La despedida: sin decirlo, pero sí sintiéndolo, Del Potro marcó el adiós en una noche a puro recuerdo y emoción

Un momento muy emotivo: Juan Martín del Potro cuelga la vincha en la red, como símbolo del final.
Un momento muy emotivo: Juan Martín del Potro cuelga la vincha en la red, como símbolo del final.

Fueron 965 días sin poder jugar al tenis y más también. Casi mil días asfixiantes, de dolores e incertidumbre, sin energía positiva ni poder practicar lo que apasionadamente hizo desde chico, en los courts tandilenses. Más de dos años y medio de oscuridad deportiva y emocional, de no saber a qué otro médico consultar para despojarse de la pesadilla. Juan Martín del Potro, el tenista argentino más trascendente de la historia de nuestro país después de Guillermo Vilas, volvió a competir en forma oficial luego de cuatro cirugías de rodilla derecha. Lo hizo en el ATP de Buenos Aires, donde sólo había jugado en el despertar de su carrera (2006). Con evidentes limitaciones en los desplazamientos y falto de ritmo, reapareció, movilizó y sacudió cada rincón del emblemático club porteño. No logró contener la emoción y lloró por la impotencia de ya no ser lo que supo demostrar. Su emotivo discurso, al final del match y con los ojos vidriosos, tuvo un contundente aroma a despedida.

A los 33 años, siendo el 753° del ranking mundial y tras mucho esfuerzo para ponerse en aceptables condiciones atléticas, Del Potro pudo volver a pisar un court vestido como jugador (de negro), con vincha (blanca) y pantalón corto, empuñando el martillo (la raqueta, en realidad). Su último partido había sido el 19 de junio de 2019, en el césped británico de Queen’s; demasiado tiempo. Los más de cinco mil espectadores que poblaron el escenario central del Buenos Aires Lawn Tennis Club lo hicieron con expectativa e ilusión, pero también con cierta nostalgia por no saber si estarían ante la última función del ganador del US Open 2009.

Por esas cosas del destino, del otro lado de la red tuvo a Federico Delbonis, uno de sus amigos en el tour, con quien compartió uno de los momentos más valiosos de la historia del tenis nacional: la conquista de la Copa Davis 2016, en Zagreb (de hecho, ambos ganaron los tres puntos de la final). El azuleño, actual 42° del mundo, se impuso por 6-1 y 6-3, en 1h23m.

Fue una noche muy especial. Patricia Lucas, mamá de Juan Martín, ocupó una de las butacas; nunca había visto a su hijo en un torneo profesional. También estuvo Julieta, su hermana. Hubo personalidades del deporte: Gabriela Sabatini, Enzo Pérez, Rolando Schiavi, la Oveja Hernández, Sebastián Battaglia, Hernán Crespo, entre otras. Y también un puñado de amigos de Tandil, con bocinas, redoblantes y banderas. El primer set duró solamente 32 minutos: Juan Martín comenzó el parcial quebrándole el servicio a Delbonis, pero luego el jugador entrenado por Mariano Hood le rompió el saque tres veces. En el segundo set, el doble medallista olímpico elevó un poco el nivel y la intensidad, pero así y todo cedió su servicio dos veces. Algún que otro simpatizante se enojó cuando Delbonis ensayó drops ante un Del Potro con movimientos aletargados, carentes de chispa. Hubo risas, cantos y aplausos. Tronó el “Pegue Delpo pegue, pegue Delpo pegue”. Pero cuando el reloj marcó la hora y 16 minutos de partido, Juan Martín se quebró. Fue el momento más duro y emotivo de la noche, el que desnudó su estado real, sus fragilidades, su falta de pimienta.

Del Potro y su drive, uno de los mejores de todos los tiempos del tenis.
Aníbal Greco


Del Potro y su drive, uno de los mejores de todos los tiempos del tenis. (Aníbal Greco/)

Demoró varios en reponerse, hasta que pudo seguir jugando -apenas- por unos minutos más. Delbonis cerró una victoria muy extraña para él y se abrazó con Del Potro en la red, la misma en la que después el tandilense -en un gesto muy simbólico, similar al que realizó el español David Ferrer cuando se retiró- dejó colgada su vincha por última vez. Allí quedó su huella, una porción de su legado. Se endulzó los oídos con la ovación y se abrazó emotivamente con su mamá.

  • “Hoy lo dejé todo hasta el último punto. Mi último partido fue en el campo y no en conferencia. Y eso es lo que quería. Siento que di todo , hasta el último punto. Deseo poder dormir sin dolor en la pierna. Es muy difícil hacer este deporte con las molestias que tengo. Hoy siento que quiero vivir en paz y tengo toda la vida por delante. La salud me lleva a tomar una decisión de la que estoy poco convencido. Creo que cumplí todos los objetivos en el tenis, quizás me quedó la espina de no haber alcanzado el número 1”, expresó Del Potro (3° en 2018) al pie del court. Y luego, en rueda de prensa, amplió, mirando un poco más allá.

  • “Venía haciendo mucho esfuerzo durante tres meses para jugar acá. Tenía que tomar la decisión de parar y dejar al tenis al costado para ver una alternativa para la rodilla. Ese punto lo puse esta noche y vuelvo a retomar la vida. No va a ser con el tenis ahora, porque no es compatible. Tengo que mejorar mi pierna porque me cuesta vivir. Hay casos en el tenis que cierran la persiana y después milagrosamente vuelven. Esa ventana la voy a dejar abierta siempre. Pero si lo de hoy fue la última vez, fui feliz”.

  • “Ahora mismo no tengo claro lo de Río (desde la semana próxima). En su momento sí tenía la ilusión de jugar los dos torneos. Es especial para mí, por los Juegos Olímpicos. Calculo que en estas horas tomaremos luna decisión. Lo que les dejo claro, con o sin Río, es que después sí haré un parate y priorizaré vivir la vida con menos dolor”.

Sin Del Potro, el tenis argentino pierde una porción gloriosa de su historia viva.
Aníbal Greco


Sin Del Potro, el tenis argentino pierde una porción gloriosa de su historia viva. (Aníbal Greco/)

  • “Creo que esta noche superó todo lo imaginado. ¿Si no me arrepiento de haber jugado más veces el torneo de Buenos Aires? No, porque armaba mis calendarios pensando en Indian Wells y Miami, en la cancha rápida, en los primeros tres o cuatro meses del año para después estar bien en el resto del año. Además, no me arrepiento porque mi último torneo fue acá y lo pude vivir intensamente. Quizás en otro momento no se hubiera vivido como esta vez”.

  • “Sueño con ser feliz y dejar atrás toda esta pesadilla que tengo con la pierna. El tenis es mi trabajo, es mi vida, pero la salud me lo imposibilita. Quiero disponer de mi cuerpo para hacer lo que quiera, no lo que pueda”.

El tenis argentino pierde una porción muy rica de su historia viva. Vilas y Batata Clerc, Gaby Sabatini, los integrantes de la Legión y Del Potro. Con el tandilense se termina una etapa gloriosa del tenis nacional.