La desesperación impulsa oleada de balseros cubanos que llegan a los Cayos de la Florida

En un mensaje de video de fin de año para las redes sociales, el gobernante de Cuba, Miguel Díaz-Canel, reconoció recientemente que el año que recién concluyó fue “uno de los más desafiantes de la historia revolucionaria cubana”. Luego admitió que 2023 “podría ser aún más difícil”, aunque eso sería “más atractivo para todo el que se sienta revolucionario”.

Hoy en día, no muchos cubanos parecen sentirse así. En cambio, miles siguen saliendo de la isla rumbo a Estados Unidos, arriesgando sus vidas y, en ocasiones sobrepasando las capacidades de las autoridades locales que, como el fin de semana pasado en el sur de la Florida, tuvieron que atender a más de 500 migrantes cubanos que llegaron a los Cayos.

“Yo preferiría morirme por lograr mi sueño y ayudar a mi familia. La situación en Cuba no está muy buena”, dijo Jeiler del Toro Díaz, un pescador de 36 años que salió de Cuba el 30 de diciembre desde Cárdenas, en la provincia de Matanzas, junto a una docena de cubanos.

El martes por la tarde, el grupo estaba a un lado de la calle Garden Cove en Key Largo, esperando que oficiales de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza los recogiera. Los migrantes hablaron de las desesperadas condiciones económicas que los llevaron a hacerse a la mar y dejar atrás a sus padres e hijos. Una mujer lloró de alivio y cansancio después del largo y peligroso viaje.

La Guardia Costera de Estados Unidos dijo el martes que continúa patrullando el estrecho de la Florida las 24 horas del día y que las autoridades siguen trabajando para sacar a todos de la isla Dry Tortugas, donde varios grupos de cubanos desembarcaron durante el fin de semana. La agencia no ha explicado por qué o cómo cientos de cubanos pudieron llegar a las costas de los Cayos de la Florida sin ser detectados en el lapso de unos pocos días, incluso después de que se activó un grupo de trabajo de varias agencias en septiembre pasado para hacer frente a este tipo de situaciones.

En un comunicado, el agente jefe de la Patrulla Fronteriza Walter N. Slosar dijo que “el sector de Miami ha experimentado un aumento de más del 400% en los encuentros con migrantes” desde el 1 de octubre, una cifra impulsada principalmente por migrantes cubanos y haitianos.

Un portavoz de la Guardia Costera destacó el peligro de cruzar el estrecho de la Florida, que “podría provocar la pérdida de vidas”.

Aun así, los cubanos siguen llegando.

Del Toro Díaz y otros dijeron que el grupo había pasado unos tres meses planeando el viaje y construyendo su embarcación. Usaron planchas de metal, clavos de madera y tanques de 55 galones para hacer flotar el bote.

“Fue poco a poco. Allá no hay dinero y todo es caro”, dijo Del Toro Díaz, quien agregó que tuvo que vender su casa para contribuir.

Del Toro Díaz dijo que el bote en el que llegó, llamado “Happy Boy”, salió de Cárdenas alrededor de las 6 p.m. el 30 de diciembre. Tenían la esperanza de arribar a los Estados Unidos para el nuevo año. Como uno de los dos pescadores en el grupo, Del Toro Díaz dijo que ellos pudieron evadir a la Guardia Costera cubana en parte debido a su conocimiento de las vías fluviales locales.

Pero después de 12 horas, el barco se averió. Le hicieron señas a los cruceros que pasaban y a un avión que voló por encima, pero nadie acudió a rescatarlos.

“Pensamos en un momento que todos íbamos a morir”, dijo Del Toro. “Que íbamos a desaparecer”.

Entonces arrojaron sus baterías, el combustible y el resto de la carga por la borda. Guiados solo por una aplicación de teléfono de navegación y las estrellas en la noche, decidieron remar hasta llegar a Estados Unidos.

“Hubo un momento en el que pensé que no lo lograríamos”, dijo Madelain Espinosa, de 34 años, quien dejó a su hija de 16 años y a su hijo de 11 con su familia en Cuba.

Uno de los pasajeros, Eiquer Eliezer, de 32 años, animó a los demás a no perder la esperanza durante el trayecto.

“Cada remo, les daba toda la fuerza, diciendo que cada remo que ellos dieran eran para mis hijos, para llegar”, dijo Eliezer.

Temprano en la mañana del martes, avistaron los primeros signos de tierra. Nadaron, vadearon y caminaron a través del lodo espeso hasta que llegaron a la costa.

Después de varios días en el mar, el grupo de Cárdenas no tenía idea de que se encontraban entre los cientos de cubanos que habían arribado a los Cayos de Florida en los últimos días. Pero no se sorprendieron.

“Y lo van a intentar muchos más”, dijo uno de los migrantes.

