Una derrota más y un momento de enseñanza. Los Marlins ya no saben qué hacer para destrozar la pesadilla

Los tiempos han sido duros en Washington. Después de haber ganado la Serie Mundial del 2019, los Nacionales y sus fanáticos soportaron un largo período de reconstrucción que aún no termino, pero al que se le ve algún destello luminoso, un cierto brillo de esperanza.

Salvo el viaje a la postemporada anterior, los tiempos tampoco han sido una panacea en Miami, pero a lo que está ocurriendo aquí uno no sabe qué cosa llamarle, porque reconstrucción no es y no se vislumbra luz alguna, como bien lo demustra esta barrida en cuatro juegos de los Nacionales sobre los Marlins.

Con un triunfo 7-2 el lunes en la noche, los capitalinos completaron la barrida en cuatro desafíos, algo que habría sido difícil de aceptar si alguien lo hubiera predicho a inicios de primavera, pero con la cercanía del verano ya nignún pronóstico negativo asombra.

“Mi mensaje para este equipo es que siga adelante, aunque pueda sonar como un disco rayado’‘, comentó el manager Skip Schumaker. “Todo el que me conoce sabe que vamos a seguir trabajando hasta que salgamos de esto. Más práctica de bateo, menos. No sé. Pero no va a ser por falta de trabajo. Hay que continuar. Queda mucho béisbol por jugar’‘.

DOS CARAS DEL PITCHEO

Si el domingo los peces vivieron una debacle colosal al no preservar una ventaja de siete anotaciones, ahora se trató de una de esas ocasiones en que la ofensiva sencillamente queda confinada a una producción que no puedo seguir el ritmo de la rival.

Jake Irvin había sido bombardeado por los Dodgers en su apertura previa con cinco carreras en menos de cinco innings, pero aquí el abridor de los Nacionales dejó a los Marlins en cuatro imparables, incluido un cuadrangular de Jazz Chisholm con uno a bordo en la sexta.

Trevor Rogers, por su parte, continuó con su paso intermitente y si en cuatro de sus cinco salidas previas había permitido dos o menos carreras, ahora siguió el mal de su actuación previa, cuando cayó en Atlanta, y sumó la cuarta derrota sin victoria al permitir tres rayitas -una de ellas de manera forzada- en cuatro episodios.

Si el batazo de Chisholm acercó a los Marlins a una de distancia, el bullpen se encargó de desbaratar las ilusiones de remontada, cuando entre Calvin Faucher y Andrew Nardi se encargaron de permitir cuatro anotaciones de los visitantes en la séptima entrada.

EL MOMENTO OLVIDABLE DE SANCHEZ

Algo que marcó el encuentro sucedió en el tercer innig, cuando Jesús Sánchez no corrió con fuerza a un batazo de Alex Call y luego se durmió con la pelota, permitiendo que el corredor llegara a la intermedia y convirtiera su conexión en doble para luego anotar con un jonrón de CJ Abrams.

Sánchez no saldría a patrullar el bosque derecho en la cuarta entrada y permaneció castigado en el banco por decisión de Schumacher, quien definió todo como “un momento de enseñanza y un mensaje de que siempre se debe dar el ciento por ciento’‘.

“Asumo mi responsabilidad’‘, reconoció el jardinero dominicano. “Me dormí con esa pelota y al momento me di cuenta de mi error, pero ya era demasiado tarde. Me siento muy mal con mis compañeros de equipo y esto me ayudará a ser mejor pelotero’‘.

De esta manera no solo se confirmó la barrida en cuatro juegos por parte de los Nacionales, sino que también se extendió a siete la racha de derrotas del equipo de Schumaker y se confirmó que la ventaja de localía no existe al presentar un increíble record de 2-15 en La Pequena Habana que vio una de sus peores asistencias al anunciarse una cantidad de 6,377 aficionados.

Los tiempos han sido duros en Washington, ¿pero cuándo mejorarán en Miami?