Los venezolanos en Argentina votan con la esperanza de un cambio

Buenos Aires, 28 jul (EFE).- Las elecciones presidenciales de este domingo en Venezuela levantaron los ánimos de sus ciudadanos viviendo en el extranjero, que cubrieron las embajadas de sus países de residencia, como en Argentina, con la esperanza de un cambio.

Al menos 220.000 venezolanos residen en la Argentina, pero sólo 2.638 personas fueron habilitadas para votar; no obstante, quienes no formaban parte de ese 1,5 % decidieron acercarse a los alrededores de la embajada en Buenos Aires para acompañar a sus compatriotas que iban a sufragar.

Banderas, gorras y camisetas tricolores junto a las ocho estrellas en forma de arco formaban el decorado en los aledaños de la embajada de Venezuela, en Buenos Aires, mientras el ambiente se cubría de estrofas de 'Gloria al Bravo Pueblo', su himno nacional.

"Estamos aquí apoyando con fe y esperanza", cuenta a EFE Yuli, quien vive en la capital argentina desde que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, obtuvo su segundo mandato. Pese a esperar estas elecciones desde hace seis años, la burocracia no le permitió votar.

Según el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela, los residentes en el extranjero debían tener pasaporte y cédula actualizada, además de un documento que acredite residencia permanente en el país de acogida.

A esto se sumó un sistema de registros 'on line' con fallos constantes que, para la oposición, fue hecho con el propósito de desalentar el voto fuera del país. Según números del partido Primero Justicia, cinco millones de venezolanos -el 25 % de la población- quedaron sin poder votar.

"Son casi las 12:00 del mediodía (15:00 GMT) y prácticamente todos ya votaron, pero para la inscripción fue todo muy lento. Considero que fue a propósito, ya que toda la diáspora venezolana que está en Argentina o en cualquier parte del mundo son votos en contra del régimen y a ellos no les conviene", opinó Luis Moreno para EFE.

El joven tenía todos los requisitos, pero aun así fue víctima de la supresión del votante, una "estrategia" al borde de la ley para desalentar a grupos de personas de ejercer su derecho al voto.

Uno de los que "venció" al sistema fue Pedro Salazar, que hace ocho años vive en Argentina, porque decidió inscribirse en 2019. "La votación fue manual a través de papeletas y todo fue fluido. Tengo las expectativas de la mayoría de los venezolanos. Espero que haya un cambio para nuestro país", expresó a EFE.

Al tiempo que la gente aguardaba en fila para atravesar el vallado policial que custodiaba la embajada, personal de Transparencia Electoral explicaba a cada votante cómo funcionaba el sistema: una boleta única con los rostros de los candidatos, de los que hay que elegir uno, doblar la papeleta e introducirla en la urna.

La confusión radicaba en que Maduro aparecía 13 veces, algo permitido por la legislación venezolana, ya que la facción más votada en las elecciones pasadas puede elegir primero su lugar y los aliados que apoyen al mismo candidato se colocan juntos.

"Ya voté, fue rapidito, aunque el 'señor' aparecía por todos lados, pero ya sabía dónde poner mi voto", cuenta a EFE Carmen, que se mudó con su esposo argentino a Buenos Aires hace 22 años, aún en época del fallecido presidente Hugo Chávez (1999-2013).

Si bien la mujer no volverá a su país, independientemente del resultado, ejerció su derecho pensando en quienes se quedaron "allá" y para que puedan tener "libertad".

"En Venezuela no puedes opinar diferente. Si dices algo que no les gusta te meten preso. No hay ninguna seguridad jurídica, pero tenemos mucha fe. Vamos a ser libres. Este es nuestro año", aseguró.

Con los comicios cerrados a las 18:00 hora local (21:00 GMT), muchos decidieron cruzar de vereda para disfrutar de un pedacito de su país a metros de las urnas, gracias a la feria gastronómica y de artesanías que la comunidad venezolana instaló cerca de la embajada.

Cada tanto, eran interrumpidos por bocinazos de apoyo que eran respondidos ondeando las banderas y gritos alegres. La expectativa de un cambio inundaba de alegría a la diáspora venezolana presente que, por momentos, sentía estar en "casa".

Augusto Morel

(c) Agencia EFE