Sólo en México: América pasa a la final y su afición los abuchea por perder un partido que no servía de nada

América perdió ante San Luis, pero avanzó sin apuros a la final. (Manuel Velásquez/Getty Images)
América perdió ante San Luis, pero avanzó sin apuros a la final. (Manuel Velásquez/Getty Images)

América pasó a su primera final en cuatro años. La última había sido en el Apertura 2019 contra Rayados de Monterrey. Sin embargo, la derrota de 2-0 ante Atlético San Luis disgustó a los aficionados de Las Águilas. No había duda: tenían el pase a la final después de haber ganado 5-0 en el partido de Ida. Fue por ese motivo que André Jardine decidió darle descanso al plantel estelar. Nunca estuvo en riesgo la clasificación americanista.

Y, en ese sentido, le han sacado una ventaja a Tigres para la final: sus jugadores llegarán con reposo, tras el descanso del sábado, a diferencia de los regiomontanos, que debieron emplearse a fondo para superar a Pumas en la otra llave —cualquier equipo firmaría golear en la Ida y sobrellevar la ventaja en la Vuelta—. Pero eso no le importó a la afición águila, que reprochó la exhibición sabatina de manera ridícula.

Es de sobra conocido que el América recibe una exigencia que no tiene ningún otro equipo en México. Pero, en muchas ocasiones, esa exigencia se ve desvirtuada. Se cae en la crítica sin sentido. Y este es un claro ejemplo. Perdieron porque no jugaron todos los titulares. Porque ya estaban calificados y convenía no correr riesgos. Este América sólo ha perdido dos partidos en el torneo: el último ante San Luis y contra Juárez en el comienzo del semestre.

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El torneo regular fue una maravilla para ellos: mejor equipo en todos los rubros, ataque y defensa, líder indiscutido con holgada diferencia (siete puntos sobre Monterrey, segundo lugar). En la Liguilla no han tenido oposición tampoco. Superaron a León, un equipo de cuidado, y aplastaron a San Luis en el primer partido de Semifinales. Por eso podían darse el lujo de cuidar jugadores para la revancha. Y, de nuevo hay que decirlo, están en una final tras cuatro años de espera.

¿Es esa una manera de alentar a los jugadores con una final en puerta? Es la exigencia mal entendida, en la que no importa la estrategia, el cálculo. No se puede aspirar al campeonato de manera salvaje, como si todos los partidos debieran jugarse al límite de las capacidades. Hay cotejos que no lo ameritan, que sirven como escaparate. Es una realidad que no muchos están dispuestos a aceptar: existen partidos diseñados para no jugarse al 100%.

Jardine supo sortear el rechazo y manejó el reproche de manera impecable, sin acercarse en lo más mínimo a la confrontación. "Agradecer a la afición porque es exigente. En los equipos grandes es así. Es un partido que no nos salió bien porque no es fácil jugar con San Luis, un conjunto muy fuerte, con un trabajo de continuidad y nosotros planeamos el juego cuidando las piernas y llegar lo más fuerte posible (a la final). Fue un riesgo calculado, una mala noche pero al final con el objetivo logrado que es estar en la final", valoró en conferencia de prensa.

El director técnico azulcrema sabía lo que era mejor para el equipo. No lo hizo por negar espectáculo. No lo hizo para sabotearse. Tampoco para traicionar la impronta americanista de perseguir la excelencia. Buscó una ventaja para el siguiente partido, porque eso hacen los buenos estrategas: identificar la forma de ir un paso adelante. Nada importará si el América queda campeón. Pero si no, todo volverá a este punto: un entrenador que no supo honrar el legado americanista y que fabricó la derrota con su actitud conformista ante San Luis. Esa es la vara con la que se miden las cosas en Coapa. Nadie perdona, aunque sean cosas sin trascendencia.

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