Desafíos del futuro de nuestra democracia

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En un contexto donde parece que estamos regresando a formas de gobierno del pasado, caracterizadas por un poder fuerte y centralizado, es esencial que los ciudadanos realicemos una autorreflexión.

En las últimas décadas hemos logrado establecer diversos contrapesos que fomentan una cultura de rendición de cuentas y buenas prácticas, fortaleciendo el tejido social desde el ámbito comunitario hasta el nacional, y convirtiéndolo en un actor de interés público.

Es preciso preguntarnos: ¿por qué hemos llegado a esta situación de retroceso y por qué no fuimos capaces de mantener los avances de nuestra joven democracia? Considero que nos enfocamos en construir una democracia representativa sin prestar la debida atención a cómo mejorar la vida económica de la mayoría.

Por otro lado, algunos actores utilizaron la democracia para preservar sus posiciones, prerrogativas y expandir sus negocios y fortunas personales. La democracia se convirtió en un espectáculo, donde cada elección implicaba recibir un regalo, en lugar de ser un proceso participativo que determine el rumbo de nuestras vidas personales, comunitarias y del país. ¿Es la democracia algo desvinculado de los temas y problemas urgentes del país?

No hemos logrado instaurar una conciencia cívica en la vida de los ciudadanos. Por ello, debemos reencontrar la democracia desde la perspectiva de los asuntos sociales y, principalmente, defender nuestros derechos. La democracia del futuro debe relacionarse plenamente con nuestra vida cotidiana, de tal manera que, si vemos que las instituciones no funcionan y no brindan los servicios necesarios, es porque hay un fallo en la democracia. Además, debemos tomar conciencia de que las becas y los subsidios no son dádivas de las autoridades, sino derechos que nos pertenecen.

Estamos viviendo un momento crucial en nuestro país, en el que podría producirse un cambio de régimen político que extinga los contrapesos y prevalezca un poder hipercentralizado en el Ejecutivo. En ese escenario, la sociedad civil tendrá que seguir abriendo espacios de diálogo, actuando y demostrando ser un actor proactivo. Al mismo tiempo, también debemos saber leer nuestra realidad con objetividad, ya que los valores de nuestra sociedad están en constante evolución.

Hoy, la preocupación puede centrarse en mejorar nuestra situación económica; sin embargo, en el futuro inmediato podría ser la inseguridad u otro asunto que afecte a la población, lo que genere otro cambio de exigencia y de atención.

Nos enfrentamos a la polarización como forma de gobernar, pero esta dinámica podría cambiar, ya que la agenda pública requiere la participación amplia y activa de todos los actores para solucionar los temas urgentes del país. Las realidades van cambiando, así como la percepción de los ciudadanos.

Además, no podemos quedarnos como simples espectadores ante un posible cambio de régimen; tendremos que luchar en distintos frentes, desde el INE y el Tribunal Electoral, hasta el Congreso de la Unión y la opinión pública, para evitar un país donde prevalezca una sola voz y que el poder se ejerza de manera discrecional.

Continuemos construyendo un país donde sus cimientos y pilares sean el diálogo, la colaboración, la rendición de cuentas y la aplicación igualitaria de la ley para todos.

* Elio Villaseñor Gómez es director de Iniciativa Ciudadana para la Promoción del Diálogo A.C. (@Iniciativa_pcd).