Supo que era mujer a través de la escritura. Ahora también es famosa

Camila Sosa Villada ha dicho que a menudo se ha sentido invisible, una condición con la que es difícil vivir, pero que es una ventaja para escribir “porque ves cierta condición humana a la que no le importa ocultarse”. (Victor Moriyama/The New York Times)
Camila Sosa Villada ha dicho que a menudo se ha sentido invisible, una condición con la que es difícil vivir, pero que es una ventaja para escribir “porque ves cierta condición humana a la que no le importa ocultarse”. (Victor Moriyama/The New York Times)

La primera vez que Camila Sosa Villada adoptó una voz femenina fue en los cuentos que escribía en la infancia y mantenía en secreto. Ahora, sus libros están traducidos en más de 20 idiomas y adaptados al cine.

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Antes de hacer la transición y salir al mundo como mujer, Camila Sosa Villada escribía como una mujer.

Mientras crecía en la provincia de Córdoba, en el interior de Argentina, utilizaba una voz femenina en primera persona en las historias que escribía y mantenía en secreto sin mostrárselas a sus padres. Fue un poderoso acto de emancipación, dijo, cargado con un poco de vergüenza y picardía, como si estuviera haciendo algo prohibido.

“De alguna manera la escritura sí habilitó un coraje”, dijo Sosa Villada en una entrevista desde su casa en Córdoba. “Fue profético”.

Años después, esa voz sería celebrada. La obra de Sosa Villada ha cosechado premios y reconocimientos internacionales, y a menudo se ha inspirado en sus duras experiencias como trabajadora sexual, actriz y travesti, un término que ella y otras personas utilizan en América Latina para describir a quien fue asignado varón al nacer, pero desarrolla una identidad femenina, recuperando la palabra de sus orígenes como insulto.

Desde la infancia, recuerda la autora, miraba las montañas que rodeaban su pequeña ciudad y pensaba: “Debe haber otra cosa”. (Victor Moriyama/The New York Times)
Desde la infancia, recuerda la autora, miraba las montañas que rodeaban su pequeña ciudad y pensaba: “Debe haber otra cosa”. (Victor Moriyama/The New York Times)

Para Sosa Villada, el lenguaje ha sido un acto de resistencia.

“No digo mujeres trans, no hablo con términos quirúrgicos, fríos como un bisturí, porque esos estatutos no dan fe de lo que nos pasó a las travestis en estas regiones, desde los indios hasta esta porquería de civilización. Recupero las pedradas y los escupitajos, recupero el escarnio”, dijo la autora.

Sosa Villa afirmó que, lo que busca, es una reacción visceral.

Su prosa precisa puede ser tierna y contundente a la vez, sirviendo dosis de alegoría caprichosa junto a actos de violencia íntima, y eso le ha granjeado un público cada vez mayor.

Las malas, traducida por Kit Maude y publicada en inglés en 2022, cuenta la historia de “una caravana de travestis” que ejercen el trabajo sexual en un parque de Córdoba. Ganó premios en México, España y Francia, ha sido traducida a 21 idiomas y está siendo adaptada al cine, con producción y dirección del cineasta argentino, ganador del Oscar, Armando Bó. El rodaje está previsto para 2025.

Su siguiente novela, Tesis sobre una domesticación, cuya publicación en inglés por Riverhead Books está prevista para la primavera de 2026, trata de una actriz que había trabajado como prostituta en una agencia que ofrecía “el mejor catálogo de acompañantes travesti”. Se casa con un hombre gay y juntos adoptan un niño.

El libro ha sido adaptado a una película que se estrenará a finales de este año, protagonizada por Sosa Villada y coproducida por La Corriente del Golfo, la productora de los actores Gael García Bernal y Diego Luna.

Su libro más reciente publicado en inglés es una colección de relatos cortos, Soy una tonta por quererte. Fue traducido por Kit Maude y publicado en mayo por Other Press.

Nacida en 1982, Sosa Villada procede del flanco oriental de la provincia de Córdoba, y sus primeros años estuvieron signados por un terreno áspero y escarpado que a veces resultaba amenazador, según cuenta. Se desplazaba mucho con sus padres en busca de trabajo.

A menudo vivían en casas antiguas sin electricidad, agua potable ni cañerías. Pero las puestas de sol, dijo, “eran eternas”.

