Un simbólico espacio en Río busca evitar que se repita el holocausto nazista

Río de Janeiro, 19 ene (EFE).- "La orden era matar a los judíos", narra con dolor Michael Stivelman, un sobreviviente del Holocausto que tras el fin de la Segunda Guerra Mundial se estableció en Brasil y cuyo testimonio forma parte del Memorial a las Víctimas del Holocausto que este jueves abrió sus puertas al público en Río de Janeiro.

Stivelman, hoy con 94 años de edad, logró escapar con su madre de una de las 'marchas de la muerte', en las que los judíos fallecían de frío, agotamiento o hambre caminando en kilométricas filas bajo las órdenes del ejército nazi.

Su historia está narrada en un panel interactivo de la exposición que integra el monumento conmemorativo a las víctimas del genocidio nazi en esta ciudad brasileña, que busca mantener viva la memoria del Holocausto para que no se repitan esas atrocidades, a partir de una emotiva muestra inmersiva que evidencia lo que la intolerancia y los prejuicios pueden ocasionar.

El espacio ofrece una reflexión sobre la importancia de los derechos humanos, la democracia, la justicia, la tolerancia, la libertad, el respeto a la diversidad y el pluralismo como valores y principios éticos fundamentales del ser humano.

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Por eso, el monumento no solo rinde homenaje a los judíos sino también a gitanos, personas con discapacidades físicas y mentales, miembros de la comunidad LGBTQIA+, testigos de Jeová y masones, todos víctimas del nazismo.

"Queremos transmitir valores, la empatía, la importancia de la coexistencia; la importancia de estar juntos y respetarnos unos a otros", aseguró a EFE Alberto Klein, presidente de la Asociación Cultural Memorial del Holocausto.

UN ESPACIO LLENO DE SIMBOLISMOS

Ubicado en el Parque Yitzak Rabin del barrio Botafogo, en la zona sur de Río, el monumento conmemorativo se divide en una parte externa, donde se levanta un obelisco de unos 20 metros de altura y el subsuelo del mismo, donde se encuentra la exposición.

El obelisco ideado por el arquitecto André Orioli está dividido en bloques que representan los Diez Mandamientos, con un espacio vacío donde aparece el "No matarás" y que fue ubicado en la base para resaltar su importancia sobre los demás.

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Exactamente bajo el obelisco, una llama digital se integra al monumento para representar la vida y dar la bienvenida a la exposición.

La muestra envuelve al público en un recorrido circular e inmersivo que muestra el antes, el durante y el después del Holocausto, a través de un sinnúmero de imágenes que son acompañadas por audios, sonidos y reportajes a los que se puede acceder de forma interactiva.

Según Alfredo Tolmasquim, coordinador del Comité de Curaduría del Memorial, la exposición busca hablar del Holocausto a partir de la mirada de las víctimas y por eso esta dividida en tres módulos.

"La vida antes del holocausto, porque la vida de ellos no comenzó con el Holocausto ellos tuvieron una vida normal, simple o compleja; después tenemos un módulo que habla sobre el período en sí del Holocausto, comenzando desde la ascensión del nazismo hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial, y un tercero que muestra cómo las víctimas reconstruyeron sus vidas", explicó a EFE.

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"Nuestra idea no es que el visitante se sienta en el lugar de la víctima sino que haya una relación, una empatía con ella", agregó.

VÍCTIMAS

Se calcula que entre 20.000 y 25.000 víctimas llegaron a Brasil tras finalizar la guerra. De ese total se cree que unos 10.000 se establecieron en Río de Janeiro, aunque varios ya no viven en la ciudad.

Además de la historia de Stivelman, en la muestra del Memorial se puede encontrar la experiencia de la princesa Maria Karoline, bisnieta de Pedro II, emperador de Brasil, quien murió en la cámara de gas por tener discapacidad.

Asimismo la del joven Mordechai Anielewicz que, con 24 años, lideró la resistencia en el gueto de Varsovia, o la de Lote Hahm, que tenía un club de lesbianas en Berlín y que junto con su compañera judía lograron sobrevivir al genocidio nazi y abrir un nuevo club en la capital alemana.

La exposición también incluye las vidas de personalidades como Ana Frank, Sigmund Freud y Primo Levi, entre otros.

María Angélica Troncoso

(c) Agencia EFE