Yahoo Noticias Cómo trabajan los ingenieros para reconectar el cable submarino de Internet tras la erupción en Tonga
WELLINGTON.- La nación insular de Tonga, en medio del Pacífico Sur, quedó totalmente desconectada del mundo exterior tras la rotura del cable submarino de comunicaciones por la feroz erupción del volcán Hunga Tonga, el 15 de enero. Y el apagón informático fue uno de los principales obstáculos para acercar ayuda a la isla después del desastre.
Ya había ocurrido un incidente anterior en 2019, cuando el ancla de un barco cortó el cable, y en ese momento Tonga firmó un acuerdo de 15 años para garantizarse también la conectividad satelital. Pero la ceniza volcánica que cubre el país está afectando el uso de los teléfonos satelitales, y muchos usuarios reportan que solo pueden realizar llamadas, pero no recibirlas.
En estos momentos hay un barco especializado que ya se dirige a la zona para reparar el cable. El barco zarpó el 20 de enero de Port Moresby, Papúa Nueva Guinea, a unos 4700 km de distancia, y se espera que llegue al área el 30 de enero. El operativo podría durar varias semanas.
El cable de 827 kilómetros de Fiji a Tonga es uno de los 436 cables submarinos activos que comunican al mundo.
Los principales operadores de telecomunicaciones del país tardaron cinco días, después de la erupción volcánica, en lograr establecer una conexión a Internet vía satélite, según la compañía de monitoreo de redes Kentik.
Pero la capacidad de Internet satelital es muy limitada, señala Doug Madory, analista de redes de Kentik. “El servicio satelital en el Pacífico es muy costoso debido a que tiene que cubrir un área inmensa con una población relativamente chica”, explica.
El cable de Tonga se tendió en 2013 a un costo de $15 millones de dólares. El Banco Mundial y el Banco Asiático de Desarrollo otorgaron subvenciones para ayudarlo a superar la dependencia de las costosas comunicaciones satelitales.
Los cables de comunicación submarinos pueden variar en tamaño y estructura, pero tienen aproximadamente el diámetro de una manguera de jardín. Aunque relativamente delgados, estos cables tienen múltiples capas destinadas a proteger la fibra óptica que corre por el centro. A pesar de esas capas de protección y de que el tendido del cable evita las áreas propensas a accidentes, se registra un promedio de 100 fallas anuales alrededor del mundo, según Telegeograph, una empresa de investigación de telecomunicaciones.
La mayoría de los cortes de esos cables son producidos por las anclas de los barcos o los arrastreros de pesca, y en ocasiones a factores ambientales, como los terremotos.
Las interrupciones son comunes, y por lo general lo que se hace es redireccionar el tráfico de las comunicaciones hacia otro cable. Sin embargo, Tonga está conectada por un solo cable. Además, la nación insular se encuentra en el Cinturón de Fuego del Pacífico, propenso a terremotos y erupciones volcánicas, todo un riesgo adicional.
Según Jonathan Brewer, ingeniero de telecomunicaciones de Telco2 Ltd. es mejor tener varios cables o varias subestaciones de cables para lidiar con esas interrupciones. Esa solución, sin embargo, es muy costosa. Las islas del Pacífico, como Guam y la Polinesia Francesa, cuentan con un apoyo significativo de los gobiernos de Estados Unidos y Francia, y eso les permite contar con una infraestructura mucho más amplia.
Barcos de reparación
El barco de reparación que va en camino es el CS Reliance, una de seis naves idénticas que tiene la empresa de tendido de cables submarinos SubCom. La empresa tiene su sede en Nueva Caledonia, un territorio francés de ultramar al este de Tonga, y es uno de los buques más grandes de su tipo.
Según datos de junios de 2021, actualmente hay en funcionamiento 59 embarcaciones de tendido y mantenimiento de cables, según el Comité Internacional de Protección de Cables.
El pulso de luz enviado a través de un cable de fibra óptica viaje de un extremo a otros, pero cuando la fibra se rompe, la señal rebota, y los ingenieros pueden medir el tiempo que tarda en volver a origen para localizar dónde se produjo la rotura.
“Si el cable quedó enterrado o se movió de su recorrido original, puede ser muy complicado ubicarlo. Si la explosión del volcán o el tsunami lo desplazaron o hicieron que un monte submarino se desplomará sobre el cable, recuperarlo puede ser prácticamente imposible”, dice Brewer.
Para repararlo, se sumerge un anzuelo de aguas profundas que corta una sección del cable. Un extremo del cable se sujeta con una boya y el otro se lleva a la cubierta. A bordo de la nave, el cable es reparado y vuelto a empalmar.
Los cables de fibra óptica no son fáciles de arreglar. Un técnico empalma las fibras de vidrio y usa pegamento para unir la nueva sección del cable. Ese trabajo de empalmado de la fibra óptica puede demorar hasta 16 horas y es el aspecto más delicado del trabajo de reparación.
Ya completado el empalme, se vuelven a unir los extremos del cable y se los recubre con múltiples capas de protección, capaces de resistir la presión y el desgaste ambiental.
A continuación, el cable es sumergido lentamente y con cuidado hasta el fondo del mar.
Según sean las condiciones del lecho marino, el buque de tendido también puede arrastrar un “arado de mar” para hacer un surco y enterrar el cable.
También cuentan con vehículos teledirigidos (ROV) capaces de descender al fondo del mar para inspeccionar y ayudar a enterrar el cable, aunque sirven solamente hasta determinadas profundidades. El ROV con el que cuenta el Reliance, por ejemplo, puede descender hasta 2500 metros de profundidad.
La mayoría de estos cables submarinos de comunicaciones tienen una vida útil aproximada de 25 años, después de los cual son retirados y reemplazados por uno nuevo. Algunos son recuperados para reutilizar sus componentes.
Aunque la conexión telefónica entre Tonga y el resto del mundo ya ha comenzado a restablecerse, es probable que la conectividad plena a Internet demore un mes o incluso más, según el operador del cable del archipiélago.
Por Simon Scarr, Wen Foo, Vijdan Mohammad Kawoosa, Anand Katakam y Aditi Bhandari
Agencia Reuters
(Traducción de Jaime Arrambide)
