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El descenso de la tasa de natalidad, otro estrago de la guerra ucraniana

Leópolis (Ucrania), 19 ene (EFE).- Los rigores derivados de la invasión rusa han precipitado un drástico descenso de la tasa de natalidad en Ucrania, una evolución negativa que organizaciones benéficas y autoridades tratan de paliar apoyando a las nuevas madres y a las embarazadas.

La muerte de seis niños en Dnipro tras el impacto de un misil ruso contra un bloque de viviendas, el sábado, y la caída, este miércoles, de un helicóptero cerca de una guardería en la región de Kiev han vuelto a poner de manifiesto la vulnerabilidad tanto de menores como adultos en Ucrania.

Según las estadísticas oficiales, al menos 459 niños han muerto y 337 permanecen desaparecidos a causa de la invasión rusa. Se estima que casi 14.000 han sido deportados a Rusia desde los territorios ocupados, según la Oficina Nacional de Información ucraniana.

En tales condiciones, decidirse por un embarazo y dar a luz es casi un acto de rebeldía o resistencia, opina la fundadora y directora de la fundación benéfica "280 días", Alesia Azarova.

Su fundación se centraba antes del inicio de la invasión en ayudar a aquellas madres que sufrían problemas de salud tras dar a luz, explica Azarova. Ahora trata de apoyar a las futuras madres que siguen en el país, a las que proporciona los artículos de primera necesidad y ayuda a prepararse para el nacimiento de su bebé.

"La situación es desesperada. Queremos demostrar a las embarazadas que también ellas son importantes, que cada vida es preciosa y que las ayudaremos", explica.

Azarova subraya que muchas mujeres han perdido su hogar, su trabajo y el apoyo directo de su marido u otros familiares, alistados en el ejército para contribuir a la lucha contra la invasión rusa.

"El Estado proporciona el llamado baby box con la ayuda básica para el recién nacido, mientras que nosotros nos centramos en ayudar a las mujeres que viven una situación económica y psicológica precaria", explica la directora de la fundación.

Su capacidad de ayuda es limitada: su programa dispone de unas 500 plazas mensuales, que suelen llenarse en un solo día.

"Al principio, las donaciones se dispararon. La gente reaccionó ante la agresión rusa con una gran disposición a apoyar a los más vulnerables de la población", dice Azarova.

En la actualidad los ciudadanos arrastran los efectos de la profunda recesión económica provocada por la guerra. La fundación depende sobre todo de la ayuda de empresas y organizaciones benéficas, sean internacionales o ucranianas.

En Leópolis se construyó en verano un refugio especial para embarazadas y madres de hijos recién nacidos con la ayuda de los fondos de la Cruz Roja Ucraniana. Cada habitación del refugio tiene dos literas y está capacitada para alojar a cuatro personas.

Entre ellas está Tetiana, quien abandonó su hogar en la región de Lugansk antes de la ocupación rusa y dio a luz a su segundo hijo el pasado otoño, justo antes de que comenzaran los ataques masivos de Rusia contra las infraestructuras energéticas.

Explica a EFE que, aunque el refugio depende de la electricidad para calentarse y cocinar, ha conseguido sobrellevar los frecuentes cortes de luz gracias a un generador.

"Lo que realmente da miedo son los misiles rusos que a veces vemos volar sobre nosotros", dice, incidiendo en la angustia y el estrés que sufren decenas de embarazadas y sus hijos.

Según los datos más recientes, el número de nacimientos en Ucrania se redujo en un tercio en los once primeros meses de 2022. La caída se explica sobre todo por el gran número de mujeres que huyeron del país a causa de la guerra.

Se teme que la cifra descenderá aún más, ya que es probable que muchas mujeres dejen para más adelante un futuro embarazo y esperen a que termine la guerra.

La directora del Instituto Ptoukha de Demografía e Investigación Social, Ella Libanova, estima la tasa de natalidad en Ucrania experimentará un descenso catastrófico en 2023.

Junto con el aumento de la mortalidad y la emigración precipitada por la guerra, es probable que esto signifique que la población del país se reduzca a menos de 35 millones de ciudadanos en 2030, frente a los cerca de 41 millones de principios de 2022.

Rostyslav Averchik

(c) Agencia EFE