Cuando tenía unos 10 años, la familia se instaló en Mina Clavero, una ciudad de 18.000 habitantes ubicada en un valle. Construyeron su casa con sus propias manos. Las imponentes montañas que los rodeaban creaban la percepción de un muro impenetrable, y, cuando era niña, Sosa Villada imaginaba el día en que pudiera cruzar al otro lado.

“Debe haber otra cosa”, recuerda haber pensado. Ese deseo se vio impulsado por el tormento que experimentó cuando empezó a aventurarse, a los 13 o 14 años, como mujer. La insultaban, la escupían y a menudo tenía que huir a casa bajo una lluvia de piedras.

Al principio, sus padres la rechazaron, contó. Su padre le advirtió de que acabaría muerta en una zanja (desde entonces se han reconciliado).

A los 18 años, Sosa Villada se trasladó a Córdoba para estudiar comunicación y teatro. Para pagar sus facturas, empezó a trabajar como prostituta, y a veces tuvo encuentros aterradores. Dijo que una vez fue asfixiada por unos clientes que le robaron lo poco que tenía.

Esa experiencia se describe en un relato corto que ella califica como el más autobiográfico que ha escrito. En ese cuento, los padres acuden a un templo para suplicar ayuda para que su hija pueda encontrar un empleo mejor fuera del trabajo sexual. Más tarde, la hija debuta en una obra de teatro, que se convierte en un gran éxito.

El argumento está sacado de su propia experiencia: tres meses después de la visita de sus padres al templo, Sosa Villada actuó en Córdoba en una obra de teatro de su autoría centrada en su vida. Su éxito contribuyó a lanzar su carrera.

Su identidad y su trabajo, dijo, hacen que a menudo se sienta como una espía a la que se le ha concedido una ventana a mundos y facetas que de otro modo la gente mantendría ocultos. Contó la historia de un antiguo cliente, quien en sus encuentros sexuales le pedía que actuara como si fuera su hija. Años después, veía a ese hombre paseando por la ciudad, con su mujer y sus hijos. Ese tipo de acceso influyó en su escritura, dijo.

“No sé si en la vida real sirva que no te vean. Pero en términos del lenguaje, en términos de la literatura, en términos de la palabra, es un privilegio, porque ves cierta condición humana a la que no le importa ocultarse”.

Paola Lucantis, editora argentina que supervisó dos de los libros de Sosa Villada, dijo que su escritura “logró evidenciar ciertas heridas de la humanidad, de la sociabilidad, de la sexualidad, del amor, de la soledad, que las logra universalizar a través de su experiencia”.

Y añadió: “Camila siempre está mirando un poquito más allá de lo que el resto de los humanos podemos ir viendo”.

Sandra Pareja, agente de Sosa Villada, conoció su obra a través de amigos argentinos y recordó que se sintió conmovida por la variedad de su propuesta artística. A pesar de su éxito, Pareja dijo que ha sido un reto lograr que Sosa Villada no sea encasillada y que se respete su complejidad como escritora.

Los espacios literarios internacionales son muy exclusivos, dijo Pareja, quien recientemente acompañó a Sosa Villada en una gira por cuatro países europeos para promocionar Tesis sobre una domesticación. “Solo tienen espacio mental para un escritor en español” a la vez, dijo.

Sosa Villada, dijo, ha sido capaz de “romper tanto hielo” en ese sentido.

“La humanidad y la compasión que transmite su literatura”, dijo, “permite que su obra conecte tanto con la gente de la comunidad como con la gente de fuera de la comunidad. Creo que realmente hace que la gente sienta algo que antes no sentiría, que empatice de una forma que antes nunca lo haría”.

La propia experiencia de Sosa Villada interpretando el papel protagonista en la próxima película basada en su libro Tesis sobre una domesticación le abrió un mundo nuevo, dijo.

Esa historia, en la que interpreta a un personaje basado en ella misma, sirve como advertencia de lo que puede ocurrir si uno se pierde en el éxito, dijo, convirtiéndose en “algo que no se cansa de devorar”.

Disfruta con el proceso de escritura, dijo, y da crédito a sus editores por permitir que su prosa brille: “Es mejor tener una editora que tener un novio”. Pero nunca tuvo un interés especial en ser publicada.

Lo que hizo, lo que sigue haciendo, dijo, “es para mí”.

c. 2024 The New York Times Company