar inicio a investigaciones sobre los errores cometidos por las autoridades el 7 de octubre.

Netanyahu también está siendo juzgado por corrupción, un proceso que ha continuado durante toda la guerra pero que se ha desvanecido de la conciencia pública. Un acuerdo de alto el fuego podría volver a centrar la atención en las acusaciones, que han perseguido al líder israelí durante años y que él niega rotundamente.

La suerte política de Netanyahu parece haber mejorado en el transcurso de la guerra. El apoyo que le da el público cayó en picada tras el ataque sorpresa de Hamás contra el sur de Israel. Pero con el tiempo ha ido aumentando gradualmente. Aunque su camino hacia la reelección sigue siendo difícil, no está descartado.

“Dirige la guerra como quiere, es decir, muy lentamente. Está ganando tiempo”, dijo Gideon Rahat, miembro del Instituto Israelí para la Democracia, un centro de estudios con sede en Jerusalén, y director del departamento de ciencias políticas de la Universidad Hebrea de Jerusalén.

Rahat dijo que Netanyahu también está interesado en seguir adelante con la guerra con la esperanza de que el expresidente estadounidense Donald Trump vuelva a la Casa Blanca, lo cual podría darle a Israel más margen de maniobra en su lucha contra Hamás.

“No veo ningún alto el fuego que realmente se acerque a ser algo que él adopte”, dijo Rahat. “Pero él no es el único que controla la realidad”.

La misión de Sinwar es sobrevivir

El líder de Hamás en Gaza tampoco parece tener prisa por firmar un acuerdo.

La dirigencia en el exilio del grupo militante tiene opiniones algo dispares sobre cómo aproximarse a un acuerdo de alto el fuego. Pero Sinwar —el autor intelectual de los atentados del 7 de octubre-- tiene un peso especial en el asunto.

En su papel de incondicional de Hamás que pasó décadas en cárceles israelíes, tiene incentivos para mantener la guerra.

A nivel personal, su vida podría estar en juego. Israel se comprometió a matarlo en respuesta al ataque de octubre, y se cree que Sinwar está escondido muy adentro de los túneles subterráneos de Gaza, rodeado de rehenes israelíes.

Si el alto el fuego se consolida, Sinwar correrá un gran riesgo si se presenta en público.

“Creo que entiende que es una especie de hombre muerto que anda. Pero es una cuestión de cuánto tiempo puede aguantar”, dijo Khaled el-Gindy, investigador del Instituto de Oriente Medio, con sede en Washington.

Pero Sinwar está motivado por algo más que su propio destino personal. Impregnado de la ideología radical de Hamás, Sinwar busca la destrucción de Israel y ha obtenido beneficios políticos al ver cómo la guerra perjudica la posición internacional de Israel e impulsa el apoyo a la causa palestina.

Israel ha enfrentado crecientes críticas internacionales —por parte de sus aliados occidentales, del sistema de justicia internacional, de manifestantes en todo el mundo-- por su conducta durante la guerra. Ello ha profundizado el aislamiento mundial del país, ha suscitado acusaciones de que está cometiendo un genocidio contra los palestinos y ha llevado al fiscal jefe de la Corte Penal Internacional a solicitar la detención de dirigentes israelíes.

Ahmed Fouad Alkhatib, investigador del centro de estudios Atlantic Council, escribió en la red social X que Sinwar también “contaba con que el clamor mundial constante debido a la horrenda matanza de gazatíes obligara a Israel a detener finalmente la guerra”, en sus propios términos.

Sin embargo, Sinwar podría enfrentarse a algunas preguntas difíciles para sí mismo cuando la guerra concluya, no sólo sobre el papel que desempeñó en las atrocidades del 7 de octubre, sino también por parte de la opinión pública palestina a medida que se vaya conociendo el alcance de la devastación causada por el conflicto y el largo proceso de reconstrucción.

El-Gindy dijo que a Sinwar no lo desalentó el alto precio que están pagando los civiles palestinos de Gaza en la guerra, pues lo considera un sacrificio inevitable en el camino hacia la liberación.

Desde la perspectiva de Sinwar, seguir luchando contra el poderoso ejército de Israel, aunque sólo sea a través de focos de resistencia, niega a Israel una victoria, dijo El-Gindy.

“Toda la misión de ellos es sobrevivir”, afirmó. “Si sobreviven, ganan”.

___

Los periodistas de The Associated Press Julia Frankel y Jack Jeffery contribuyeron desde Jerusalén.