¿Suecia tiene la clave para que Europa vuelva a ser competitiva?

Una plaza de Estocolmo. Suecia tiene una lista de empresas emergentes de alta tecnología como Skype y King Digital Entertainment, el creador de Candy Crush. (Loulou d
Una plaza de Estocolmo. Suecia tiene una lista de empresas emergentes de alta tecnología como Skype y King Digital Entertainment, el creador de Candy Crush. (Loulou d'Aki/The New York Times)

El país cuenta con una lista de empresas emergentes de más de 1000 millones de dólares y podría ser un modelo a seguir cuando la Unión Europea reformule sus políticas de crecimiento.

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En muchos sentidos, la economía sueca ha sufrido las mismas tribulaciones que el resto de Europa: recientes episodios de aplastante inflación y recesión, y ahora la perspectiva de un escaso crecimiento en un mundo dividido por conflictos geopolíticos y económicos.

No obstante, el país nórdico cuenta con una nómina de emprendedores de alta tecnología que es la envidia de sus vecinos. Spotify y Skype son marcas reconocidas en todo el mundo. Klarna, una empresa de tecnología financiera, y King Digital Entertainment, el creador del videojuego Candy Crush, son otros ejemplos de potencias tecnológicas nacionales.

“Tienen algo —sobre todo en el sector tecnológico— que otros países europeos no tienen en la misma medida”, dijo Jacob Kirkegaard, investigador del German Marshall Fund.

Esta trayectoria empresarial ha suscitado una renovada atención en un momento en el que aumenta la preocupación por la capacidad de Europa para competir con los avances estadounidenses y chinos en alta tecnología.

Vestíbulo de la empresa de tecnología financiera Klarna en Estocolmo. El fundador de la empresa reconoce que la red de seguridad sueca ayudó a su familia cuando él era un niño. (Loulou d
Vestíbulo de la empresa de tecnología financiera Klarna en Estocolmo. El fundador de la empresa reconoce que la red de seguridad sueca ayudó a su familia cuando él era un niño. (Loulou d'Aki/The New York Times)

Estados Unidos ha originado una generación de empresas como Google, Meta y Amazon, mientras que la escena tecnológica china floreció con firmas como Alibaba, Huawei y ByteDance, propietaria de TikTok..

Europa, por supuesto, tiene sus propios gigantes tecnológicos, como la holandesa ASML, líder mundial en el sector de los semiconductores. Pero en conjunto, el continente se considera más un espectador que un innovador, más conocido por su agresiva regulación de las empresas tecnológicas extranjeras que por crear sus propias compañías.

El impacto económico del retraso es considerable, pero también tiene importantes implicaciones sociales. A los responsables europeos de la política les preocupa el efecto a largo plazo de depender de compañías extranjeras para la comunicación, las redes sociales, las compras y el ocio, en vez de depender de empresas con lo que se conoce como “valores europeos”.

Esos valores incluyen un mayor aprecio por la protección de la privacidad, la prevención de la difusión de discursos que inciten al odio y el mantenimiento de fuertes protecciones laborales y un mejor equilibrio entre la vida laboral y personal.

Los detractores de las políticas tecnológicas europeas se quejan de un menor acceso al capital riesgo y de una aversión cultural a la asunción de riesgos. A menudo, los trabajadores tecnológicos europeos se han trasladado a Estados Unidos en vez de crear empresas en su país.

Pero Suecia tiene una experiencia distinta. Ha producido más unicornios tecnológicos —empresas emergentes valoradas en más de 1000 millones de dólares— per cápita que cualquier otro país de Europa, después de la pequeña Estonia, según un informe sobre tecnología europea elaborado por Atomico, una empresa de inversiones. Y ocupa el cuarto lugar en número de unicornios, por detrás del Reino Unido, Alemania y Francia, países cuya población es entre seis y nueve veces mayor.

Mario Draghi, expresidente del Banco Central Europeo quien analizó la “crisis de competitividad” en la Unión Europea, señaló recientemente a Suecia como un ejemplo a seguir. Su sector tecnológico es dos veces más productivo que la media de la Unión Europea y ofrece sólidos programas sociales, señaló.

En las entrevistas, una decena de empresarios, inversores y economistas coincidieron en que un ingrediente del éxito sueco fueron las iniciativas de los años 90 que dieron a una amplia franja de la población acceso a ordenadores personales y banda ancha. En aquella época, la mayoría de la gente se estaba acostumbrando al chirrido de los módems de acceso telefónico.

Fredrick Cassel, socio de Creandum, una empresa de capital riesgo que invirtió en Spotify y Klarna, dijo que su capacidad para utilizar internet en casa lo encaminó hacia la inversión en tecnología.

