Trump da un paso al frente y ayuda a Biden justo cuando el presidente lo necesita

El presidente Joe Biden pronuncia un discurso durante la Conferencia de la Asociación Nacional de Condados Legislativos en el hotel Hilton de Washington en Washington, el lunes 12 de febrero de 2024. (Tom Brenner/The New York Times)
El presidente Joe Biden pronuncia un discurso durante la Conferencia de la Asociación Nacional de Condados Legislativos en el hotel Hilton de Washington en Washington, el lunes 12 de febrero de 2024. (Tom Brenner/The New York Times)

WASHINGTON — Si alguien recibe una nota de agradecimiento del presidente Joe Biden por ayudarlo a salir de un aprieto en los últimos días, quizás sea el expresidente Donald Trump.

Justo cuando las preguntas no deseadas sobre su edad abrumaron a Biden, su predecesor y actual contendiente salió al rescate con una inoportuna diatriba en la que prometió “alentar” a Rusia a atacar a los aliados de la OTAN que no invierten lo suficiente en sus fuerzas militares.

Esta jugada inesperada de Trump durante el fin de semana no solo desvió la atención sobre los problemas de memoria del presidente, como se detalla en un informe del fiscal especial, sino que le dio a los defensores de Biden una manera conveniente para replantear el tema: sí, se puede decir que el actual presidente quizás es un anciano que a veces olvida cosas, pero su adversario también es un anciano y, además, es peligrosamente imprudente.

No fue la primera vez, y quizás no sea la última, que Trump actuó para darle, con una de sus típicas diatribas imprudentes, una ruta de escape a un adversario que estaba en problemas. A menudo, el apetito de toda la vida de Trump por llamar la atención ha chocado con lo que más le conviene. Para Biden, esa puede ser la clave de la campaña de este año: confiar en la incapacidad de su rival para permanecer en silencio en los momentos críticos y esperar que siga recordando a los votantes por qué lo rechazaron en 2020.

“Hay un dicho: el enemigo de tu enemigo es tu amigo”, dijo Alex Conant, un estratega republicano que trabajó en la campaña presidencial de 2016 de Marco Rubio, senador republicano por Florida, quien perdió la nominación del partido ese año ante Trump. “Como Trump es su peor enemigo, podría decirse que es el mejor amigo de Biden”.

Eso no significa que la edad no sea una desventaja política para Biden, quien a sus 81 años ya es el presidente de mayor edad en la historia de Estados Unidos y tendría 86 años al final de un segundo mandato. Aunque Trump, de 77 años, le sigue de cerca, la caracterización que hizo el fiscal especial del presidente como un “anciano bien intencionado y con mala memoria” resultó mordaz y dañina.

Hillary Clinton y Donald Trump durante el debate presidencial en la Universidad Washington en San Luis, el 9 de octubre de 2016. (Stephen Crowley/The New York Times)
Hillary Clinton y Donald Trump durante el debate presidencial en la Universidad Washington en San Luis, el 9 de octubre de 2016. (Stephen Crowley/The New York Times)

ABC News e Ipsos publicaron una encuesta el domingo en la que se reveló que el 86 por ciento de los estadounidenses piensa que Biden es demasiado mayor para cumplir otro mandato como presidente, mientras que el 62 por ciento considera que Trump es demasiado mayor.

Pero en Washington, la estrategia política tradicional cuando están bajo ataque es cambiar de tema lo más rápido posible. El equipo de Biden se propuso hacer que el verdadero problema no fuera su propia capacidad sino la conducta del fiscal especial, Robert Hur, del mismo modo que mandatarios anteriores como Trump y Bill Clinton han tratado de desviar la atención de las acusaciones en su contra hacia los fiscales que los investigaron.

Días después, representantes y allegados de la Casa Blanca acapararon los medios para atacar a Hur por citar la incapacidad del presidente para recordar fechas clave, entre ellas el año de la muerte de su hijo Beau. Durante una recaudación de fondos, la primera dama Jill Biden denunció los “ataques políticos personales e inexactos de Hur contra Joe” y, luego, les pidió donaciones de dinero a sus partidarios. Es posible que la reacción no persuada a los votantes que ya se oponen a Biden, pero les dio a los demócratas algo más de qué hablar.

El sábado, Trump le hizo el juego a la estrategia del bando de Biden durante un mitin en Carolina del Sur al arremeter contra los miembros “delincuentes” de la OTAN y decir que no solo no los defendería si son atacados por los rusos, sino que alentaría a estos últimos a “hacer lo que les dé la gana” contra esos aliados.

Típico de Trump

“Donald Trump no puede evitarlo”, dijo Rodell Mollineau, estratega demócrata y socio de ROKK Solutions. “Siempre intentará llamar la atención sobre sí mismo, incluso cuando no le conviene hacerlo. Anticipo que veremos muchos más momentos en los que Trump no podrá controlar su verborrea antes de que terminen estas elecciones”.

Nikki Haley, exembajadora ante las Naciones Unidas y exgobernadora de Carolina del Sur, todavía está tratando de arrebatarle la nominación republicana a Trump, quien aún es el favorito, por lo que aprovechó esa inclinación para reforzar su argumento de que el partido no debería confiar en él para llevarlo a la victoria este otoño.

“Eso es lo que nos espera: un caos desquiciado”, dijo Haley en Fox News. “Y eso solo hace que Joe Biden parezca cuerdo. Cuando Donald Trump hace lucir a Joe Biden cuerdo, esa es la razón por la que Donald Trump no puede derrotar a Joe Biden. Están tomando todo lo que dice y lo van a usar en su contra”, añadió.

En realidad, el bando de Biden buscó hacer precisamente eso. La Casa Blanca emitió un comunicado diciendo que “fomentar la invasión de nuestros aliados más cercanos por parte de regímenes asesinos es espantoso y desquiciado”. En una declaración separada publicada por su campaña, Biden dijo que los comentarios de Trump eran “predecibles viniendo de un hombre que promete gobernar, desde el primer día, como los dictadores que admira si regresa al Despacho Oval”. En las redes sociales, se refirió a Trump como uno de los “lacayos útiles” del presidente ruso, Vladimir Putin.

Robert Gibbs, exsecretario de prensa de la Casa Blanca durante el gobierno de Barack Obama, dijo que el último episodio demostró que Trump era incapaz de prestar atención a un viejo adagio político: “Si tu oponente está teniendo un mal día, solo apártate y deja que suceda”.

Para Biden, dijo, estas oportunidades inesperadas pueden resultar decisivas. “La destreza del presidente y su equipo para impulsar esos momentos quizás será uno de los grandes factores determinantes sobre quién ganará esta campaña”.

c.2024 The New York Times Company

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