La situación, dijo el abogado de inmigración de Miami Willy Allen, habla de “la desesperación que existe entre los cubanos por irse, que no tienen ninguna esperanza de que la economía o el gobierno cubano mejoren de una manera que los ayude”.

La escala de los desembarcos también sugiere que la Guardia Costera cubana puede estar haciéndose de la vista gorda ante las salidas o que algunos de los viajes podrían haber involucrado lanchas rápidas que recogieron a los migrantes, dijo Allen.

La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos no dijo si estaba investigando algunos de los desembarcos como tráfico de personas, ni si la Guardia Costera de Cuba los había alertado sobre la salida de los botes.

Pero los cubanos también están llegando a la frontera entre Estados Unidos y México en decenas de miles. En noviembre, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza reportó 35,849 encuentros con ciudadanos cubanos en todo el país, principalmente en la frontera con México, una cifra más alta que en cualquier mes del año fiscal 2022.

Según datos oficiales, en 2022 llegaron a Estados Unidos casi 225,000 cubanos, entre las cifras más altas desde que Fidel Castro llegó al poder en 1959. El éxodo no tiene fin a la vista, ya que pocos cubanos en la isla creen que sus vidas mejorarán bajo el gobierno actual.

“La economía está cada vez peor, hay muchos que arguyen que está peor que la del Período Especial,” dijo Sebastián Arcos, director asociado del Cuban Research Institute de la Universidad Internacional de la Florida. “El colapso del sistema eléctrico nacional, refuerza esa sensación de que esta crisis no tiene fondo y va a seguir cayendo.”

Las autoridades cubanas no presentaron soluciones concretas a los problemas apremiantes del país durante las recientes reuniones de fin de año del Partido Comunista y la Asamblea Nacional.

Dispersas en los largos discursos de los funcionarios cubanos salieron a relucir algunas cifras deprimentes que mostraron el alcance real de la debacle económica en 2022: un magro crecimiento económico del 2 por ciento después de que la economía perdiera el 11 por ciento de su producto interno bruto en 2020; inflación vertiginosa, 40 por ciento superior a la del año anterior; 939,000 acres de tierras fértiles sin cultivar; 480 empresas estatales declarando pérdidas; $3.9 mil millones menos en exportaciones que en 2019; y la llegada de solo 1.7 millones de turistas, frente a los 4 millones antes de la pandemia.

Las festividades de fin de año fueron particularmente duras, con los cubanos haciendo largas filas para comprar un trozo de pollo o una cerveza si tenían suerte. La carne de cerdo, un alimento básico en los platos navideños, fue tan difícil de encontrar que, burlándose de la frase acuñada por Díaz-Canel “resistencia creativa”, algunos cubanos publicaron en Twitter fotos simulando comerse un cerdo dibujado en una hoja de papel.

Armando Sardiñas, de 22 años, quien fue encarcelado por participar en las protestas antigubernamentales del 11 de julio de 2021, publicó uno de esos memes. Él también quiere irse de la isla y cambió su nombre de usuario de Twitter a “Armandito el Balsero”. Él y otros jóvenes cubanos ahora discuten abiertamente sus planes de viaje en las redes sociales y su creencia de que no tienen más remedio que huir.

“Todo lleva a la política”, dijo Sardiñas. “Algunos emigran por la economía; otros se ven obligados a huir por la ideología de oposición al gobierno ya que son acosados, multados y hasta encarcelados como fue mi caso”.

Él piensa que la ola migratoria es tan significativa que eventualmente traerá cambios al país.

“El éxodo actual desde mi punto de vista solo conllevará a que el gobierno cubano acepte su fracaso como gobierno y de la ideología comunista y exista un cambio,” dijo antes de señalar que no cree que el cambio político conduzca necesariamente al retorno de la democracia en Cuba. “La gente ya está desesperada; muchos temen por su futuro aquí en Cuba si el actual gobierno sigue al mando de este país”.

La falta de legitimidad del gobierno de Díaz-Canel es otro factor en la crisis actual, dijo Arcos de FIU.

“No tiene carisma y la población lo percibe simplemente como como una persona que es incompetente, que es débil y que es además un títere de de otros poderes, específicamente Raúl Castro,” dijo Arcos. “Sin legitimidad política no hay esperanza en la población. No hay posibilidad de que la gente crea que el gobierno es capaz de arreglar nada.”

Esa falta de esperanza por lo que Cuba tiene para ofrecer lleva a muchos a arriesgar sus vidas en un viaje que podría terminar en tragedia o en una nueva vida.

En la tarde del lunes martes, otro grupo de migrantes cubanos en los Cayos esperaba que las autoridades migratorias estadounidenses los recogieran.

Al preguntarles si habían sentido miedo en el mar, una mujer del grupo, Susana González, respondió: “Eran más grandes las ganas de triunfar que el miedo”.

El fotoperiodista de el Nuevo Herald Pedro Portal, contribuyó a esta historia.