DeSantis es proisraelí, pero no denuncia la creciente amenaza de antisemitismo en Florida | Opinión
El representante estatal Randy Fine, el único republicano judío en la Legislatura de la Florida, retiró recientemente su apoyo al gobernador Ron DeSantis en las primarias presidenciales del Partido Republicano y respaldó a Donald Trump. Fine acusó al gobernador en una columna en el Washington Examiner publicada el lunes de no decir “casi nada” sobre los recientes incidentes antisemitas de alto perfil en la Florida.
DeSantis sugirió que Fine podría estar actuando por venganza porque no consiguió un puesto muy codiciado como presidente de la Universidad Atlántica de la Florida (FAU). En efecto, el republicano que representa la región llamada “Costa Espacial” es conocido en Tallahassee por guardar rencores y lanzar pequeñas venganzas, pero en este caso no está del todo equivocado. Los atentados terroristas de Hamas en Israel han puesto en primer plano la incapacidad de DeSantis para denunciar el antisemitismo que se produce en su propio estado, incluso cuando apoya incondicionalmente a Israel.
Para ser claros, Trump, de quien Fine escribió que “nunca nos ha defraudado”, coquetea aún más estrechamente con el antisemitismo, aunque también aprovó políticas pro-Israel, como el traslado de la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén. Trump compartió imágenes consideradas antisemitas en una publicación en las redes sociales en la que atacaba a Hillary Clinton en 2016. Dijo que había “gente muy buena, en ambos bandos” cuando los nacionalistas blancos se manifestaron en Charlottesville, Virginia, portando antorchas encendidas y gritando consignas antisemitas. Al final un manifestante resultó muerto.
DeSantis ha sido un firme partidario de Israel desde antes de asumir el cargo. Visitó el país en más de una ocasión y se atribuyó el mérito de convencer a la administración de Trump de que trasladara la embajada estadounidense. Ha firmado proyectos de ley patrocinados por Fine que abordan el antisemitismo, incluido uno este año que facilita el arresto de personas por manifestaciones antisemitas, y se jactó de abogar por el financiamiento de escuelas y sinagogas judías. DeSantis también firmó una orden ejecutiva para fletar vuelos que trajeran de vuelta a los estadounidenses varados en Israel tras los atentados.
“Nunca ha habido un gobernador más firme y pro-Israel que Ron DeSantis, y su historial lo demuestra”, escribió esta semana en X, antes conocido como Twitter, el presidente de la Cámara de Representantes de la Florida, Paul Renner.
Al mismo tiempo, DeSantis es también un guerrero contra las ideas progresistas y no soporta conceptos como el racismo sistémico y la discriminación. No es su marca política reconocer que hay manifestaciones de odio, incluso en sus formas más obvias y atroces, ni ese reconocimiento le ayudaría a cortejar a los electores republicanos que han vitoreado a Trump mientras vomitaba intolerancia a lo largo de los años. De hecho, DeSantis ha inflamado otros tipos de discriminación contra las personas negras y LGBTQ con leyes como “No digas gay” y “Detengan el progresismo”.
Cuando se le preguntó sobre una marcha neonazi en Orlando el año pasado, el gobernador acusó a los demócratas de tratar de “desprestigiarlo”, y la mejor denuncia que se le ocurrió fue llamar a los manifestantes “imbéciles”. Las manifestaciones formaban parte de lo que la Anti-Defamation League describió como el “Fin de Semana del Odio”, un movimiento nacional apoyado por tres conocidas organizaciones racistas y antisemitas. Otros republicanos, como el ex gobernador Rick Scott, ahora senador federal, no tuvieron problema en calificar los actos de “odiosos y antisemitas”.
Este año, unas 15 personas que portaban banderas con la insignia nazi se reunieron frente a Walt Disney World durante el fin de semana del Labor Day. En junio, un grupo de personas ondearon banderas rojas y negras con esvásticas afuera del parque temático de Orlando, y al menos una persona llevaba un cartel de DeSantis, informó la cadena USA Today. Mientras tanto, los vecindarios de todo el estado estaban plagados de volantes antisemitas.
En julio, aunque su equipo de campaña despidió a un asistente que había creado o retuiteado un video con imágenes de DeSantis y horribles símbolos del nazismo, no tuvo nada que decir más allá de que el empleado “ya no estaba en la campaña. Y no haremos más comentarios sobre él”.
Y nada más.
Presionado de nuevo la semana pasada sobre por qué no condenaría explícitamente las expresiones de odio antijudío, dijo a los reporteros: “¿Por qué querría elevar esas tonterías?”.
La respuesta es sencilla.
Los incidentes antisemitas aumentaron más del doble en la Florida entre 2020 y 2022, según la Anti-Difamation League (ADL), que también informa que esos incidentes han aumentado drásticamente desde que Hamas masacró a civiles israelíes el 7 de octubre. Los crímenes de odio antijudíos denunciados en Estados Unidos aumentaron más del 37% en 2022, según el FBI.
Cuando los neonazis o los nacionalistas blancos “no ven la condena de los líderes electos, se entusiasman. Eso los envalentona para continuar con esa actividad”, dijo la directora regional de la ADL en la Florida, Sarah Emmons, a la Junta Editorial del Herald.
“Voy a decir que aprecio al gobernador y a todos los líderes electos que se han puesto del lado del Estado de Israel y han condenado el antisemitismo en este momento”, dijo Emmons.
Pero también añadió lo siguiente: “Creo que de muchos de ellos, incluido el gobernador, también nos hubiera gustado ver una condena adicional de los incidentes de los últimos años”.
DeSantis entiende la conveniencia política. Ha convocado a los legisladores estatales a un período especial de sesiones legislativas el mes próximo para aprobar nuevas sanciones estatales contra Irán, que apoya a Hamas. Es poco probable que eso haga mucho además de llamar la atención hacia DeSantis antes del debate presidencial del 8 de noviembre. Está claro que DeSantis sabe cuándo destacar, excepto cuando se trata de hacer algo tan sencillo como denunciar a los manifestantes que portan esvásticas.
¿Cuál es el verdadero DeSantis? ¿El partidario incondicional de la derecha de Israel, o el gobernador que no domina las palabras sencillas para denunciar el antisemitismo cuando surge en el estado que dirige?
Probablemente la versión que le ayude a ser elegido presidente de Estados Unidos.