El nuevo técnico de Tottenham escapó de la dictadura griega, llevaba a Puskas a las prácticas y fue campeón virtual de la Champions League

Ange Postecoglou, una sensación en la Premier League
Ange Postecoglou, una sensación en la Premier League - Créditos: @Frank Augstein

Los últimos entrenadores de Tottenham, uno de los seis grandes de la Premier League, marcaron tendencia: nombres fuertes en el mundo del fútbol. Entre los últimos ocho figuran Mauricio Pochettino, José Mourinho, Nuno Espíritu Santo y Antonio Conte. A casi todos les fue regular o mal. El italiano, incluso, se despidió con verborragia. “El problema es que, una vez más, mostramos que no somos un equipo. Veo jugadores individualistas, veo a jugadores que no quieren ayudar al otro y que no ponen el corazón en el partido. Están acostumbrados: no juegan por nada importante. No quieren jugar bajo presión”, advirtió, en marzo pasado. “Para mí es complicado hablar de un cuarto puesto, porque estoy acostumbrado a objetivos más altos”, declaró el técnico, que levantó títulos con Juventus, Chelsea e Inter y que fue incorporado por los Spurs para acabar con 15 años sin trofeos.

No pudo. Definió a la enorme entidad de Londres con una voz cruda, antes de dar el portazo. “Faltan 10 partidos y alguno piensa que podemos luchar. ¿Con qué? ¿Con este espíritu? ¿Con esta actitud, con estos comentarios? ¿Por qué? ¿Por un séptimo, octavo, noveno lugar? No estoy acostumbrado a estar en esas posiciones. El club es responsable por los fichajes… Cada entrenador que pasó por aquí es responsable. ¿Y los jugadores? ¿Dónde están los jugadores? Veinte años con este propietario y nunca ganaron algo. ¿Es solo culpa de los entrenadores o del club? Todos tienen que asumir su responsabilidad, no sólo el club, no sólo el entrenador, no sólo el staff. Los jugadores están envueltos en esta situación. El Tottenham debe cambiar. Si ellos quieren continuar de esta manera, deberán cambiar de entrenador. Pueden cambiar de mánager, muchos mánagers, pero la situación no va a cambiar, créanme...”, sostenía, con una brutalidad dialéctica pocas veces escuchada en la alta competencia. Al menos, en público.

Ange Postecoglou saluda a Cuti Romero, el campeón del mundo que juega en su equipo
Ange Postecoglou saluda a Cuti Romero, el campeón del mundo que juega en su equipo - Créditos: @Mike Hewitt

Se fueron varios. Se fue el símbolo del fútbol inglés, Harry Kane, que a los 30 años desea ganar su primer título, ahora en Bayern Münich. Anotó 280 goles en 435 partidos sin alcanzar un trofeo: lo máximo fue la final de Champions League, una derrota contra Liverpool en 2019. El DT aquel entonces era Pochettino, hoy en la casa de un enemigo íntimo, el Chelsea de Enzo Fernández. Los hinchas hablan de “traición”, aunque Daniel Levy, el dueño, no quería su regreso. Días atrás, resultó todo un símbolo la furia expuesta en las redes sociales por los fanáticos de los Spurs, al viralizarse un video en el que un hombre arroja sobre una parrilla encendida el libro “Un nuevo mundo” (“Brave new world”, en el original), escrito en 2018 por el español Guillem Balagué, en el que se describe la experiencia de Poch al frente del equipo.

Una sucesión de hechos desafortunados persigue la suerte de la popular entidad: en abril pasado, los jugadores les devolvieron la plata de la entrada a los 3000 hinchas que viajaron casi 500 kilómetros, desde Londres hasta Newcastle, luego de sufrir cinco goles en 21 minutos. La derrota se detuvo en un 6-1, por la 32° fecha de la Premier League y que definió el despido del entrenador interino Cristian Stellini.

Para esta temporada, las autoridades dieron un golpe de timón. Un DT desconocido en el gran ambiente europeo. La decisión tuvo el prólogo esperado: críticas furiosas internas y miradas desconfiadas de casi todos. Ange Postecoglou, “Big Ange”, es el hombre de la nueva era. De 57 años, nacido en Grecia, con su vida y su obra en Australia, acaba de dar un puñetazo sobre la mesa. Con un equipo sin figuras, más allá de Cuti Romero, Son Heung-Min y Richarlison (Gio Lo Celso va al banco, Alejo Véliz espera en las gateras), con un arquero como Guglielmo Vicario, un italiano del mundo ascenso, se impuso sobre Manchester United por 2 a 0, por el segundo capítulo de la nueva temporada.