Cassel, de 50 años, dijo que el impulso para instalar un computador en cada hogar y crear conectividad dio a Suecia la ventaja de producir una “generación de ingenieros”. “No creo que eso ocurra sin esas dos infraestructuras”, afirmó.

El empresario tecnológico sueco Hjalmar Nilsonne tuvo una experiencia similar. Recuerda que en 1998, cuando tenía 10 años, le regalaron su propio ordenador HP Pentium II: “Eso me cambió la vida al iniciarme en la programación e internet”.

Nilsonne, quien fundó y más tarde vendió Watty, cofundó recientemente una empresa emergente llamada Neko Health con Daniel Ek, fundador y director ejecutivo de Spotify.

”Él tenía exactamente la misma historia que yo”, dijo Nilsonne de su socio en Neko. “Empezamos a jugar con las computadoras. Aprendimos a crear sitios web. Empezamos a vender sitios web a amigos y familiares cuando éramos adolescentes. Y todo eso fue posible porque tuvimos un acceso muy temprano a internet”.

Los analistas también se refieren a la tradición en Suecia de inversión pública y privada en investigación y desarrollo, que actualmente asciende al 3,4 por ciento de la producción total, uno de los porcentajes más altos de Europa. También existía una profunda reserva de activos procedentes de fundaciones familiares como Wallenberg e Ikea, así como un sistema de pensiones controlado por el gobierno que sirvieron como fuentes locales de capital riesgo inicial en la pequeña nación.

Las empresas suecas siempre se han visto obligadas a buscar clientes afuera del país, cuya población es de solo 10 millones de habitantes, dijo Asa Zetterberg, directora ejecutiva de TechSverige, una organización comercial.

Según Zetterberg, eso ha hecho que las empresas emergentes y las industrias tengan que “ser competitivas en la economía global”.

La mitad del producto interno bruto del país procede de las exportaciones, y el sector tecnológico representó el 11 por ciento de las exportaciones totales en 2022.

Niklas Zennstrom, uno de los fundadores de Skype, quien ahora es el director ejecutivo de Atomico, dijo que las empresas emergentes podían obtener financiación inicial, pero que les resultaba mucho más difícil conseguir financiación para la expansión en Europa en comparación con sus homólogas en Estados Unidos.

La presión en favor de una mayor financiación se produce en un momento en que los gobiernos de todo el mundo se esfuerzan más por dirigir el desarrollo económico. Estados Unidos ha incrementado el gasto en semiconductores, energías alternativas y vehículos eléctricos en cientos de miles de millones de dólares para competir de manera más agresiva con China.

Las leyes firmadas por el presidente Joe Biden hacían hincapié en las subvenciones, las garantías de préstamos y los incentivos fiscales para las empresas que invirtieran en la transición ecológica y la tecnología avanzada.

Las políticas de Biden también hacían concesiones a las ayudas sociales, como exigir a los fabricantes de chips que reciben subvenciones que proporcionen guarderías a precios asequibles. Pero la atención se centra en los aspectos prácticos industriales y tecnológicos.

Los fundadores e inversionistas suecos señalaron repetidamente el papel crucial que desempeña la amplia red de seguridad social del país a la hora de animar a los empresarios a experimentar y asumir riesgos, a pesar de los elevados impuestos que hay que pagar para financiar los programas.

Un “sistema de bienestar social” eficaz es la mejor manera que tiene el gobierno sueco de fomentar el espíritu empresarial y la innovación, dijo Cassel en Creandum.

Educación gratuita, sanidad gratuita, guarderías gratuitas. “Puedes permitirte asumir riesgos, no te quedarás en la calle” si fracasas, dijo.

Sebastian Siemiatkowski, fundador de Klarna, también alabó la red de seguridad sueca.

Dijo que sus padres inmigrantes solían estar desempleados cuando él era niño. Sin embargo, pudo recibir atención sanitaria, asistir a las mejores escuelas y tener una computadora en casa desde muy pronto “sin tener nada de dinero”.

Suecia (junto con Bélgica) gasta más en educación como porcentaje del producto interno bruto que cualquier otro miembro de la Unión Europea.

Siemiatkowski señaló que Suecia también está muy por delante de Estados Unidos en igualdad de oportunidades. El país ocupó el cuarto lugar en el índice de movilidad social del Foro Económico Mundial en 2020, el último disponible. Estados Unidos ocupa el puesto 27.

En su opinión, esa es una razón importante por la que Suecia “está por encima de su tamaño”.

Adam Satariano colaboró con la reportería.


Patricia Cohen
escribe sobre economía mundial y está radicada en Londres. Más de Patricia Cohen

Adam Satariano colaboró con la reportería.

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