“La pelota, al piso”. Con esa máxima (una cita que solía enseñarle su padre), busca dar un salto de calidad, basado en sus enseñanzas con Ferenc Puskas, el genio húngaro que inmortalizó el fútbol que le agrada a la gente con la camiseta de Real Madrid. “Queremos entretener con seguridad, pero en lo que respecta al éxito. Busco dar espectáculo desde los resultados positivos”, se presenta ahora, con un 4-2-3-1 audaz. El desafío es el mismo en el que fracasaron sus colegas famosos: acabar con la sequía que arrastra desde 2008, cuando el español Juande Ramos levantó la Copa de la Liga en Wembley frente a Chelsea.

Después de que su padre, Dimitris, perdiera su negocio familiar apenas estalló el golpe militar en Grecia a mediados de los años sesenta, Big Ange (llamado así por su aspecto robusto), emigró a Australia. Era 1970 y rearmó su vida en Melbourne en los primeros años de vida. Siempre le gustó el fútbol, motivado por su origen y rodeado de otros deportes que no le movían ni un pelo. Se convirtió en un defensor aguerrido en South Melbourne Hellas (una entidad semiprofesional) y hasta llegó a actuar en cuatro partidos en el seleccionado de Australia en la década del 80. Lo mejor de su trayectoria futbolera, sin embargo, se sostuvo del otro lado de la línea de cal.

De Australia al Yokohama Marinos, de Japón y, desde allí, al Celtic, un grande de Escocia, en el que en las dos últimas temporadas consiguió cuatro títulos. Y llevó a Australia a dos Mundiales: 2014 y 2018. Largos años atrás, entre 1989 y 1992, una coincidencia le cambió la vida. Puskas fue el entrenador de South Melbourne Hellas. No conocía el idioma y no solía manejar: Postecoglou resultó su humilde servidor en ambos rubros. Fue su mariscal izquierdo, su traductor y hasta su chofer. Y aprendió maravillas de una era dorada de Real Madrid. Una de tantas. Desde allí, se inclina por el fútbol-espectáculo.

"Todo bien": el nuevo DT de Tottenham empezó con el pie derecho - Créditos: @Frank Augstein
"Todo bien": el nuevo DT de Tottenham empezó con el pie derecho - Créditos: @Frank Augstein

Dicen que conversaban en griego. “Era un coche destartalado, me avergonzaba. Pero en el trayecto me contaba muchas historias del Madrid”, manejaba el australiano. El año pasado, tuvo como experiencia a la serie de su vida: su Celtic chocó de frente con la Casa Blanca (1-5 y 0-3), en la Champions, pero su cabeza estuvo dando demasiadas vueltas como para intentar derribar al gigante de Carlo Ancelotti. “Me hubiese gustado que Puskas estuviera acá, para ver a donde llegué...”, se lamentó, más allá de la derrota.

En los dos trofeos que consiguió con el Brisbane Roar (2011 y 2012), su equipo fue definido por los medios como el “Roarcelona”, en referencia al Barça de Pep Guardiola. Esa filosofía era instrumentada, también, en el “Football Manager”, una manera de ser DT desde una pantalla. Así lo define su web oficial: “Métete en el papel de un verdadero mánager dirigiendo a los mejores equipos de fútbol del planeta y juega al deporte rey a tu manera. Ya sea fichando mejor, entrenando más duro o siendo más inteligente que el rival, el arte de la gestión futbolística consiste en encontrar el margen de victoria”.

El protagonista de esta historia llevó a un equipo de la quinta división del fútbol inglés a ser campeón de la Champions League. Con el Southend United, dio la vuelta olímpica virtual y hasta levantó la Orejona. Resultó su mejor aprendizaje, mientras colgaba los botines y tomaba el pizarrón. “Me echaron a los seis meses de ganar la Champions League. Me cargué a la Juventus, al Real Madrid e incluso a Inglaterra, pero no me demostraron lealtad después de todo lo que conseguí. Me dolió. Espero que me hagan una estatua”, bromeó tiempo después Postecoglou a un medio de Sydney.

A veces, la realidad supera a la ficción.